Viajar abre la mente. Conocer otras culturas, otros países, otras maneras de hacer las cosas inspiran, dan una perspectiva que puede que no se tuviera sin esos kilómetros en la mochila y esa consciencia de lo que se tiene en el lugar de origen.
Rocío de Diego y ha aprovechado esa movilidad para enriquecerse como investigadora que es, además de enfermera, docente y antropóloga. Licenciada en Enfermería y en Antropología por la Universidad de Sevilla, y especialista en Enfermería de Trabajo, después de 10 años dedicada al ámbito asistencial, comenzó a compatibilizarlo con al docencia. "Desde muy joven tuve claro que me gustaba dar clase". Así, cursó un certificado de actitud pedagógica y desde 2015 se dedica en exclusiva a la docencia universitaria. En 2022 obtuvo plaza de profesora titular.
Pero no se ha quedado quieta. Desde la Universidad se fomenta la movilidad para ampliar conocimientos entres sus investigadores. "Las estancias de investigación mejoran la calidad de la enseñanza universitaria y eso redunda en una mejor calidad en los cuidados porque te permite conocer otras realidades tanto en docencia como en asistencia e investigación", comenta la enfermera. Estas estancias permiten también establecer lazos de colaboración para otros proyectos internacionales, poner en marcha nuevos trabajo o hacer estudios multicéntricos. "La movilidad te da muchísima información, mucha capacidad de hacer estudios comparativos".
Portugal, Colombia, México, Brasil o Ecuador son algunos de los países a los que ha acudido con distintos programas o becas de movilidad con estancias de docencia e investigación. Pero acudir a otras países también permite conocer la realidad asistencial sanitaria sobre el terreno. "Cuando sales a otros países te das cuenta que tener un sistema de salud como el español donde la salud es un derecho es algo que nos diferencia de cualquier otro país, fundamentalmente de Latinoamérica, donde la salud es un bien que se compra, un sistema liberal cien por cien, donde toda la asistencia sanitaria forma parte de un sistema privado".
De Diego comenta que la presencia de aseguradoras vinculadas a los trabajadores se dan más en México o Colombia. Sin embargo, en el caso de Ecuador, la grave situación económica repercutía en una asistencia sanitaria más deficiente.
Por eso, el hecho de ver otras culturas y sistemas de salud le ha hecho recapacitar sobre "la suerte que tenemos en España donde la salud es un derecho constitucional". Asegura que contar también con una educación pública de calidad es esencial para formar profesionales, ya que en muchos países de América Latina, como Colombia o Ecuador, las universidades son privadas y para estudiar en ellas los alumnos se tienen que hipotecar.
Formación enfermera
En América Latina la formación en enfermería suele durar cinco años, en contraposición de los cuatro de España o Portugal. "Es una formación bastante completa", asegura. "Una cosa que me sorprendió mucho, y me sigue sorprendiendo, es la experiencia enfermera en el ámbito comunitario".
Tras la formación, dice, las enfermeras en México, por ejemplo, realizan un año completo de prácticas en la comunidad. "Me parece un avance y un sello de calidad bastante importante porque las enfermeras van a la comunidad, conviven con las comunidades". Explica que en el caso de Ecuador, donde hay numerosas etnias diferentes este acercamiento de la enfermera al ámbito comunitario es muy importante. "Yo importaría ese modelo de atención centrado en la comunidad a España, donde todavía nos queda mucho por hacer. Tenemos ya muy rodado el tema de atención sanitaria a la familia, pero creo que el tema de la salud comunitaria se debe de trabajar".
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