La alopecia o pérdida de pelo es una condición que afecta a personas, hombres y mujeres, de todo el mundo. En el caso de los varones, y dependiendo de las zonas geográficas, estudios epidemiológicos y observacionales han calculado que a partir de los 25 años uno de cada cuatro varones empieza a perder pelo. En la vejez, la cifra puede aumentar hasta el 98%. Aunque las mujeres también sufren de alopecia, la incidencia en este grupo no es tan llamativa a pesar de que en los últimos años sí se ha observado un repunte de algunos tipos, como ocurre en el caso la alopecia frontal fibrosante (AFF), por ejemplo, tal y como apuntan los expertos.
Factores genéticos, hormonales, relacionados con patologías sistémicas e incluso psicológicos, aparecen como elementos que pueden desencadenarla, pero todavía se desconoce la causa o causas concretas de la aparición y desarrollo de una alteración que, aunque en líneas generales no entraña un riesgo grave para la salud, sí se acompaña, en muchos de los casos, de un importante impacto psicosocial para las personas que la padecen.
En España se calcula que la alopecia afecta al 70% de los varones y al 25% de las mujeres. "Se podría decir que la mitad de la población padece algún tipo de alopecia, teniendo en cuenta además un dato interesante: existen más de 100 tipos distintos -hormonales, autoinmunes, genéticas, derivadas de ciertas deficiencias, originadas por el consumo de fármacos, por enfermedades sistémicas, entre otras-. Por ello es tan importante el adecuado diagnóstico y seleccionar el mejor tratamiento", señala Sergio Vañó Galván, director de la Unidad de Tricología del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, y presidente de la Sociedad Europea de Investigación en Tricología. Necesidades que se han puesto de manifiesto durante el XII Curso Internacional de Tricología (TricoHRC), dirigido por Vañó y organizado por el Servicio de Dermatología, que dirige Pedro Jaén, especialista también ha dirigido el citado curso.
Las continuas investigaciones que se llevan a cabo en este ámbito están dando lugar a innovaciones terapéuticas cuyo objetivo es paliar al máximo las consecuencias de cada una de las variaciones de este proceso capilar.
En alopecia androgenética, se consolida el uso de minoxidil oral a dosis bajas. A juicio de Vañó, la posibilidad de disponer de este fármaco “ha sido una de las grandes revoluciones en los últimos seis años, que ya se ha consolidado como una terapia efectiva y segura en el abordaje de la alopecia androgénica, tanto en hombres como en mujeres". Relevantes son también los estudios de seguridad, en los que cardiólogos que han participado en esta reunión han dado su visión sobre la seguridad de este fármaco en el ámbito cardiológico.
"Se trata de un fármaco seguro pero, como a dosis altas se utilizaba para tratar la hipertensión se estaba alerta por si pudiera producir bajada de tensión sanguínea. Sin embargo, como la dosis que se usa en este ámbito es muy baja, este potencial efecto adverso es muy poco frecuente, "incluso en personas que están en tratamiento con antihipertensivos", según los trabajos llevados a cabo y presentados en este encuentro internacional.
Clínicamente, la seguridad y efectividad de esta estrategia con minoxidil oral se traduce en que “se tolera bien y es efectiva porque consigue engrosar el pelo, de forma que mejora la densidad capilar". Esta terapia debe mantenerse a largo plazo. "En tricología, todos los tratamientos, en principio, se deben mantener durante largo tiempo".
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