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miércoles, 17 de febrero de 2021

Diagnóstico a la comunicación en pandemia: Fernando Simón

Política y Normativa
soledadvalle
Mié, 17/02/2021 - 09:16
Habilidades de transmitir un mensaje casi diario
Fernando Simón, director del CCAES.
Fernando Simón, director del CCAES. (EFE/Kiko Huesca)

Es difícil encontrar buenos comunicadores en la situación actual de pandemia que sean capaces de informar con credibilidad, firmeza, concreción y exactitud. La población requiere que las personas que se encargan de la portavocía sanitaria difundan sus mensajes sin contradicciones para conseguir, entre todos, que con las normas que nos indiquen seamos capaces de frenar la expansión de la covid-19. Por ello, es vital una buena coordinación informativa entre la Administración central y las administraciones autonómicas. Y por supuesto, además del fondo, que es lo importante, cuenta la forma.

"Más del 50 por ciento del éxito de la comunicación está en el lenguaje gestual y corporal"

Pero centrando la atención en los aspectos técnicos de la comunicación, vamos a analizar la figura del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, desde el punto de vista de las habilidades de comunicación: expresión, mensajes, lenguaje, verbal y gestual, el ritmo, tono de la voz, y en definitiva las herramientas que de que se vale el ser humano para expresarse ante los demás.

Cualidades de un buen comunicador

Las cualidades de un buen comunicador se centran en la capacidad de que sus palabras nos lleguen y seamos capaces de comprender lo que se nos quiere decir y además tenga capacidad de convicción para poder seguir o acatar determinadas normas. Es decir, capacidad de liderazgo. Está demostrado que no es solo lo que se dice, sino cómo se dice. Y según los últimos estudios de eficacia comunicativa más del 50 por ciento del éxito de la comunicación está en el lenguaje gestual y corporal: la mirada, la expresión, cómo movemos las manos, la cabeza y el torso a la vez que expresamos de manera oral los mensajes.

Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (EFE/Chema Moya)
Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (EFE/Chema Moya)

No es fácil ponerse delante de una cámara y contar a los espectadores la situación de la pandemia semana a semana. Es un “telediario” permanente con una noticia única y exclusiva bajo el titular: contagios, decesos, medidas de prevención. Por tanto, el esfuerzo es doble para una persona que no es profesional de la comunicación, para ponerse delante de las cámaras e informar. Es el caso de Fernando Simón que desde marzo de 2020 informa, comunica y transmite a la población el estado de situación.

Evolución, anclajes y mensajes cercanos

El 6 de marzo de 2020 que nos queda ya lejano, Simón se nos cuela en cada hogar, como portavoz del Ministerio de Sanidad, para ser el encargado de darnos “el parte” informativo de una crisis sanitaria sin precedentes. De repente vemos a un señor que de manera informal, camisa y jersey, nos pone al tanto, nos comenta, nos instruye, nos alerta y nos deja claro que debemos ser responsables si queremos acabar con esto. Y en qué tono, de qué manera, con qué mirada y gestos nos lo dice. Pues de entrada, en esas primeras emisiones hay una mirada poco directa en los arranques de las conferencias de prensa, mirando al papel, y a medida que avanza la sesión, va consiguiendo cierta complicidad con nosotros.

"En los arranques de las conferencias de prensa de esas primeras emisiones hay una mirada poco directa"

Sin embargo, observamos que cada vez que un periodista hace una pregunta, hay cierta inseguridad al volver a mirar al papel de forma mecánica, no porque tenga nada que leer, sino como acto reflejo en respuesta instintiva e inconsciente del organismo al estímulo externo de la cuestión que se le plantea. Es algo así como un anclaje psíquico para darse seguridad, continuar la charla y la respuesta a la pregunta del periodista.

Fernando Simón, director del CCAES.
Fernando Simón, director del CCAES. (FOTO: EFE/Javier López Hernández)

La técnica del anclaje sirve para asociar un gesto a un estado emocional. Por ejemplo, entrelazar las manos y sentir seguridad, entre otras, son claves que nos da la programación neurolingüística (PNL) y nos ayudan a la hora de ponernos delante del público, delante de un micrófono en la radio o de una cámara en la televisión. Simón maneja esos anclajes, creo que de forma inconsciente como la mayoría de los no profesionales de la comunicación y consigue reforzar la seguridad en sí mismo. Pero la aplicación de esta pauta hace que su mensaje sea frío y poco cercano en esos momentos del discurso, de la comparecencia ante los espectadores.

No es lo mismo el tú a tú interpersonal que ponerse en un set y hablar a un artilugio técnico con un piloto rojo, llamado cámara de televisión, en el formato que sea: televisivo, en ordenador portátil o tableta o nuestro teléfono móvil. Hay que pensar que ese objetivo de la cámara, ese punto rojo o verde de nuestro ordenador, ese pequeño agujerito de la pantalla, es el ojo de la persona a la que dirigimos el mensaje. Por ello es preciso mirar ahí, y no solo dirigir la mirada, sino intentar persuadir para conseguir que nuestro mensaje cale.

La voz, la respiración y la capacidad de improvisación

En el caso de Fernando Simón se echa de menos la complicidad con la cámara y la capacidad de sintetizar para “dar titulares” que fijen la atención de la sociedad, que nos ayuden a comprender la situación y las medidas que se deben tomar pare frenar el virus. Comunicar no es solo hablar, es tener la capacidad de emitir mensajes que “lleguen” a todo el mundo y hagan comprender una situación de alarma, una fase concreta, la desescalada. Todo eso que llevamos oyendo hace muchos meses y ya forma parte del vocabulario pandémico, al que nos hemos acostumbrado a manejar.

Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) (Foto: EFE/Mariscal)
Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) (Foto: EFE/Mariscal)

La voz es muy importante en la comunicación. Hay voces graves, agudas, medias y otras que son singulares como la de Simón. Se sale de la escala general. Es una voz rasgada que roza en la garganta, pero que a la vez otorga a su poseedor un estilo muy personal. No obstante, esa voz se puede trabajar para evitar que roce y a veces hasta sea molesta al oído. ¿Cómo? Con ejercicios de respiración diafragmática, pasando el aire de la nariz a los pulmones y bajando al abdomen para aumentar la capacidad de almacenaje del aire y poder trabajar con flexibilidad los tonos. Es algo así, como la práctica habitual de los ventrílocuos que evitar que el sonido roce en exceso las cuerdas vocales y podamos obtener registros.

Una buena respiración nos ayudará a estar más seguros y a aumentar la capacidad de improvisación o repentización, algo que tanto cuesta tanto cuando no nos dedicamos a la comunicación de manera profesional. En el caso del portavoz que estamos tratando, observamos que a veces ante una pregunta inesperada hay duda, se escapa un “eh” inoportuno de duda y una mirada huidiza hacia arriba o al papel. Consejo: escuchar bien la pregunta, manejar adecuadamente los “silencios” y con énfasis dar respuesta. Si analizamos sus inicios de respuesta, observamos que son de tono bajo, con la voz tenue, débil, lo que hace perder credibilidad y que no prestemos atención suficiente a lo que va a decir. La seguridad y el énfasis son fundamentales para comunicar bien.

"Entre sus puntos fuertes está la naturalidad, que no es fácil de conseguir"

Es necesario remarcar una palabra dentro de un contexto. Hacer frases cortas y remarcar comillas en el lenguaje verbal es un arte a practicar para conseguir una comunicación eficaz. Esto se consigue con una inflexión, pasando la voz de un tono a otro más alto o más bajo, para diferenciar una palabra de la frase de las demás y así conseguir que ese signo ortográfico tenga sentido aplicado al lenguaje oral. A veces observamos, durante todo este tiempo de las comparecencias del portavoz, un tono monótono de “encefalograma plano” en la palabra. Bien es cierto, que ya con la experiencia va dominando el ritmo y es más ágil en sus comparecencias. No obstante, debe trabajar el ritmo, el tono, las pausas y el énfasis para conseguir mejorar sus capacidades de comunicación. Y no olvide trabajar los “silencios” para remarcar la atención de lo que quiere decir en determinados momentos.

Consejo: véase, escúchese periódicamente, Sr. Simón. Seguro que no le gustará cómo se ve y se oye. Pero a medida que encuentre sus puntos fuertes y débiles, conseguirá mejorar sus habilidades de comunicación. Por cierto, entre sus puntos fuertes está la naturalidad, que no es fácil de conseguir y es innato en usted. Manejar con una estrategia concreta esa capacidad, le ayudara. Y siempre saber escuchar, que es tan importante como saber hablar. Todo esto es aplicable en cualquier ámbito de actividad, pero especialmente está orientado en este caso al de la sanidad, y en concreto al de los portavoces que tienen como misión informar a la sociedad.

Fernando Simón ha señalado hoy en rueda de prensa que "estamos en una fase de descenso, después de haber estado en unas incidencias elevadísimas".
Fernando Simón ha señalado hoy en rueda de prensa que "estamos en una fase de descenso, después de haber estado en unas incidencias elevadísimas".
Off Julio García Gómez, director de Comunicación de la Fundación Casaverde y autor del "Manual urgente de comunicación". Opinión Off

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