Los microorganismos pueden viajar largas distancias en la troposfera, la capa de la atmósfera que está en contacto con la superficie de la Tierra. Así lo demuestra un nuevo estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) que, al analizar muestras de aire tomadas a altitudes de hasta 3.000 metros sobre Japón, ha detectado la presencia de una amplia gama de bacterias y hongos viables que procedían de áreas situadas a más de 2.000 kilómetros de distancia.
El equipo de investigación del centro catalán identificó más de 266 géneros de hongos y 305 géneros de bacterias, algunos de ellos potencialmente patógenos para los seres humanos, otros animales o plantas. Por ejemplo, se identificaron especies bacterianas como Escherichia coli, Serratia marcescens, Clostridium difficile, Clostridium botulinum, Haemophillus parainfluenzae, Acinetobacter baumannii y varias especies de Staphylococcus, así como hongos de géneros como Candida, Cladosporium y Malassezia, capaces de causar enfermedades en individuos susceptibles e inmunodeprimidos.
Los investigadores llevaron a cabo 10 estudios aéreos entre 1.000 y 3.000 metros por encima de Japón, partiendo del aeropuerto de Chofu, cerca de Tokio. Todos los muestreos se diseñaron siguiendo las corrientes de viento procedentes de Asia continental.
"La dispersión de masas de aire es un proceso físico que puede ocurrir en muchas partes del mundo, y la composición de estas masas siempre dependerá de su origen. En zonas como el nordeste de Asia, en invierno se establece un puente atmosférico de aire que eleva las partículas en Asia debido a un fuerte anticiclón que se establece allí en invierno, elevando el aire y succionando las partículas de superficie. Estas luego caen a la superficie 2.000 km lejos del origen, por deposición seca o en forma de lluvia", explica Sofya Podzniakova, co-primera autora del estudio e investigadora del centro impulsado por la Caixa.
En total, se analizaron 22 muestras de filtros de aerosol recogidas durante dos periodos (febrero y abril de 2014).
La detección en estos aerosoles de determinados elementos químicos como el sulfato de zinc y el potasio, utilizados habitualmente en fertilizantes y pesticidas, pusieron a los investigadores sobre la pista de un origen agrícola de los aerosoles, relacionados con la agricultura intensiva del cereal en el Noroeste de China.
"Estos compuestos tienen un origen terrestre y, además, se sabe que algunos de ellos forman parte de componentes usados en la biorremediación, pesticidas y fertilizantes utilizados en zonas agrícolas", explica Podzniakova, quien aclara que "inicialmente, este estudio era parte de un proyecto más amplio cuyo enfoque principal era la identificación del agente etiológico de una vasculitis pediátrica muy común en Japón, conocida como la enfermedad de Kawasaki".
"Investigaciones previas habían sugerido que el agente causante de esta enfermedad podría estar en el aire y provenir de áreas específicas de China y la enfermedad además cursaba -según pediatras e inmunólogos- por vía respiratoria. Eso nos llevó indefectiblemente a planificar el muestreo de las masas de aire. Por lo tanto, comenzamos a estudiar el microbioma del aire en estas regiones, aunque similares dispersiones se producen en otras partes distantes del planeta y la difusión de microorganismos es muy posible que se dé igualmente", señala.
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