El Proyecto GIMAFH salió a la luz gracias a un Premio a la Innovación Social: Farmacéuticos y ODS, otorgado por el Consejo General de COF el pasado mes de junio. Ahora acaba de de recibir también, bajo el nombre The Green Breathe Project, otro importante galardón al proyecto sostenible del año en Europa (2025 European sustainable healthcare awards: Sustainable Project of the Year Award), por la asociación internacional Healthcare without Harm.
Eso sí, antes de los premios, ya estaba publicado en forma de estudio, en The British Jornal of Hospital Pharmacy (BMJ), con el título The environmental impact of inhalers: a framework for sustainable prescription practices in Spain.
🏆🌍 El programa de reciclatge d’inhaladors de #SantPau rep el European Sustainable Healthcare Award 2025!⁰
El Dr. Noé Garin, del Servei de Farmàcia, ha estat reconegut amb dos premis internacionals pel projecte GREEN BREATH, que impulsa una farmàcia més sostenible dins del… pic.twitter.com/VKXgrNJVdZ— Sant Pau - Campus Salut Barcelona (@HospitalSantPau) July 5, 2025
Noé Garín, farmacéutico del Hospital de la Santa Cruz y Sant Pau, es uno de los responsables del proyecto, y desgrana su importancia, que ha cautivado también al Ministerio de Sanidad. No en vano, incluyó su base de datos sobre todos los inhaladores comercializados en España, con la huella de carbono que generan, en su documento Prescripción sostenible de inhaladores, publicado en febrero. Estos inhaladores son broncodilatadores (SABA, SAMA, LABA, LAMA) y corticoides inhalados (GCI).
"Los inhaladores son indispensables, pero tienen un impacto ambiental muy importante" (Noé Garín)
En España se utilizan más de 5 millones de inhaladores cada año. "Su aparición fue una revolución para el tratamiento de las patologías respiratorias. Hoy en día sabemos que son indispensables, pero a la vez sabemos que tienen un impacto ambiental muy importante". Así lo explicó Garín en su defensa del proyecto antes de recibir el premio del Consejo.
Tanto es así que, según sus cálculos, un cambio en el 10% de inhaladores presurizados (pMDI), los que más contaminan, por inhaladores de polvo seco podrían reducir las emisiones de CO2 en unas 40.000 toneladas al año (664 kilos por persona). Y una transición del 50% reduciría hasta 200.000 toneladas: "Esto no se puede hacer de un día para otro, pero hay mucho margen de ahorro de CO2 ", puntualiza Garín.
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