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jueves, 19 de agosto de 2021

Entrevista a Leticia Arcos: traducción y circulación del conocimiento médico entre lenguas (I)

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Jue, 19/08/2021 - 14:54
Firma invitada
Leticia Arcos
Leticia Arcos, traductora e intérprete de Laboratorios Normon.

Con ocasión de la XV Jornada MEDES (Medicina en Español) «La circulación del conocimiento en español» (San Lorenzo de El Escorial: Fundación Lilly y Universidad Complutense de Madrid, julio de 2021), que este año contó con una mesa redonda sobre «Traducción y circulación del conocimiento entre lenguas», entrevistamos a Leticia Arcos Álvarez, traductora e intérprete médico-sanitaria.

Diario Médico: Leticia, representas a la joven generación de traductores. Eres graduada en traducción e interpretación por la Universidad de Salamanca, máster en mediación intercultural por la Universidad de Alcalá y máster en traducción médico-sanitaria por la Universidad Jaume I. Te defines como traductora e intérprete médico-sanitaria entusiasta, reivindicadora de la corrección lingüística, apasionada de la comunicación y la interculturalidad, y creyente del poder holístico del lenguaje para el humanismo. Desde hace más de cinco años formas parte de la Sección de Traducción de Laboratorios Normon, S.A., un importante laboratorio español líder en medicamentos genéricos. Explícanos brevemente en qué consiste tu trabajo.

Básicamente, la Sección de Traducción funciona como si se tratase de una empresa de traducción que presta o gestiona todos los servicios de idiomas al igual que cualquiera de las agencias que operan en el mercado, pero internamente, es decir, estando integrada en el Departamento de Registros como una unidad técnica más del flujo de trabajo interdepartamental.

En términos generales, abarcamos las combinaciones lingüísticas de inglés-español, portugués-inglés, portugués-español y francés-español, en ambas direcciones en todos los casos, aunque el volumen de trabajo en francés es prácticamente residual. La mayor demanda procede del español al inglés, pues el laboratorio exporta sus productos a más de noventa países, incluido Estados Unidos, y, en segundo lugar, de inglés a español, para registrar los medicamentos en los países de Centroamérica y el Caribe, además de hacerlo en nuestro mercado nacional, claro.

Para todas las demás combinaciones lingüísticas, contamos con la colaboración de proveedores externos. Entre ellas suelen predominar el árabe y el alemán como idiomas de partida o destino, pero, puntualmente, también hemos tenido necesidades con el ruso, el búlgaro, el islandés, el chino o el tailandés, entre otros. En estas ocasiones, lo que hacemos es solicitar un presupuesto ad hoc y externalizar el servicio; de esta forma, todas las solicitudes de traducción que recibimos quedan cubiertas sin que el flujo resulte interrumpido o sin que ninguna necesidad suponga un obstáculo para cumplir los requisitos que exige la comercialización de los medicamentos en el extranjero.

DM: ¿Cuál es la importancia de tu trabajo para la circulación del conocimiento científico?

Nuestra labor es fundamental, pues somos un eslabón más de la cadena de suministro. Trabajamos para dar soporte a, prácticamente, todos los departamentos del laboratorio: Microbiología, Garantía de Calidad, Marketing, Operaciones Técnicas, Producción, Médico, Control de Calidad, Registros, Farmacovigilancia, etc. El fin último suele ser presentar el dossier de registro del medicamento o la variación que proceda ante el organismo regulatorio del país destinatario, y suele hacerse en inglés, como lingua franca. Por ello, todos los estudios, análisis, ensayos, protocolos, campañas publicitarias, etiquetados, prospectos, fichas técnicas, informes, etc. que se redactan originalmente en español hay que traducirlos dentro de los plazos establecidos al inglés; y a la inversa: todo lo que se encuentra originalmente redactado en inglés se tiene que traducir al español para los países de Centroamérica y el Caribe, con que estamos constantemente trasladando la documentación de un idioma al otro. Todo pasa por nuestras manos.

DM: Es sabido que, en traducción, la fidelidad es fundamental. Un texto traducido debe decir lo mismo que el texto original de partida; y, en el caso de la traducción científica, además, debe decirlo de forma exacta, precisa y clara. En el sector farmacéutico, esa exigencia de precisión debe equilibrarse, además, con un respeto escrupuloso de los plazos de entrega. ¿Cómo se consigue conjugar celeridad y rigor para que toda la documentación esté a punto cumpliendo los plazos?

La fórmula se consigue con recursos propios y especializados. La traducción como producto es una necesidad intrínseca de la comercialización de medicamentos para cualquier laboratorio que quiera exportar más allá de sus fronteras. Los medicamentos tienen que cumplir una legislación muy exigente que obliga a que todo esté documentado desde las fases más incipientes de su desarrollo, pues todo se audita desde el principio hasta el final, con que hay dos opciones para afrontar esta realidad:

a) te las apañas como buenamente puedas, y a veces dará resultado, ya que el grueso de la plantilla es capaz de desenvolverse en inglés; o

b) te apoyas en profesionales formados, con criterio técnico, que manejan las herramientas informáticas adecuadas, conocen las fuentes de documentación especializadas para cada género textual y tienen recursos para salir del paso de cualquier urgencia que se sobrevenga.

La opción más sensata es la de contar con especialistas que van a poner toda su pericia al servicio de tu proyecto, pues se trata de una cuestión de optimización y de abordar los problemas con soluciones profesionales, en este caso, con la ayuda de los propios traductores. Entonces, llegados a este punto, se puede 1) subcontratar el servicio a empresas externas o 2) incorporar traductores a la plantilla. Sinceramente, lo más beneficioso es esto último, pues la externalización supone una demora en los plazos entre que el proveedor te consigna el presupuesto, te lo envía, lo trasladas al responsable encargado de autorizar ese gasto, le comunicas la valoración al proveedor para que reconsidere algún extremo o lo ponga en marcha, etc. Además, toda vez que los traductores pasan a formar parte de tu equipo, reman contigo en la misma dirección y las interacciones son más directas e inmediatas que con cualquier proveedor externo, lo cual es especialmente importante a la hora de atender urgencias y reorganizar prioridades, pues, a menudo, surgen hitos que te obligan a aparcar el texto que tienes entre manos porque esa novedad requiere toda la atención.

En definitiva, un laboratorio que cede espacio a profesionales como nosotros, que nos integra en su flujo de trabajo, demuestra ser un laboratorio comprometido con la calidad de los productos que ofrece a sus consumidores y con sus procesos de fabricación y comercialización en todas las etapas.

En este sentido, hay un texto muy bonito que publicó Carlos Fortea ―quien fuera mi profesor en la Universidad de Salamanca― en El Trujamán, la revista diaria de traducción del Centro Virtual Cervantes y que, además, hoy en día resulta hasta profético en este contexto pandémico. Se titula «Antídoto», y es muy alentador y reconfortante leerlo en momentos de desesperanza porque apela a ese sentimiento vocacional que tenemos los traductores de poner nuestro trabajo al servicio de la sociedad. Dice así:

«Si te da la impresión de que a veces los acontecimientos superan todo lo imaginable[; si] crees que no puedes hacer nada [...], siéntate y traduce. Traslada las ideas. Dales forma. Da voz a los gritos, sé altavoz de los gritos, correo de las voces que no se resignan, puente donde haya un río y topo donde haya una muralla; recuerda que sin ti no habrá mensajes, sino escritos en piedra, fijados a su tierra como lapidas; recuerda que sin ti no habrá destinatarios de un mensaje cifrado que puedan descifrarlo, y que tal vez la idea que lo cambie todo se formule primero en otro idioma, aunque a veces se haya formulado en el tuyo, y te corresponda la tarea sagrada de hacerla llegar a los millones que la están esperando para cobrar aliento.

Eres pieza esencial del laboratorio donde se investiga el antídoto que puede curar el veneno. De ti dependerá que nos llegue a todos, sea cual sea el lugar en el que lo encuentren. Mantente en guardia para traducir. Haces falta.»

Quién se iba a imaginar que aquellas palabras, escritas en sentido metafórico, iban a cobrar un sentido tan literal años después. En definitiva, lo que me gusta del texto es que nos recuerda que los traductores también aportamos nuestro granito de arena a esta lucha sanitaria: también estamos ahí detrás, en la trinchera, intentando frenar al virus codo con codo con a los farmacéuticos, los químicos, los biotecnólogos, las médicos y demás personal.

 

Continúa en: «Traducción y circulación del conocimiento médico entre lenguas (y II)»

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