Los acontecimientos adversos por medicamentos son una causa principal de visita urgencias. Farmacéuticos de Redfaster, el Grupo de Trabajo de Atención Farmacéutica en Urgencias de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria, han puesto en marcha el Proyecto Farm-Urg con el objetivo de conocer la frecuencia y las características de estos problemas y establecer medidas preventivas.
“Durante los últimos veinte años se han publicado varios estudios sobre la prevalencia de acontecimientos adversos relacionados con la medicación que cursan consultas a los servicios de urgencias, incluyendo un par de estudios multicéntricos en nuestro país. No obstante, en los últimos años estamos viendo nuevos fármacos implicados”, explica el investigador de Redfaster Jesús Ruiz Ramos, farmacéutico del Hospital Santa Creu i Sant Pau (Barcelona).
Metodología
La información se obtiene a través de cortes periódicos, con los datos a partir del censo de pacientes atendidos en urgencias en un momento determinado. Los resultados de los dos primeros registros multicéntricos muestran, respectivamente, que el 7,4% y el 8,4% de las visitas a unidades están motivadas por los efectos adversos de los tratamientos farmacológicos. En ambas ocasiones, el acenocumarol (Sintrom) aparece como el principal fármaco implicado.
En el primer corte participaron 13 hospitales. Se evaluaron los resultados de los pacientes que aparecían censados los servicios de urgencias el 16 de junio de 2020 a las 12:00 horas. Se analizaron los datos de 772 pacientes, de los que 57 (7,4%), consultaron por un efecto adverso del medicamento, y uno de estos pacientes falleció por esta causa. Un artículo publicado en el último número de Farmacia Hospitalaria recoge estos resultados.
Los datos del segundo corte aparecen en la web del Proyecto Farm-Urg. Participaron 23 hospitales, que evaluaron a 1.701 pacientes censados en urgencias el 23 de marzo a las 12:00 horas. De estos, 144 (8,47%) consultaron por un efecto adverso de un medicamento.
Para la investigación se ha tenido en cuenta cualquier daño causado por el uso terapéutico de un fármaco, incluyendo la falta de uso. Se excluyó los acontecimientos causados por la ingesta de fármacos con fines autolíticos.
Resultados
Los principales fármacos implicados en ambos cortes fueron los antitrombóticos, en especial el Sintrom (22,8% y 13,19%). En el segundo registro, las vacunas contra la covid-19 aparecen como motivo de asistencia en urgencias en el 4,86% de los casos.
En el primer registro, las principales causas para acudir a urgencias fueron los eventos hemorrágicos (24,6%) seguidos de las caídas (10,5%). En el segundo, las caídas (7,64%) seguido de los sangrados (6,94%).
Los errores de medicación están detrás de gran parte de estos eventos. En el primer registro, el 26,3% de los efectos adversos se produjo por sobredosificación; el 14,1%, por falta de adherencia; el 12,3%, por interacciones con otros fármacos, y 7,1%, por la falta de tratamientos necesarios. El 15,8% de los episodios se asociaron a una prescripción inapropiada de acuerdo con los criterios Stopp-Start.
En el segundo corte, el 40,2% de los acontecimientos adversos se consideraron potencialmente prevenibles. De nuevo la sobredosificación fue la principal causa y más del 10% de los acontecimientos adversos se relacionaron con prescripciones inadecuadas.
“Hay un porcentaje de acontecimientos adversos inherentes al mecanismo de acción que son difícilmente prevenibles cuando usamos fármacos de alto riesgo. Por ejemplo, hay pacientes que tienen episodios de sangrados con fármacos antitrombóticos a dosis adecuadas”, aclara el investigador. “En ocasiones, las dosis aparentemente inapropiadas, corresponden a situaciones justificadas muy particulares”.
“No obstante, en la mayoría de las veces, la prescripción podría mejorarse”, advierte Ruiz Ramos, y pone ejemplos concretos: “En muchas ocasiones antitrombóticos y antidiabéticos no son necesarios para el estado de los pacientes o están prescritos a dosis de adultos jóvenes. Con los fármacos depresores del sistema nervioso, encontramos tratamientos muy prolongados con antidepresivos o benzodiacepinas que podrían haberse retirado progresivamente. Todo esto pone de manifiesto la importancia de una revisión periódica de todo el tratamiento crónico en pacientes de alto riesgo”.
"Hay acontecimientos adversos inherentes al fármaco pero la mayoría de las veces, la prescripción podría mejorarse"
Los resultados recabados hasta la fecha evidencian que varios de los casos de efectos adversos se asocian a medicamentos comercializados en la última década. “Es uno de los aspectos que tratamos de poner en valor con el proyecto. Tenemos con relativa frecuencia visitas por nuevos fármacos introducidos en el arsenal terapéutico, y solo podemos valorar adecuadamente su magnitud realizando registros multicéntricos”. De estos nuevos fármacos apunta el incremento de efectos adversos asociado a los anticoagulantes de acción directa, derivado del aumento de su prescripción en la población.
Reincidencia
En los estudios se observó una alta tasa de nuevas consultas en urgencias. En concreto, el 33% y el 25% de los pacientes que habían acudido a estas unidades por un evento adverso a un medicamento volvieron en los 30 días posteriores al alta. En el segundo registro se evaluó cuántas de estas consultas estaban de nuevo motivadas por los fármacos, y se vio que este porcentaje era superior al 10%.
Un dato que muestra la importancia de trabajar en estrategias de prevención secundaria, entiende Ruiz Ramos. Y advierte de que este tipo de iniciativas tienen que desarrollarse en conjunto con los profesionales de atención primaria y oficinas de farmacia. “Hay experiencias muy interesantes que demuestran que esta acción coordinada ayuda a reducir nuevas consultas a urgencias e ingresos hospitalarios”.
Perfil del paciente
El perfil del paciente que consulta en urgencias por efectos adversos de medicamentos se corresponde con una persona de edad avanzada y polimedicada. Según los resultados de estos dos cortes, el 82,4% y el 71,5% de los pacientes tomaban de forma habitual cinco o más fármacos. En el segundo registro, el 42,4%, tomaban diez o más fármacos.
“El grupo de pacientes frágiles, polimedicados, con tratamiento con fármacos anticoagulantes o fármacos depresores del sistema nervioso central es el más prevalente y sobre el que deben recaer las principales estrategias de prevención primaria y secundaria tras una primera visita a urgencias”, sostiene el farmacéutico.
Además, “la principal fuente de errores de medicación, principalmente la sobredosificación, se produce en pacientes de edad avanzada”, alerta. “En estos pacientes, que acuden del domicilio y fundamentalmente de residencias, se requiere una revisión periódica de tratamientos y ajuste de dosis a su situación que muchas veces no se realiza por falta de medios”, insiste.
Otros estudios
La prevalencia obtenida en estos estudios multicéntrico, por debajo del 10%, es inferior a otros trabajos realizados en España y que arrojan porcentajes de entre 20% y el 30%. “Estos datos provienen de registros de centros concretos y durante periodos de tiempo limitados, por lo que su utilidad es reducida para identificar tendencias en la evolución de los fármacos implicados".
Las diferencias podrían provenir de la forma de medir la asistencia a urgencias por acontecimientos adversos relacionados con la medicación. Algunos autores incluyen en este concepto problemas de adherencia o fracasos al tratamiento con una dosis adecuada, con lo que han llegado a obtener resultados superiores al 25%. “Nuestro registro incluye únicamente acontecimientos adversos reconocidos como tales en el informe médico de alta, por lo que la cifra es inferior a otros estudios realizados, si bien de esta forma tenemos una mayor certeza de que el fármaco esta detrás de este evento”.
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