Algunos estudios ya habían registrado muertes por ingestión de metanol en la creencia de que preservaba del SARS-CoV-2. También se ha informado de intoxicaciones de niños por tomar accidentalmente geles hidroalcohólicos o desinfectantes. En el número de este mes de European Journal of Neurology, el equipo de neurología que dirige Juan Carlos García Moncó en el Hospital de Basurto, en Bilbao, describe el caso de una mujer de 56 años con un historial de cuatro semanas de insomnio, deterioro cognitivo y parkinsonismo, sin antecedentes clínicos relevantes previos a este cuadro.
Su hijo relató un historial de cuatro semanas de dificultades progresivas en sus actividades diarias, torpeza al hablar, indiferencia emocional con pérdida de iniciativa, insomnio, visión borrosa y lentitud, problemas que le obligaron a dejar su trabajo como dependienta. Desde hacía tres meses presentaba dolor de garganta y tos leve.
El examen físico mostró disfunción ejecutiva, apatía, hipomimia e hipofonía, así como bradicinesia simétrica bilateral; también presentaba reflejo anormal del tronco con pronunciada retropulsión e incapacidad para caminar por congelación y bloqueo severo de la marcha. Padecía de disfagia líquida y sólida.
La resonancia magnética cerebral mostró hiperintensidad bilateral en T2 tanto del globo pálido como de la sustancia blanca profunda y los hemisferios cerebelosos. Los potenciales evocados visuales mostraron una respuesta tardía bilateral. La química sanguínea, los parámetros hematológicos y el pH eran normales, al igual que los anticuerpos paraneoplásicos y autoinmunes. Los niveles sanguíneos de etanol, metanol y carboxihemoglobina fueron indetectables. La broncoscopia mostró irritación de la mucosa faríngea, y el electroencefalograma un enlentecimiento intermitente generalizado con actividad basal normal y sin descargas epilépticas. El test de SARS-CoV-2 fue negativo.
Encefalopatía tóxica grave
Su familia informó a la vez sobre un intenso temor por la covid-19 que le llevó al uso compulsivo de alcohol al 97% como agente de limpieza para su mascarilla durante la primera ola de la pandemia. Cuando se le acabó el producto, lo reemplazó por error con otro que contenía 75% de metanol (alcohol metilado) y que aplicaba tres veces al día en la superficie interna de su mascarilla, que usaba durante 10-12 horas diarias.
Después de dos meses de exposición repetida, comenzó con los síntomas descritos. Tras considerar otras causas menos probables como lesiones neoplásicas, degenerativas, inflamatorias, infecciosas y vasculares, los neurólogos se inclinaron por la etiología tóxico-metabólica y diagnosticaron encefalopatía tóxica grave debido a la inhalación sostenida de metanol.
Durante el ingreso, fue tratada con domperidona y levodopa sin mejoría en sus síntomas motores. Después del alta fue tratada con un agonista dopaminérgico transdérmico (rotigotina) durante tres meses, nuevamente sin beneficio clínico. A los cuatro meses de seguimiento hubo una leve mejoría de los síntomas, aunque aún necesitaba supervisión continua debido a deterioro cognitivo y parkinsonismo, no podía caminar sin ayuda y requería de una sonda nasogástrica.
Aunque la ingestión oral de metanol es la vía de intoxicación más frecuente, “es probable que se subestime la prevalencia de la intoxicación por inhalación”, escriben los médicos de Basurto. “La intoxicación en nuestro caso fue inducida por un comportamiento inadvertido motivado por un miedo extremo a contraer covid-19; a diferencia de las intoxicaciones por metanol más comunes que cursan con encefalopatía aguda y acidosis metabólica, solo presenta un síndrome neurológico retardado con parkinsonismo severo, secuela poco común. Esta presentación se explica por la baja dosis de metanol que inhalaba diariamente. Hasta que la dosis acumulada no fue lo suficientemente alta no desarrolló alteraciones neurológicas. Curiosamente, su primer síntoma fue el insomnio refractario, tal vez reflejando el papel de los ganglios basales en el control del sueño”.
Higiene compulsiva
En su informe añaden que la intoxicación por metanol muestra una predilección por la afectación bilateral del putamen con necrosis hemorrágica y lesión confluente de la sustancia blanca, lesiones cerebelosas y occipitoparietales y neuritis óptica. “Las lesiones bilaterales del globo pálido, como en nuestro paciente, se han descrito en un paciente con covid-19, pero sin evidencia de intoxicación. A pesar de la ausencia de afectación putaminal prominente, la exposición tóxica sostenida junto con los hallazgos clínico-radiológicos y la lesión de la vía visual hacen que la intoxicación por metanol sea el diagnóstico más probable”. Apuntan además la paradoja de que, si bien “la lesión de los ganglios basales puede inducir un comportamiento anormal con rasgos obsesivo-compulsivos, en esta paciente era más probable lo contrario: su acción de limpieza repetida resultó en daño tóxico de los ganglios basales”.
Aconsejan finalmente que la población debe conocer las fuentes comunes de metanol, como combustibles, limpiaparabrisas, anticongelantes, líquidos para fotocopiadoras, perfumes, pinturas y algunos desinfectantes. Y junto a ello, evitar la desinformación y el pánico que puede llevar a personas más susceptibles a conductas de riesgo.
El miedo desproporcionado a contraer la covid-19 puede conducir a prácticas peligrosas para la salud. coronavirus Off José R. Zárate Medicina Preventiva y Salud Pública Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3qIwmAw
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