Julio Díaz y Cristina Linares, investigadores de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, han analizado la relación entre el ruido ambiental y la gravedad de la covid-19. Su trabajo concluye que hay una relación "estadísticamente significativa" entre el ruido ambiental y el número de casos y hospitalizaciones por covil-19. Esta relación no se encontró con los fallecimientos por esta enfermedad.
Durante los meses de febrero y marzo de 2020, se analizaron en la Comunidad de Madrid, la media de los niveles de contaminación acústica tanto diarios como el promedio en 14 días, los ingresos hospitalarias, las admisiones en UCI y la mortalidad por covid-19. Además, se controlaron las emisiones contaminantes de dióxido de nitrógeno (NO2) y de partículas PM10, y otras variables ligadas a la estacionalidad para evitar la influencia de posibles factores ajenos relacionados.
Los resultados muestran que, en el análisis univariado, el ruido se asocia a una mayor incidencia de covid-19, a más ingresos hospitalarios y en UCIs, aunque no a fallecimientos por esta enfermedad. Al incluir más de una variable, como los contaminantes NO2 o PM10, los resultados muestran que los niveles de ruido se relacionan de forma individual con la enfermedad.
El trabajo señala diferentes variables que pueden explicar esta relación del ruido y la covid-19. Una de ellas puede ser la influencia del nivel de ruido en el sistema inmunitario debido al estrés biológico que puede ocasionar, o la relación entre el estrés psicológico derivado del ruido y el empeoramiento de enfermedades cardiorrespiratorias. Otra de las hipótesis es los posibles efectos del ruido en el sistema nervioso central, la actividad muscular, la presión sanguínea, la actividad gastrointestinal y los niveles respiratorios. Además, también citan las alteraciones del sueño que puede causar el ruido, y el posible impacto de los niveles de ruido en el estrés oxidativo, un proceso celular que reduce la reacción del sistema inmunitario ante las infecciones.
Una de las limitaciones del estudio, según los propios autores, es el tiempo en el se hizo la investigación, la influencia de la definición de casos de la enfermedad al inicio de la pandemia, la dificultad a la hora de analizar el ruido de forma independiente de los niveles de la contaminación ambiental, y el hecho de que se hiciera en una zona de gran incidencia de la enfermedad, como es la Comunidad de Madrid.
Los investigadores concluyen que los niveles de ruido son un factor coadyuvante de riesgo en la incidencia y gravedad de la covid-19 durante la primera ola de la pandemia en la Comunidad de Madrid. La conclusión de este trabajo revela que el ruido es un contaminante similar a la contaminación atmosférica y debe considerarse como un problema de salud pública.
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