Ante los complicados meses de otoño e invierno que se avecinan en atención primaria, los pediatras abogan por establecer de forma estructural dos circuitos diferenciados de atención en los centros de salud: uno para los casos con sospecha de coronavirus y otro para los menores sin esa sospecha. Lo que se estableció como una medida urgente en los momentos álgidos de la pandemia debería generalizarse, según los pediatras, de octubre a febrero, para evitar posibles contagios de Covid-19 entre los niños sanos que acudan a las consultas.
Esta propuesta forma parte del paquete de medidas que ha reunido la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap) en un documento sobre la organización de las consultas de Pediatría de atención primaria para la temporada de otoño-invierno, dirigido a las administraciones y gestores sanitarios de todas las autonomías.
La Apepap ha elaborado un documento dirigido a administraciones y gestores
La Aepap recuerda que entre los meses de octubre a febrero proliferan, además de cuadros catarrales, dos infeciones muy prevalentes: la bronquiolitis aguda, específica de la infancia, y la gripe, "que afecta a todas las edades, pero cuya máxima incidencia es en los menores de 10 años". Para ambas enfermedades, existen test rápidos de diagnóstico, similares a la PCR del coronavirus, pero hace falta que estas pruebas estén en todas las consultas para facilitar un diagnóstico rápido.
Según Concepción Sánchez Pina, presidenta de la Aepap, durante los meses de verano las consultas pediátricas han realizado un "importante esfuerzo" por retomar todas las actividades preventivas y de promoción de la salud, y para seguir en esa línea, la primera premisa, según ella, es garantizar la seguridad de los pacientes y profesionales en los centros de salud. De ahí, el doble circuito permanente que reclama la Aepap para los próximos meses.
Reclama al menos 10 minutos para ponerse y quitarse el EPI, "y hacerlo con calma"
La generalización de esta iniciativa permitiría, entre otras cosas, según el documento de la Aepap, dotar a los profesionales de "tiempo suficiente para ponerse y quitarse el complejo equipo de protección individual (EPI), y hacerlo con calma para evitar errores". La Asociación reclama un tiempo mínimo de 10 minutos antes y después de usarlo. Además, si la organización de estos circuitos asistenciales separados tiene lugar en franjas horarias diferenciadas, "se evitarían varios cambios de EPI a lo largo de la jornada".
Los circuitos con sospecha de Covid-19 deberían incluir, además, "lavabos cercanos independientes para los profesionales, a ser posible, dentro de la misma consulta"; un reforzamiento del servicio de limpieza, "para la desinfección de las consultas tras la atención médica a casos sospechosos de infección por Covid, y salas de espera separadas para niños con cuadros respiratorios y febriles con respecto al resto de las consultas.
Al margen del doble circuito, la Aepap aboga por que el primer contacto de los pacientes con el centro de salud sea telefónico, "para poder indicarles a los padres en qué momento y zona del centro de salud se les va a atender, proteger así a los niños y a sus acompañantes y optimizar los recursos".
Para ello, habría que aumentar las líneas telefónicas existentes, desarrollar sistemas informáticos "para realizar videoconferencias que cumplan con la Ley de Protección de Datos" y complementar las llamadas con "una plataforma para el intercambio seguro de información sensible".
¿Y los profesionales?
Y para hacer todo eso con eficacia, rapidez y plenas garantías hace falta, claro, personal, uno de los eternos caballos de batalla de las sociedades de Pediatría.
Para ello, la Aepap reclama un reforzamiento de las plantillas en los centros de salud, entre otras cosas, para "incrementar la capacidad de realización de las pruebas diagnósticas, hacer llamadas telefónicas para comunicar los resultados y poder realizar la búsqueda de contactos con celeridad".
Organizar la atención y pagar las horas extra, alternativas a la falta de pediatras
Y si no hay profesionales suficientes -como ya se temen que aleguen las administraciones autonómica-, los pediatras de primaria plantean la agrupación de los horarios de atención y "valorar la posibilidad" de abonar las horas extras a los profesionales, "para incrementar la dotación de personal del circuito respiratorio fuera de sus horarios asistenciales". En definitiva, que a los que haya se les paguen las horas que trabajan.
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