No sé si han fijado en el sesgo que nos aqueja: en cuestiones de medicina, ciencia y técnica, solamente miramos lo que ocurre en el mundo occidental de corte anglosajón. Nos lamentamos, por ejemplo, de que las vacunas anticovídicas españolas marchan con mucho retraso porque el CSIC cuenta con muchos menos medios que el grupo de Oxford, y en ningún noticiero oigo comentar que, en La Habana, con menos medios aún, el Instituto Finlay de Vacunas (IFV) tiene ya muy avanzadas dos vacunas de subunidades proteínicas contra la covid-19: las vacunas Soberana 01 y Soberana 02. O llevamos oyendo hablar de las vacunas de Pfizer-BioNTech, de Moderna y de AstraZeneca hasta en la sopa, pero prácticamente nada durante meses de la primera vacuna anticovídica registrada en el mundo, el 11 de agosto de 2020: la rusa Sputnik V, vacuna de vectores adenovíricos humanos usada de forma masiva en países tan distintos y distantes como Rusia, la Argentina, Bielorrusia, los Emiratos Árabes Unidos, Hungría y Serbia.
Solamente ahora, tras publicarse anteayer en la revista británica The Lancet los resultados preliminares de un ensayo clínico con resultados espectaculares de eficacia y tolerabilidad, empezamos a oír hablar de ella como si fuera una gran novedad. En la prensa escrita, la marca comercial Sputnik V no plantea mayor problema; en la radio y la televisión, en cambio, veo a algunos periodistas dudar entre considerar esa V final como una letra, en cuyo caso la pronuncian ‘uve’ (como cuando decimos «curva en V» o «V de la victoria», o considerarla como un número romano, en cuyo caso la pronuncian ‘cinco’ (como cuando decimos «factor V de la coagulación» o «mucopolisacaridosis de tipo V») o, más raramente, ‘quinto’ (como cuando decimos «Carlos V de Alemania» o «el grupo musical Fórmula V»).
La respuesta es sencilla: basta con preguntar al centro de investigación que ha desarrollado, patentado y comercializado la vacuna, el moscovita Национальный исследовательский центр эпидемиологии и микробиологии имени Н. Ф. Гамалеи (Instituto Gamaleya de Investigación en Epidemiología y Microbiología). Si lo hacemos, nos dirán que la marca comercial registrada originalmente es Спутник V (Sputnik V), y esa V no es ningún número romano, sino la letra latina V, inicial de vaccinus (vacuna).
Asunto resuelto, pues: la pronunciación correcta es /espútnik úve/ en España y /espútnik ve/ en América.
Fernando A. Navarro
El pasado 11 de agosto, la vacuna rusa Спутник V (Sputnik V) fue la primera vacuna anticovídica registrada en el mundo. Ahora, tras la publicación de sus espectaculares resultados en 'The Lancet', hablamos por fin de ella; pero resulta que muchos dudan a la hora de pronunciar su nombre. Off Fernando A. Navarro Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2MUd0JO
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