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domingo, 14 de febrero de 2021

Hay besos y besos

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Dom, 14/02/2021 - 09:06
Al pan, pan...
beso
'El beso' (1907-1908), de Gustav Klimt.

Corazones, rosas, bombones y besos forman parte de la parafernalia habitual en el relamido Día de los Enamorados. Besos: hay besos afectuosos, amargos, apasionados, apretados, ardientes, brutales, castos, clandestinos, discretos, dulces, encantadores, finos, fríos, fugaces, furtivos, húmedos, impúdicos, incompletos, intensos, largos, maternales, negros, otorgados, perfectos, perfumados, puros, rápidos, rectos, reiterados, robados, románticos, sabrosos, temblorosos, tiernos, tímidos, traidores, traviesos, virtuales, volados...

Si me dicen «beso y pintura», pienso de inmediato en El beso de Gustav Klimt, que se expone en la Galería Belvedere Viena. Pero si me dicen «beso y música», lo primero que se me viene a las mientes es el pasodoble homónimo de la revista musical La estrella de Egipto (1947), con letra de Adrián Ortega, música de Fernando Moraleda y seductora voz de la hispanoargentina Celia Gámez:

En España, bendita tierra,
donde puso su trono el amor;
solo en ella el beso encierra
armonía, sentido y valor.

La española cuando besa
es que besa de verdad,
y a ninguna le interesa
besar por frivolidad.

El beso, el beso,
el beso en España
se da si se quiere,
con él no se engaña.

Me puede usted besar en la mano,
me puede dar un beso de hermano,
así me besará cuando quiera;
pero un beso de amor
no se lo doy a cualquiera.

Beso en la frente (gesto de ternura), beso en la mano (señal de respeto), beso en la mejilla (signo de afecto), beso de hermano (vínculo fraterno), beso de amor (unión carnal de dos almas)… ¿No les parece que usar una misma palabra para conceptos tan distintos es una clara limitación expresiva de nuestra lengua?

No tenían este problema nuestros tataratrastatarabuelos, que en la antigua Roma usaban tres palabras bien distintas: oscŭlum (diminutivo de os, oris, boca; es decir, algo así como ‘boquita’) expresaba el beso en la mejilla, propio de la relación cordial entre amigos, o entre padres e hijos; basium, el beso de amor en los labios; y suavium, savium, savolium o saviolum, el beso apasionado y profundo, con lengua.

En el siglo IV, por ejemplo, el gramático Elio Donato, en sus comentarios a la comedia El eunuco de Terencio, se expresa en los siguientes términos: «oscula officiorum sunt, basia pudicorum affectuum, savia libidinum vel amorum». Imposible de traducir para nosotros, claro, si no echamos mano de los propios términos latinos: «los oscula son besos de cortesía; los basia, de afecto pudoroso; y los savia, de lujuria o amor carnal».

Fernando A. Navarro

Beso en la frente, beso en la mano, beso en la mejilla, beso de hermano, beso de amor… ¿No les parece que usar una misma palabra para conceptos tan distintos es una clara limitación expresiva de nuestra lengua? Off Fernando A. Navarro Off

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