Algo más de cuatro años, unos 3.000 trabajadores de todas las áreas y estamentos involucrados, más de 1.200 elementos analizados y solo 23 necesita mejorar: este es, en pocos datos, el resumen del proceso que ha llevado al Hospital Maternoinfantil Gregorio Marañón (Madrid) a convertirse en el primero en su categoría en obtener la acreditación Joint Commission International (JCI).
"La particularidad es que somos el primer maternoinfantil complejo con acreditación no solo asistencial, sino que también docente", matiza Alicia Díaz, responsable de Calidad del Hospital Gregorio Marañón.
El orgullo de obtener esta acreditación deriva también de que "es específica para centros sanitarios, evaluando la calidad y la seguridad para pacientes y para profesionales", explica Cecilia Martínez, farmacéutica del Hospital Infantil. Esta especificidad la hace "más fácil de entender para los clínicos", y diferencia la JCI de otras acreditaciones como la europea EFQM que, por cierto, ha obtenido el hospital general esta misma semana en su rango de +500 puntos.
El proceso de evaluación de JCI ha supuesto "darle la vuelta a toda la institución, y con una pandemia en medio", afirma Martínez. Así, los profesionales del maternoinfantil han tenido que abordar procesos, estructura, formación, información, equipos...
Implicar a los profesionales
De hecho, "lo más importante ha sido implicar a profesionales de todas las áreas, coordinar a tanta gente y lograr su implicación era lo que veíamos más difícil" reconoce Alicia Díaz. Y es que, sobre todo al principio, "el cambio de cultura y de trabajo resulta muy complejo, pero durante los últimos meses ya veíamos cómo nos ayudaba a mejorar".
En realidad, el proceso de acreditación "no supone grandes cambios desde el punto de vista asistencial, aunque sí hemos identificado marcadores y estrategias de seguridad para los pacientes y los profesionales", explica Santiago Lizarraga, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia. Es decir, continua, "saber qué estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo, repensar nuestro trabajo con criterios objetivos para medir".
Sí ha cambiado un tanto la cultura de la seguridad, según Cecilia Martínez: "Tenemos todos los procesos protocolizados", algo especialmente relevante, a juicio de Ángela San Juan, enfermera de Obstetricia, en el área de enfermería, "porque, gracias a estos protocolos, sabemos que todo lo que hacemos se hace de la forma más segura". Y Díaz matiza: "Nos ha cambiado la perspectiva del enfoque de riesgos. Ahora todo lo que hagamos tiene que ser seguro".
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