Aunque la humanidad lucha contra la Covid-19, esta no es la única pandemia con la que convivimos. Hace décadas que el virus VIH saltó de primates a humanos y desde entonces, ni hemos encontrado una vacuna, ni sabemos cómo eliminarlo de nuestro cuerpo. Este virus está bien estudiado y se han hecho ensayos en diferentes regiones del planeta con el objetivo prevenir la infección. Sin embargo, recién hemos sabido del fracaso de Johnson & Johnson en el África subsahariana.
Un nuevo intento pondrá ahora a prueba una vacuna diseñada por los laboratorios estadounidenses Scripps Research y la organización sin ánimo de lucro IAVI, siglas en inglés de la Iniciativa Internacional de Vacunación contra el SIDA. A ellos se une la tecnología de ARN mensajero de Moderna, la farmacéutica que ha logrado una de las vacunas contra el SARS-CoV-2. El 19 de septiembre comenzó la fase 1 de los ensayos de la primera vacuna de ARN mensajero contra el VIH que se prueba en humanos. “Se trata de una investigación en etapa inicial que representa un nuevo enfoque para el diseño de vacunas contra el VIH y que no sería posible sin grandes avances en todas las disciplinas científicas”, comenta Ana Céspedes, directora de operaciones de IAVI.
Aunque más silencioso que la malaria o la tuberculosis, desde que se observó por primera en EEEUU en 1981, el VIH ha matado a 40 millones de personas. En la actualidad, hay 38 millones de infectados en el mundo, con un ritmo de 2 millones al año de nuevos contagios. Este virus, sin tratamiento, desencadena el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), que destruye el sistema inmune y no tiene cura. Las terapias antirretrovirales, no obstante, reducen e incluso eliminan el virus en la sangre del paciente y evitan el desarrollo o el avance de la enfermedad, que queda latente en ciertos órganos y permite una vida saludable.
Las vacunas contra el VIH se resisten
Todos hemos visto lo rápido que se han logrado las vacunas ante la pandemia de SARS-CoV-2 (el virus de la Covid-19). Pero el motivo por el que aún no existe una que sea eficaz contra el VIH se debe al propio virus y a cómo nuestro organismo reacciona a su infección. Nuestro sistema inmunológico no es capaz de eliminarlo porque no reacciona activamente ante él. No produce anticuerpos eficaces y además los produce tarde y lentamente. Esta debilidad de nuestras defensas, que al mismo tiempo son atacadas por el virus, favorece que mute mucho. Si del COVID-19, en un año, nos preocupan cuatro variantes, desde que el VIH saltara a humanos, hace cuatro décadas, su variabilidad genética se ha hecho inmensa.
El VIH puede ser de dos tipos (VIH-1 y VIH-2). El VH-1 se divide en varios grupos (M, N, O, P). El M (el que da lugar al 90% de los casos de VIH/SIDA) se subdivide en varios subtipos que van de la letra A a la L. De todos ellos hay cepas y, entre las cepas, ya podríamos empezar a contar variantes. Hablamos de millones de ellas que además pueden infectar a una misma persona a la vez, recombinarse en su organismo y crear más.
El VIH, el Virus de Inmunodeficiencia Humana, es un retrovirus esférico con un periodo de incubación largo (es un lentivirus). Está formado por dos cadenas de ARN encapsuladas por una cápside de proteínas que, a su vez, está rodeada de una envoltura lipídica. Es más complejo que el COVID-19, que solo tiene una cadena de ARN y no tiene cápside.
Ambos se diferencian también por la corona. Mientras que el coronavirus, como hemos visto en sus fotografías, tiene en su envoltura muchas espículas que sobresalen (las proteínas S que se han usado para crear las vacunas), en el VIH estas proteínas (gp120 y gp41) están enmascaradas por azucares que se unen a ellas. Este es uno de los motivos por los que pueden pasar inadvertidas a nuestro sistema inmune y provocar que perdamos capacidad de lucha contra este virus. Así mismo, como la infección puede subyacer en el organismo durante muchos años antes de desarrollarse la enfermedad del SIDA, con cada mutación, nuestros anticuerpos lo tienen más difícil para reconocerlo.
Un nuevo diseño secuencial
Vacunas para el VIH se han probado muchas, la mayoría basadas en las proteínas de toda la envuelta o en fragmentos grandes del virus enfrentados a nuestro sistema inmune. Ante ellos, nuestro organismo responde creando anticuerpos contra zonas erróneas del virus, perdiendo el esfuerzo en partes del virus que al final no evitan la infección. Por eso, el que la nueva vacuna de IAVI-Scripps Research use la fórmula de ARN mensajero de Moderna en sí no es una garantía de éxito. Lo será si su diseño, la estrategia de ataque contra el virus, es el adecuado. Y aquí es dónde está la novedad.
Las proteínas de la envoltura del VIH tienen partes desprotegidas, accesibles a nuestras defensas, para las que sólo una proporción muy pequeña de anticuerpos pueden identificarlas. Son los llamados anticuerpos ampliamente neutralizantes (bNAbs). Creamos muy pocos y esa es la clave. Lo que pretende esta vacuna es educar a nuestro sistema inmune para que fabrique, de manera preferente, muchos de estos anticuerpos dirigidos a esos puntos decisivos que podrían neutralizar al virus.
Lo que contiene la vacuna diseñada por IAVI-Scripps Research es esa parte crítica de la proteína viral y que estimula a nuestros linfocitos para que produzcan los anticuerpos eficaces para acabar con el virus. Además, han ideado una táctica de inmunización secuencial para mejorarlos y que sean cada vez más potentes contra esos puntos débiles del VIH. Primero vacunan con un fragmento del virus que estimula sólo a los linfocitos que fabrican los anticuerpos adecuados. Con una segunda dosis de inmunización, mejoran la potencia de estos anticuerpos.
En la primera dosis se suministra el ARN mensajero 1644 de Moderna que contiene la vacuna eOD-GT8 60mer de IAVI-Scripps Research. Después se aplica el ARN mensajero 1644v2-Core (con la vacuna Core-g28v2 60mer). Moderna también desarrolla un tercer tipo de inmunización con el ARN mensajero 1547, que incluiría otra proteína diseñada para inducir una mayor maduración de las células B.
Las proteínas de esta vacuna se han desarrollado en el laboratorio de William Schief, catedrático del centro de investigación californiano Scripps Research en la La Jolla (EEUU) y director ejecutivo de diseño de vacunas en el Centro de Anticuerpos Neutralizantes de IAVI. “Estas proteínas están diseñadas para interactuar con las células del sistema inmunológico que producen un cierto tipo de anticuerpo que eventualmente puede evolucionar a un bnAb o uno capaz de neutralizar una amplia gama de variantes del VIH”, explica Schief a este medio.
“En el fondo es una vacuna que pretende decirle al sistema inmunológico lo que tiene que hacer para generar una respuesta eficaz, lo cual es algo totalmente nuevo en el campo de las vacunas”, valora José Alcamí, jefe de la Unidad de Inmunopatogénesis del Sida en el Instituto de Salud Carlos III. Alcamí, que no participa en este ensayo, sí lo hace en el desarrollo de una vacuna de VIH en nuestro país, siguiendo una estrategia parecida a la de IAVI. Su vacuna también se centra en esos puntos débiles del virus, sus "talones de Aquiles”, como los apoda. Su objetivo, dice, es “fabricar una proteína de la envuelta del VIH que exponga el talón de Aquiles e inducir anticuerpos frente a eso. Mientras que IAVI identifica los linfocitos que los producen y los estimula. Han identificado qué necesitan darle al paciente para que esos linfocitos tan peculiares puedan sintetizar esos anticuerpos. Mientras que nosotros trabajamos en el diseño de esas proteínas”, remarca. Su grupo espera empezar con los ensayos el año que viene.
Empiezan los ensayos
El ensayo de fase 1 de la vacuna eOD-GT8 60mer de IAVI se hizo entre 2018 y 2020. El de IAVI y Moderna con la tecnología de ARN mensajero comenzó el 19 de septiembre. Cuentan con 56 participantes, personas de ambos sexos de entre 18 y 50 años. Lo que pretenden en este ensayo es ver si estos ARN inducen la producción de los anticuerpos deseados. “El ensayo está diseñado para probar la hipótesis de que la vacunación secuencial con inmunógenos de sensibilización y refuerzo”, administrados vía ARNm, “induce la respuesta de células B y guía su maduración” para producir anticuerpos bnAbs, detallan IAVI y Moderna. Por eso, es importante que los participantes nunca se hayan infectado por VIH. Se excluyen mujeres embarazadas o que quieran quedarse embarazadas y personas de conductas sexuales de riesgo ante el contagio.
“Esperamos perfeccionar y ampliar los resultados del estudio anterior y validar la tecnología de ARN mensajero que ha demostrado ser tan exitosa para las vacunas de Covid-19, para su uso en el desarrollo de vacunas contra el VIH. El objetivo a largo plazo es crear una vacuna contra el VIH segura y eficaz”, señala Schief. Para lograrlo, cuanta con el patrocinio de IAVI, su asociación con Moderna y la financiación de la Fundación Bill y Melinda Gates.
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