VIDEOP. Tiene uno la sensación de que la renovación de los estatutos es un tema recurrente en todas las elecciones presidenciales, como si no terminaran nunca de abrir ese melón . ¿Por qué le cuesta tanto a esta casa dotarse de un reglamento interno actualizado?
R. A ver, no se puede perder de vista que esta casa , organizativamente, es un tanto compleja. De entrada, hay dos estatutos, los del Consejo General, que se actualizaron en 2016, y los de la Organización Médica Colegial (OMC), que datan de 1980 y gran parte de cuyos artículos están derogados, pero algunos aún siguen en vigor. Uno de los temas que ya teníamos muy avanzado en la renovación en marcha era, precisamente, que tuviéramos un solo estatuto. Además, la renovación que hicimos en 2016 abordó temas tan importantes como la limitación de mandatos o las incompatibilidades para acceder a cargos del Consejo General, pero quedan temas pendientes tan importantes como el mecanismo de elección de la Comisión Permanente. Actualmente, sus miembros se eligen en elecciones independientes, en lugar de formar una lista única. Desde mi punto de vista, no tiene sentido que un equipo de trabajo que lleva la gestión de la casa provenga de sitios y elecciones diferentes. Y luego hay otros temas que son espinosos y que es verdad que pueden parecer un tanto recurrentes, porque surgen cada vez que vamos a elecciones, como el voto proporcional en la Asamblea, especialmente el de los colegios con más colegiados, el mecanismo de financiación de la organización o quién tiene que votar y quién no en la Asamblea General.
"Me gustaría haber sido copartícipe de la decisión de Cobo de presentarse a las elecciones"
P. Hace 4 años su elección fue casi un paseo militar , sin rivales, y este año compite con tres aspirantes más. ¿Interpreta este desembarco de candidatos como un órdago a su gestión?
R. Yo soy absolutamente partidario de que las organizaciones estén vivas y abiertas, así que cuatro candidatos son una buenísima noticia, sobre todo para la propia organización. Mejor que uno, mejor que dos y mejor que tres. Revela que hay compañeros que creen que el Consejo General es útil y necesario. A partir de ahí, serán los electores los que tendrán que dilucidar cuál es la motivación que anima a cada uno a presentarse, pero es innegable que la razón de fondo tiene que ver con la convicción de que otra gestión es posible. Yo prefiero pensar que algo habremos hecho bien durante estos 4 años para haber despertado este interés.
P. Le veo muy seguro de sus armas.
R. Más que seguro, optimista, porque, ya le digo, que creo que este interés es positivo para la casa . Y no voy a negarle que a mí, particularmente, la proliferación de candidatos me estimula y me anima a hacer autocrítica y a pensar que seguramente ha habido cosas que se han podido hacer mejor.
P. ¿No le parece significativo que uno de los que se presenta como alternativa a su gestión sea su propio vicepresidente? ¿Huele un tanto a intriga palaciega, no?
R. Bueno, yo puedo elucubrar, pero el porqué de la decisión de presentarse lo tendrá que explicar el candidato. A mí, sinceramente, me hubiera gustado que el escenario hubiera sido diferente.
"Llevo años diciendo que la OMC debe hacer pedagogía de su utilidad para el colegiado"
P. ¿Que no se hubiera presentado?
R. No, no, en absoluto, pero sí me gustaría haber tenido conocimiento de su decisión, haber sido copartícipe de ella. Estoy hablando de una persona con la que he trabajado codo con codo, en equipo, y que ha participado en todo lo positivo que hayamos podido hacer. De lo negativo, me quedo yo con la responsabilidad, porque soy el presidente, pero en lo positivo, sea mucho o poco, es innegable que la contribución de Tomás Cobo ha sido muy alta y, de hecho, ha colaborado, como toda la Comisión Permanente, en la elaboración del plan estratégico de la organización para los próximos años, que se aprobó casi por unanimidad.
Serafín Romero (FOTO: José Luis Pindado).
P. ¿Me está diciendo casi que se enteró por la prensa?
R. Me he enterado cuando la decisión ya estaba tomada e insisto en que lo único que me hubiera gustado es haber sido copartícipe. A partir de ahí, estoy seguro de que le anima la idea de que bajo su gestión las cosas se pueden hacer mejor, o quizás de forma más intensa de lo que yo las haya podido hacer. Es indudable que estamos ante alguien que se perfilaba como un candidato a medio o a largo plazo, o incluso un candidato de presente…, si yo no me hubiera presentado.
P. ¿El hecho de que los otros dos candidatos provengan del Colegio de Médicos de Madrid es la manera que tiene ese colegio de reivindicarse ante la OMC? Lo digo porque Madrid lleva tiempo reclamando un peso específico en la organización acorde con su volumen de colegiados.
R. Bueno, hasta donde yo sé, Madrid no ha presentado a dos candidatos, sino que hay dos médicos colegiados en Madrid que se presentan al Consejo General.
P. Bueno, una de las candidatas forma parte de la actual directiva colegial de Madrid…
R. Sí, pero incluso la vicepresidenta del Colegio de Médicos de Madrid opta a la Presidencia de la OMC a título personal. Ahora bien, no eludo la pregunta. Es verdad que la mayor participación de los colegios grandes en la toma de decisiones es una petición recurrente y uno de los temas que tenemos pendiente en la reforma estatutaria de la que antes hablábamos. En mi programa se incluye, de hecho, hacer más patente la participación de los colegios en asuntos clave como la elaboración de los planes estatégicos, los posicionamientos del Consejo General o la doctrina que pueda emanar de esta casa , pero la participación de los colegios que tienen más colegiados y de todos aquellos que quieran dar un paso al frente.
P. Después de cuatro años en la Presidencia de la OMC, ¿entiende que el médico de a pie pueda sentir un cierto desapego del Consejo General? ¿Que no entienda para qué sirve esta organización, ni los colegios en general?
R. Sí, sí, claro. Llevo años diciendo que desde la organización debemos hacer una cierta pedagogía sobre su utilidad, e incluso pararnos al borde del camino y hacer una reflexión profunda sobre qué es un colegio y qué papel puede y debe representar. Aun así, creo que los colegios de médicos llevamos varios años firmemente comprometidos con nuestro entorno de forma activa y muy centrados en la defensa deontológica de la profesión. Creo que nuestra voz se ha oído alta y clara durante la crisis económica y, sin duda, durante esta pandemia; creo que hemos hecho posicionamientos muy activos, solos o con otras organizaciones profesionales, y creo que hemos puesto en marcha programas valientes, como el programa Paime, que reconoce expresamente que el médico puede necesitar ayuda en un momento determinado de su vida y que estamos ahí para ayudarle y para evitar problemas de mala praxis .
"Para la OMC, estar presente no es sólo salir en los medios, sino influir en el 'BOE"
P. ¿Pero, sinceramente, cree que todo eso le llega al médico de a pie?
R. No sé hasta qué punto le llega, e insisto en que es verdad que nos falta hacer pedagogía. El médico de base está muy centrado en su labor asistencial, y mucho más ahora, y no acaba de entender el porqué de este tipo de estructuras, sobre todo cuando la relación está basada en la pertenencia obligatoria al colegio.
P. ¿Bueno, es que esa obligatoriedad parece ahora mismo incuestionable, no?
R. Ojo, nosotros estamos abiertos a la posibilidad de que el control de la profesión no sea exigible obligatoriamente, pero siempre que el médico se someta a determinados mecanismos de control para garantizar la buena praxis , y pienso en la recertificación, en el desarrollo profesional, en la validación profesional, en el Paime... Ahora bien, si la Administración no nos otorga la potestad sobre ese entorno de control profesional, es muy difícil que la colegiación deje de ser obligatoria.
P. Si no le entiendo mal, la obligatoriedad de la colegiación no sería exigible si ustedes, como representantes de la profesión, tuviesen en sus manos esos mecanismos de control.
R. Para alguien que, como yo, ha atravesado el desierto de la colegiación no obligatoria en Andalucía, le aseguro que, pese a todo, había momentos en los que uno tenía la sensación de pertenecer o estar arropado por ese entorno profesional que encarnan los colegios. Hay que potenciar esa sensación de pertenencia a un entorno que está ahí no porque sea obligatorio, sino porque es útil y, además, le da crédito a mi ejercicio profesional. En Estados Unidos, por ejemplo, si un médico no se somete periódicamente a estos mecanismos de control por parte de la profesión tiene serias dificultades para seguir ejerciendo. En definitiva, hay que hacer que la pertenencia al colegio no dependa de la obligatoriedad, sino de que ese colegio encarna la potestas y la autoritas de la profesión. Y para ello, insisto, necesitamos que la Administración nos garantice el control de los mecanismos de regulación.
P. ¿No cree que ayudaría que ese médico de base pudiera votar en las elecciones presidenciales del Consejo General? ¿No es un poco endogámico que a usted sólo le hayan elegido los 52 presidentes de cada uno de los colegios provinciales?
R. Hombre, los 52 presidentes colegiales no votan en su nombre, sino en representación de cada uno de sus colegios, y ahí sí que les han votado todos y cada uno de los colegiados que han querido hacerlo. Por eso, es vital que la participación en los colegios provinciales sea lo más activa posible. Es decir, la elección del presidente del Consejo la hacen quienes previamente han sido elegidos. Dicho esto, todo está abierto a debate y yo no me cierro a nada.
"¿Qué pasa, que los RRHH están ahí sólo para tirar de ellos cuando hacen falta?"
P. Desde fuera, uno tiene la sensación de que el mandato de su predecesor, Juan José Rodríguez Sendín, supuso un giro copernicano en la visibilización de la OMC en la sociedad. Nunca había tenido un papel tan activo, ni tan visible ¿Cree que durante su mandato la organización ha tenido la misma relevancia social. Ha estado tan presente?
R. A mí me parece que siempre estamos menos presentes de lo que debiéramos, pero será porque soy especialmente crítico con este tema. Estar presente no es sólo salir en los medios de comunicación, que también, sino salir en el Boletín Oficial del Estado . Ésa es la presencia que yo quiero para la OMC. De lo contrario, los logros de la profesión dependerán del contexto, de las personas y del impacto puntual en medios. Es verdad que la Presidencia de Rodríguez Sendín supuso un compromiso explícito con lo social, lo político, lo económico y, por supuesto, los aspectos éticos de la profesión, pero creo que uno de los grandes logros, y yo estuve en ese equipo como vicepresidente y como secretario general, fue la redefinición que se hizo del profesionalismo médico. Ahí sentamos las bases para dilucidar hacia dónde se tenían que mover las organizaciones de representación de la profesión médica, y creo que por ahí es por donde hemos ido estos años.
P. En cualquier caso, si algo han tenido los colegios de médicos durante esta pandemia, y no hablo sólo de la OMC, es presencia en los medios. Es difícil encontrar tantos pronunciamientos colegiales sobre algún tema, y en ocasiones tan contundentes.
R. Ni yo, ni yo hablo sólo de la OMC. Cuando yo hablo del Consejo General hablo de la suma de todos los colegios, y este año ha sido especialmente complicado, porque hemos tenido que mantener la tensión prácticamente sin vernos, y creo que los colegios hemos estado donde teníamos que estar, cuando teníamos que estar y diciendo lo que teníamos que decir. Cómo no íbamos a hablar en una situación de SOS, cómo no íbamos a ser muy duros ante la falta de material de protección para los profesionales o de test diagnósticos, cómo no íbamos a salir al paso de declaraciones de algún consejero, a sabiendas de que la situación era la que era y de que los propios consejeros estaban haciendo un esfuerzo enorme…
Cuatro candidatos compiten el próximo 27 de febrero por hacerse con la Presidencia del Consejo General de Colegios de Médicos (FOTO: José Luis Pindado).
P. Han llegado incluso a pedir expresamente la dimisión de Fernando Simón, algo impensable en el tono de relativa moderación del que hace gala el Consejo.
R. Es que apelar a la responsabilidad de los profesionales es tocar una fibra especialmente sensible. Una profesión que ha perdido a 107 compañeros y compañeras tiene la sensibilidad a flor de piel y hay que medir mucho las palabras. Nos ha costado mucho que se reconociese algo tan evidente como que la covid es una enfermedad profesional, y no cejaremos en el empeño de que la Administración acabe asumiendo que la nuestra es una profesión de riesgo. También le digo que la reprobación oficial del portavoz gubernamental se aprobó por acuerdo unánime de la Asamblea General, pero después de un intenso debate y de varias discrepancias internas.
P. ¿Ha tenido la sensación de que al médico en general el impacto de la crisis le ha pillado con el pie cambiado? ¿Se han dirigido los médicos a su colegio o al Consejo General buscando respuestas ante el desconcierto que provocó la covid, al menos inicialmente?
R. Creo que ese desconcierto, que en efecto ha existido, no era exclusivo del médico, sino de la sociedad en general, de todas las sociedades, y no le digo nada ya para los que teníamos que hablar. Dar respuestas a ese desconcierto inicial y desterrar bulos y absurdos negacionismos es lo que inspiró, precisamente, la creación de un grupo de expertos en la covid para asesorar al Consejo General. Eso nos ha servido para ir posicionándonos e ir incluso un paso por delante en algunos temas. No peco de presunción si le digo que algunos comunicados de la OMC sobre este tema han marcado la pauta, y me estoy acordando de uno que hicimos público el 29 de febrero, porque hay fechas que ya no se me van a olvidar, pidiendo a la gente que no acudiera a congresos médicos. Entonces, algunos nos tacharon de alarmistas.
"En un contexto de SOS, ¿cómo no va a ser especialmente dura la OMC?"
P. En cualquier caso, parece claro que cuando el Consejo General crea un comité de expertos se sabe quién lo preside y quiénes lo integran. A diferencia de otros comités de expertos, digo…
R. La intención no era compararse con nadie, pero indirectamente parece que eso también ha quedado claro. Si hay algo en el debe ministerial es, desde luego, este tema. No acabamos de entender que se cree un comité de expertos y no se busque un consenso con el sector, porque hay nombres que tienen que estar sí o sí y que el sector pedía a voces. Y eso no implica, en absoluto, cuestionar el trabajo de los funcionarios ministeriales, que estoy seguro de que es excelente, pero sí dejar claro que el consenso es clave cuando decides quién debe ayudar a los políticos a marcar las directrices en un contexto de pandemia, de crisis sanitaria, económica y social del que nos va a costar mucho salir en los próximos años. Antes incluso de pedir la dimisión de Simón, por ejemplo, yo pedí expresamente que fuera el comité de expertos el que decidiera quién era el encargado de comunicar públicamente las decisiones del Gobierno.
P. ¿Estamos ante una pérdida de oportunidad de libro?
R. Creo que sí, sin duda, porque está muy claro dónde reside el conocimiento experto. Creo que el contexto político ha sido más un obstáculo que una ayuda en el control de la pandemia, porque ha habido excesiva tensión y excesivo debate político estéril.
P. ¿Cree que algunos de los anuncios o de las decisiones del portavoz gubernamental no han tenido el suficiente respaldo científico?
R. Pues mire, nosotros nos hemos sumado a las voces de quienes pedían una evaluación específica de la gestión de la crisis, y no con el objetivo de señalar o castigar a nadie, sino sencillamente para mejorar. Por ejemplo, durante la desescalada, me parece que han primado mucho más los criterios políticos que las decisiones con respaldo científico. El acuerdo de octubre del Consejo Interterritorial marcaba cuatro niveles de alerta clarísimos y, si nos hubiéramos ceñido a la letra de ese acuerdo, alguno se tendría que callar y no habríamos llegado a la situación posterior a Navidad que estamos sufriendo actualmente. Tenemos escenarios ahora mismo, incluso con unas elecciones a la vista, claramente incompatibles con la situación sanitaria, y hay voces que ya están hablando de las vacaciones de Semana Santa. ¿Hasta cuándo se creen esas voces que va a soportar el personal sanitario de este país una ola tras otra?
"Si algo hay en el debe ministerial es la composición del comité de expertos"
P. ¿No cree que el mero hecho de dividir la pandemia en olas nos ha brindado una cierta coartada para relajar las restricciones en determinados momentos? ¿No sería más honesto hablar de una crisis continua que dura ya un año?
R. Para mí, lo más estremecedor es que no hemos aprendido nada después de esa llamada primera ola, que tuvo unas consecuencias desastrosas. En cualquier otro contexto, 400 o 500 muertos diarios sería un notición de portada y, como le digo, algunos ya parecen proclives a que nos relajemos un poco en Semana Santa y afrontemos luego una cuarta ola. Con respecto al continuo al que usted se refiere, el personal sanitario es el mismo que trabajó en la primera ola, el que lo hizo en la segunda, el que está ya desbordado en todas las comunidades con la tercera ola, y el que afrontará la cuarta que ya prevén algunos. Si en algo coinciden los inputs que le llegan al Consejo General desde las 17 comunidades es que ese personal está agotado… y harto de la irresponsabilidad de algunos ciudadanos, pero también de la frivolidad. Entiendo que el contexto económico es complicado, pero urge poner un cierto orden. E, insisto, hay un acuerdo claro del Consejo Interterritorial de octubre que hay que cumplir.
P. ¿La frivolidad a la que se refiere, que intuyo que es política, va por barrios? ¿Hay comunidades que adoptan decisiones más frívolas o menos estrictas que otras?
R. Cuando hablo de frivolidad me refiero a que aquí seguimos manteniendo criterios diferentes y, además, lo hacemos público. Como país, es importante que hubiera ese mando único, se llame como se llame, porque la verdadera frivolidad reside en plantear escenarios de apertura o de cierre con criterios tan dispares como desconocidos. Y ahí es donde entraría ese comité del que hablábamos antes, formado por expertos de reconocido prestigio y elegidos por consenso.
"La reprobación de Simón se aprobó tras un intenso debate y varias discrepancias"
P. ¿Nos precipitamos como país al descentralizar la sanidad? ¿La plena asunción de competencias por parte de las comunidades le ha sentado mal al sistema sanitario?
R. Si hablamos del desarrollo del entorno asistencial autonómico, creo que la descentralización le ha venido muy bien al sistema. Otra cosa es que nos haya fallado la lealtad. Por ejemplo, que haya un mando único no implica que haya un plan de acción vertical; claro que tiene que haber acuerdo con las autonomías. Y en el ámbito de la salud pública sí que tiene que haber una agencia única que evite disparidades en temas tan vitales como la vacunación. Y también tiene que haber un plan especial para catástrofes y emergencias como ésta. Por cierto, los acuerdos adoptados en la Comisión de Reconstrucción ahí están, en un cajón. Veremos cuándo se ponen en marcha.
P. Le veo muy pesimista con respecto a la Comisión de Reconstrucción. ¿No me diga que piensa que los acuerdos adoptados se van a quedar en una mera foto?
R. Pues mire, me gusta ser optimista, pero te obligan a ser pesimista. Cuando intervine en esa comisión lo primero que les dije a quienes me estaban escuchando es que, por favor, tirasen de hemeroteca, porque los diagnósticos, todos, estaban hechos, y algunos desde hace muchos años. Con la intervención de todo el sector sanitario se llegó a un consenso en nada menos que 71 puntos. Obviamente, yo no estoy de acuerdo con todos al cien por cien, pero sí con los esenciales, y me parece que, además, es uno de los pocos temas donde ha habido consenso entre los dos grandes partidos políticos. A qué vamos a esperar para sentarnos a hablar, por ejemplo, de la política de recursos humanos en el Sistema Nacional de Salud. ¿O es que los recursos humanos sanitarios están ahí sólo para tirar de ellos cuando se les necesita?
P. ¿Bastaría quizás con que el Consejo Interterritorial sirviera para algo? ¿Con que sus decisiones fueran vinculantes?
R. Cundo uno habla en privado con consejeros de Sanidad de uno u otro color, la mayoría de las veces están de acuerdo en lo esencial, pero luego prima el criterio político. El Interterritorial no es un consejo político y sus decisiones tienen que tener carácter finalista, o tenerlo al menos en ciertos entornos. El primer paso es dilucidar en qué entornos debe tener ese carácter.
"He visto a consejeros que se han roto literalmente, porque no llegábamos"
P. En el debe de la Administración durante la gestión de la pandemia hay muchos puntos con los que la profesión parece estar de acuerdo. ¿Pero hay algo en su haber? ¿Qué se ha hecho bien durante estos meses tan caóticos para el sistema sanitario?
R. Esto es algo que siempre he dicho desde el inicio de la pandemia. Los máximos responsables de la gestión han tenido que lidiar estos meses con un contexto tan inusual como ingrato, y hablo del ministro, del equipo ministerial, de todos y cada uno de los consejeros autonómicos y de sus respectivos equipos. Hemos visto a consejeros que se han roto literalmente de impotencia ante la situación, porque no llegábamos. Las cosas se han hecho bien cuando ministerio y comunidades se han coordinado; cuando las autonomías han puesto a disposición del sistema todos los medios, infraestructuras y personal disponible; cuando los gestores y ese mismo personal han reaccionado con rapidez, eficacia y versatilidad para adaptarse a una situación tan inusual como desconocida, cuando se han reconvertido los hospitales a ritmo acelerado. Cuando el sistema sanitario, en definitiva, ha reaccionado al unísono con todo su potencial… e incluso con el potencial que no tenía.
P. ¿Será 2021 el año del fin de la pandemia tal y como la hemos conocido, aunque haya que convivir con el virus?
R. Sí, yo creo que sí. Las vacunas abren un horizonte claro de esperanza, junto con la posible aparición de alguna terapia que permita o cronificar la infección o conseguir al menos que no sea tan devastadora. El horizonte de 2022 va a ser completamente distinto al del 20 y al que nos queda a lo largo de 2021, porque todavía nos queda mucho, no lo olvidemos.
Serafín Romero, en el despacho de la Presidencia de la OMC, con vistas al Congreso de los Diputados (FOTO: José Luis Pindado).
P. Desde la perspectiva de un profesional sanitario que está esperando que le llegue su turno para vacunarse, ¿qué lectura hace de los que se le han colado sin esperar su turno?
R. Aquí hay dos perspectivas: la picaresca individual, por llamarla de alguna manera, que es absolutamente denunciable, y el debate sobre quién debe vacunarse primero y por qué. Este último debate puede ser muy interesante y pertinente, pero lo cierto es que nosotros, como país, nos hemos dotado de una estrategia de vacunación que prioriza por grupos, y lo hace así porque era evidente que, inicialmente al menos, las vacunas iban a llegar con cuentagotas. Así que si nos hemos dotado de ese plan, hay que cumplirlo a rajatabla.
P. ¿Desde esa misma perspectiva profesional, habría que vacunar antes a un enfermo crónico que a un taxista o a un camarero, por ejemplo?
R. Obviamente las personas de riesgo deben tener prioridad, pero también es verdad que hay servicios esenciales que deben ir incorporándose poco a poco a esos niveles de prioridad. En la primera ola, no lo olvidemos, hubo servicios esenciales que, por serlo, permanecieron activos. La morbimortalidad, la enfermedad crónica o las situaciones de aislamiento que padecen algunas personas, por edad o impedimento físico, creo que deben ser criterios prioritarios, pero insisto en que paulatinamente hay que ir contemplando todas las situaciones y delimitar un orden de prioridades. Y no es fácil delimitar ese orden a medida que la estrategia de vacunación va avanzando, pero el panorama se irá despejando a medida que vayan llegando más vacunas. Ojalá dentro de un par de meses ya no tengamos este debate.
"Un registro de objetores de la eutanasia es una forma de señalar al médico"
P. ¿Le ha dejado mal sabor de boca la tramitación de un proyecto de ley de eutanasia con el que el Consejo no parece comulgar? ¿Lo ve como un fracaso personal?
R. No, no, en absoluto lo siento como un fracaso. Entre otras cosas porque el debate de la eutanasia no es un debate exclusivamente médico. Es un debate político, social, ético, moral… donde también, claro, participa la profesión médica. Además, hemos trasladado la postura oficial de esta casa siempre que se nos ha preguntado… y siempre que nos han dejado intervenir, porque en la última fase de la tramitación no se nos ha dado voz. La postura de la Asamblea del Consejo, que es a la que me debo, es clara: el hecho de que un médico practique la eutanasia o el suicidio asistido va en contra de nuestro Código, y la propuesta del Gobierno convierte ambas prácticas en un acto médico. Entendemos que el esfuerzo debía haberse centrado en hacer una gran ley de atención integral al final de la vida. Ahora nos queda batallar por que la ley que salga sea garantista para el médico y para el ciudadano que acabe recurriendo a ella. No creo que sea un fracaso, ni personal ni de la profesión médica, pero sí es verdad que nos sitúa entre un reducido grupo de países que tienen normas similares y donde sus órdenes médicas respectivas han tenido que pronunciarse.
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