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sábado, 7 de agosto de 2021

¿Se puede vivir con 900 euros al mes en el Madrid que dice que le faltan médicos?

Grado
franciscogoiri
Sáb, 07/08/2021 - 08:01
Ángel Benegas, presidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina
Ángel Benegas, presidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), posa en las inmediaciones del Monasterio de El Escorial (Foto: Jorge Zorrilla para Fundación Lilly).
Ángel Benegas, presidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), posa en las inmediaciones del Monasterio de El Escorial (Foto: Jorge Zorrilla para Fundación Lilly).

Ha sido durante los últimos 365 días la voz institucional de los casi 48.000 estudiantes de grado que se agrupan en torno al Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM). El próximo mes de octubre, Ángel Benegas Orrego legará a su sucesor la Presidencia del órgano que agrupa al grueso del alumnado universitario de Medicina, cumpliendo su preceptivo ciclo de un año en la Presidencia.

Admite que, en su caso, la fatiga pandémica ha tenido un corolario en la fatiga presidencial, porque el CEEM ha estado presente -y de forma muy activa- en todas las consecuencias que la covid ha tenido en los temas de su negociado, y han sido muchas: la polémica de las prácticas clínicas, la adaptación de las facultades a la enseñanza exclusivamente virtual, el posterior y paulatino retorno a la nueva normalidad académica, la convulsión desatada con la adjudicación de plazas MIR... 365 días, en fin, en los que la mera existencia del Consejo ha cobrado más sentido que nunca.

Le atracamos en El Escorial, en un descanso del XIV Encuentro Anual de Educación Médica que organiza la Cátedra de Educación Médica de la Fundación Lilly-UCM, donde Ángel intervino como ponente. A la sombra del imponente monasterio que mandó construir Felipe II, Ángel I hace balance de su convulso mandato presidencial cuando apenas le quedan tres meses para soltar lastre.

Pregunta. Después de un primer trimestre especialmente convulso y lastrado por la pandemia, 2021 sigue muy marcado por las consecuencias de la covid. ¿Le ha dado de sí este primer y único año de mandato para pensar en algo que no estuviera condicionado por lo "único"?
Respuesta. Sí, sí ha dado, pero es innegable que difícilmente podíamos prever un año de mandato más raro y atípico. Yo, de hecho, empecé mi año de Presidencia en pleno confinamiento, y eso nos obligó a adaptar nuestra estructura y sistema de funcionamiento a un formato exclusivamente telemático, con los ajustes, tanto técnicos como mentales, que eso implica. El CEEM se reunía prácticamente todos los meses de forma presencial, tenemos un Congreso Nacional, Jornadas Formativas, múltiples actividades nacionales o en cada autonomía... y, de buenas a primeras, todo eso salta por los aires. Aun así, el balance es positivo, básicamente porque hemos conseguido adaptarnos y seguir representando al estudiantado de Medicina, y creo que de forma muy positiva y fructífera, sobre todo en los momentos en que más se nos ha necesitado...

P. Que, a tenor de cómo se han desarrollado las cosas, han sido muchos...
R.
Sí, muchos momentos y que, en ocasiones, exigían una respuesta rápida y clara por parte del Consejo de Estudiantes. Estoy pensando en temas tan vitales como los sistemas de evaluación alternativos que se ensayaron en pleno confinamiento; el convulsísimo capítulo de las prácticas clínicas, mientras estuvieron suspendidas por la propia situación de confinamiento, pero también cuando se podían ir recuperando gradualmente y no se hacía al ritmo que considerábamos adecuado; todo el tema de los contratos que se nos querían hacer desde las administraciones para ir a los hospitales, y digo "contratos" por llamarlos de alguna forma, porque en realidad venían a decirnos que nos pusiéramos en primera línea y ya veríamos cómo se iba articulando eso...

"¿Por qué se nos manda a casa en marzo y en abril se nos pide que echemos una mano?"

P. ¿Pero no es lógico que en un momento como ése el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas tuvieran que recurrir a todas las manos posibles?
R.
Perfectamente lógico y, desde luego, nosotros fuimos los primeros que entendimos que había que estar allí, y estuvimos. Nuestra vocación y compromiso con los pacientes están muy por encima de las carencia del sistema y de sus posibles errores de funcionamiento. Lo que no entendemos, por ejemplo, es que en marzo se nos echase de los hospitales, porque en teoría era peligroso que estuviésemos allí, y en abril, apenas un mes después, se moviliza los alumnos de sexto para que vayamos a ayudar. ¿Por qué se priva entonces al sistema de todos los estudiantes y a nosotros de la impagable experiencia de vivir una crisis de esta envergadura en primera línea y desde el primer momento? ¿Qué mejores prácticas clínicas que esas?

P. El caos inicial exigía, como dice, adaptación y respuestas rápidas, pero ¿no tiene la sensación de que la improvisación, al menos en lo que se refiere a los estudiantes de Ciencias de la Salud, se ha mantenido mucho tiempo después de ese caos inicial?
R.
Los problemas han ido cambiando a medida que avanzaban los meses, pero no sabemos si las respuestas que requerían esos nuevos problemas se han ido adaptando al mismo ritmo. Es evidente, por ejemplo, que tras la enseñanza virtual en exclusiva que tuvimos durante los primeros meses, el escenario docente para el nuevo curso debía adaptarse a la semipresencialidad, y los ritmos de adaptación han sido muy distintos, por comunidades autónomas pero también por centros. A eso hay que añadir el problema de las prácticas clínicas: hay universidades, como la de Valencia o la de Extremadura, que este segundo año de pandemia no han hecho ni una sola práctica clínica, y otras que han sabido adaptarse a la situación, entre otras cosas porque son conscientes de que no pueden tener una promoción de médicos que no haya pisado un hospital.

P. ¿Ni un solo minuto de prácticas clínicas como tales?
R.
Nada, cero en todo el curso, y aquí le hablo desde mi propia experiencia. Yo he terminado este año 5º en la Universidad de Extremadura y he tenido cero horas de prácticas clínicas, pero es que en mayo del año que viene yo ya soy médico y me puedo poner en una puerta de urgencias, a hacer reconocimientos, vías o exploraciones que no requieran el MIR y seguramente me costará algo más que a alguien que haya tenido sus prácticas durante todos los años de la carrera.

"Hay facultades que llevan dos cursos sin hacer una sola práctica clínica presencial"

P. Estamos hablando entonces de universidades que llevan dos cursos completos sin hacer una sola práctica clínica de forma presencial...
R.
Exactamente eso. Con el detrimento que implica no sólo a nivel formativo, que es obvio, sino también a nivel personal e incluso de mantenimiento de la vocación. Cuando uno siente que no ha adquirido las competencias prácticas que debería tener y que su formación se resiente en comparación con la de otras promociones, es obvio que te afecta a todos los niveles.

P. ¿Hasta qué punto está preocupado el Consejo que usted preside por las carencias formativas de los estudiantes que se graduaron el año pasado y de los que terminan este año?
R.
Le aseguro que mucho, como también lo está la Conferencia Nacional de Decanos de las Facultades de Medicina, con la que trabajamos mano a mano en pro de esa calidad formativa. El problema es que la gestión de las prácticas no depende de los decanatos, que nos consta que, en muchos casos, han sido muy activos en sus demandas, sino de los servicios de salud autonómicos. En este contexto, no digo que las facultades más afectadas se hayan rendido, pero sí que en cierta forma se han visto obligadas a acomodarse a la situación: como no podemos hacer prácticas en Urgencias, vamos a hacer 10 seminarios teórico-prácticos y les enseñamos a hacer una RCP, a coger una vía periférica... y todo eso para que la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad Docente (Aneca) no nos tire el título, porque ésa es otra: si yo no tengo las competencias prácticas necesarias, en teoría mi título no tendría ninguna validez.

P. ¿Pero al final toda la capacidad reivindicativa del consejo estudiantil no se asemeja peligrosamente a un clamor en el desierto ¿No le queda una cierta frustración?
R.
Es verdad que esa solución intermedia no es la idónea, pero le aseguro que eso también lo hemos dicho, por activa y por pasiva. La última palabra, la capacidad de decisión la tienen en última instancia las autoridades sanitarias y educativas, pero nadie nos va a privar de aportar nuestro feedback, entre otras cosas porque creo que esto no tiene sentido si la comunidad estudiantil, que es a quien van dirigida la formación, no dice lo que piensa y aporta sus ideas.

"Hay muchos temas que nos conciernen y donde la interlocución es muy deficiente"

P. Hablando de feedback, en este año de Presidencia ha sido testigo privilegiado de la relación entre el Consejo de Estudiantes y la Administración, y aquí pienso fundamentalmente en el Ministerio de Sanidad. ¿Cómo definiría la naturaleza de esa relación?
R.
Pues le diría que, en general, bastante buena. Yo entré de presidente electo en marzo de 2020 y en octubre, cuando ya me quedé solo en la Presidencia del CEEM, lo primero que hice fue llamar al entonces director general de Ordenación Profesional [Rodrigo Gutiérrez], y luego hice lo propio con su sucesor, Vicenç Martínez. En ese momento nos preocupaba especialmente la convocatoria MIR, porque estábamos a finales de noviembre y todavía no había salido, pero insisto en que la interlocución con la Dirección de Ordenación Profesional ha sido, en general, bastante fluida. Lógicamente, en algunos temas se han mostrado más receptivos y en otros no tanto. Sin ir más lejos, el ministerio nos citó a la reunión que mantuvo con el Foro Profesional para constituir los diferentes grupos de trabajo en los que ahora hay que empezar a trabajar.

P. Cuando asumió la Presidencia, uno de sus objetivos era darle al CEEM el peso específico y la relevancia que, a su juicio, debe tener el órgano que representa a miles de estudiantes. Pese a lo atípico de su año de mandato, ¿cree que ha conseguido ese objetivo?
R.
Si le digo que lo hemos conseguido plenamente, estaría mintiendo. Queda mucho camino por delante, pero también creo que este año, quizás por la excepcionalidad de las circunstancias, se nos ha tenido más en cuenta que en años anteriores. Por poner sólo un ejemplo, con la polémica suscitada por la adjudicación telemática de plazas MIR, la propia ministra de Sanidad nos convocó como representantes de los estudiantes para explicarnos de primera mano las medidas que iban a adoptar... otra cosa es que luego estemos o no de acuerdo con esas medidas.

P. Más allá de las urgencias y de la propia agenda del Ministerio de Sanidad, ¿en qué temas cree que la Administración no les escucha todo lo que debiera? Póngame algún ejemplo.
R.
En muchos. Hay infinidad de temas que nos conciernen y en los que la interlocución con el CEEM es todavía muy deficiente. Cada vez que saques una convocatoria de formación sanitaria especializada (FSE), deberías convocarnos para contarnos los detalles; en la distribución y reparto de las plazas MIR; en la propia estructura y configuración del examen MIR, a la hora de tener en cuenta, por ejemplo, la existencia de un temario para la prueba, como llevamos años demandando; en temas relativos a la selectividad, donde también tenemos un posicionamiento claro, en la posible unificación de los planes de estudio del grado de Medicina... En fin, en muchos temas.

"El Ministerio de Universidades ni está ni se le espera; no nos ha respondido ni una sola vez"

P. ¿Y el Foro de la Profesión, del que forman parte como miembro de pleno derecho, les tiene en cuenta o a veces tienen la sensación de ser un poco los bisoños del grupo entre tanto veterano? ¿No cree que entre tantos y tan acuciantes problemas de la profesión, los de los estudiantes están un poco en segundo término?
R
. No, no, en absoluto, y aquí sí que se lo digo abiertamente. Mire, ese órgano profesional representa a todos los colegiados de España y prácticamente a todos los especialistas que ejercen en nuestro país, pero hay temas tan específicos del estudiantado de Medicina relativos a su formación que el mejor interlocutor para conocerlos a fondo y saber cómo articular posibles alternativas es el CEEM, y el resto de los miembros del Foro de la Profesión son conscientes de ello. Sin ir más lejos, con el tema de la adjudicación de plazas MIR, ellos nos dijeron que apoyarían cualquier iniciativa y reivindicación nuestra, pero también que la voz cantante la llevaríamos nosotros. No sólo se nos tiene en cuenta, sino que se nos cuida e incluso se nos mima.

P. Puestos a desgranar todas las relaciones, ¿cómo son las que mantienen con las autoridades académicas, tanto a nivel central como en cada una de las autonomías?
R.
En el caso autonómico, como casi todo, va por barrios. En cada facultad de Medicina tenemos una delegación y el trabajo verdaderamente arduo se hace a nivel local, al margen de las pocas directrices que nosotros, como Consejo, podamos dar nacionalmente, y ahí ya le digo que depende de la predisposición de cada consejería. En el ámbito nacional, el Ministerio de Universidades ni está ni se le espera; no nos ha respondido ni una sola vez, pese a que hemos saturado sus direcciones de correo y yo, personalmente, he registrado todos los lunes una petición de reunión, vía sede electrónica, no ya con el ministro, que también, sino con algún miembro de su equipo. Hasta la fecha, no ha habido respuesta alguna. En aspectos tan vitales como la acreditación del profesorado titular, de los catedráticos y de las propias facultades es el Ministerio de Universidades el que lleva la voz cantante, no Sanidad. De ahí la importancia de que todos estuviéramos trabajando codo con codo.

P. La comunicación que Universidades no tiene con el Consejo parece que tampoco existe con el Ministerio de Sanidad, porque tanto el CEEM como el propio Foro de la Profesión llevan años reclamando en vano una solución al desfase entre plazas de grado y plazas MIR...
R.
Ahí tiene otro ejemplo de lo vital que es mantener una comunicación fluida entre todos los agentes implicados en la formación, tanto de grado como especializada. Urge hacer un estudio real y susceptible de ser permanentemente actualizado sobre el número de médicos que verdaderamente se necesitan en España, y adecuar esa cifra al numerus clausus de las facultades y a la cantidad y distribución de plazas MIR en cada convocatoria de FSE.

"España nos forma y Europa nos contrata, y eso sigue siendo una realidad incontestable"

P. Pues no será por repetirlo, porque tanto ustedes como la Conferencia de Decanos llevan años exigiendo que se ponga coto a la apertura de facultades de Medicina.
R.
Y no nos cansaremos de repetirlo, visto el pobre eco que tenemos. En la última convocatoria MIR ha habido 16.000 personas que se presentaron al examen para sólo 8.000 plazas, de forma que si todos hubieran aprobado -que no ha sido así-, 8.000 médicos no podrían acceder a la formación especializada y, por tanto, al sistema público asistencial. Sorprendentemente, se siguen abriendo facultades de Medicina en una dinámica que no tiene visos de parar. Aquí se nos ha llenado la boca diciendo que teníamos el mejor sistema sanitario de Europa...

P. ... y usted pone en duda esa afirmación.
R.
No yo, sino los hechos, que lamentablemente han demostrado que no es así, especialmente durante esta pandemia, pero no sólo. A diario se han repetido los testimonios de médicos y profesionales sanitarios en los medios de comunicación alertando de que no podían más, de que estaban quemados y de que se querían ir. ¿Hasta qué punto podemos decir que el sistema sanitario en el que ejercen esos profesionales es el mejor de Europa? La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dijo hace unos meses que en España hacen falta médicos: no, señora, no hacen falta más médicos; coja usted la lista de los que se han quedado fuera del MIR ésta y las pasadas convocatorias y verá que médicos sobran; lo que hace falta es planificación y buenas condiciones laborales para que no se vayan. España nos forma y Europa nos contrata, y por mucho que eso suene ya casi a frase hecha, es una realidad incontestable: un residente de primer año cobra de suelo base 900 euros. ¿Se puede vivir con 900 euros al mes en el Madrid que dice que le faltan médicos? Salvo que tengas alguna ayuda, eso no te daría ni para cubrir el precio de los alquileres que hay en esa ciudad.

Benegas cederá el próximo mes de octubre el testigo de la Presidencia del órgano que representa a casi 48.000 estudiantes de Medicina de toda España (Foto: Jorge Zorrilla para Fundación Lilly).
Benegas cederá el próximo mes de octubre el testigo de la Presidencia del órgano que representa a casi 48.000 estudiantes de Medicina de toda España (Foto: Jorge Zorrilla para Fundación Lilly).

P. Hablábamos antes de la polémica sobre la adjudicación de las plazas MIR de este año y lo especialmente batallador que ha estado el Consejo Estatal de Estudiantes con este tema. ¿Cuando las barbas de tu vecino veas cortar...?
R.
... pon las tuyas a remojar. En efecto, quienes hoy forman parte del CEEM estarán más tarde o más temprano en un proceso de adjudicación similar. Pero nuestra actitud reivindicativa no ha sido sólo por nuestro futuro más inmediato, sino por la evidente injusticia que se cometía con quienes elegían plaza este año. El MIR no es la única salida para un médico, pero es evidente que es el aro por el que tiene que pasar la mayoría si quiere acceder al sistema sanitario público y creemos que éstas son las batallas que hay que dar. En este caso, nosotros hemos estado más de apoyo; como organismo que representa al estudiantado de Medicina, hemos intentando transmitir a los representantes del ministerio las inquietudes y miedos de quienes elegían plaza este año.

P. Hace poco el presidente de la Asociación MIR España decía en este periódico que las nuevas generaciones de médicos y futuros médicos son más reivindicativas que sus predecesoras. ¿Comulga usted con esa idea?
R.
Sin duda, pero por una mera cuestión de lógica progresión. El sistema se ha quedado obsoleto en muchos puntos, somos cada vez más conscientes de dónde falla y tenemos que luchar por cambiar eso. Y eso se cambia con inconformismo y actitud reivindicativa. Al fin y al cabo, hablamos de las condiciones laborales y formativas que nos van a acompañar a lo largo de nuestra carrera profesional, y creo que tenemos derecho a decir dónde creemos que fallan las cosas.

P. Decía antes que un sistema que trata mal a sus profesionales mal puede estar entre los mejores del mundo. ¿La pandemia nos ha puesto ante un espejo que ha evidenciado algunas de las vergüenzas de nuestro sistema público?
R.
Sin duda. La pandemia ha puesto en jaque al sistema sanitario.

"La pandemia ha evidenciado la brecha tecnológica de muchos docentes universitarios" 

P. En el caso de las facultades de Medicina, ¿no ha evidenciado quizás que la innovación docente que se supone que tenía que venir de la mano de Bolonia no está todo lo implantada que debiera más de dos décadas después de esa Declaración? ¿No está anclada todavía la enseñanza universitaria de la Medicina en paradigmas excesivamente tradicionales?
R.
Mire, la Declaración de Bolonia, que queda perfecta y muy apañada escrita sobre un papel, en España no se puede aplicar con el sistema docente que aún sigue vigente, y lo digo así de claro. Hay profesores que sí quieren aplicarlo, o al menos adaptar sus presupuestos a los márgenes que les deja esa enseñanza excesivamente tradicional, pero lo cierto es que, en líneas generales, la aplicación ha sido muy deficiente. Hay que aplicar el Plan Bolonia, eso es evidente. Nosotros somos firmes defensores de la idea de que un examen no mide mis competencias, mis capacidades, ni mis conocimientos en ninguna asignatura. La evaluación continua, la evaluación formativa, el sistema evaluativo que tienen, en definitiva, en otras universidades europeas, es mucho más adecuado para medir qué hemos aprendido y cómo lo hemos aprendido, máxime en un grado como el nuestro, que no se basa sólo en conocimientos teóricos, sino también en competencias y habilidades.

P. ¿Entiendo que ahí la predisposición individual de cada profesor es fundamental?
R.
Absolutamente vital. Si algo ha evidenciado la pandemia es la brecha tecnológica que siguen teniendo muchos docentes. Dar una clase magistral por zoom no es innovación docente. De hecho, esta crisis ha demostrado que clases magistrales en teoría absolutamente vitales, a las que era obligatorio asistir para poder ir al examen y donde se pasaban firmas para controlar la asistencia, se pueden impartir perfectamente desde casa. A lo mejor es el momento de plantearnos en serio qué cosas han quedado obsoletas y cómo podemos darles una vuelta. Quizás estaría bien que ir físicamente a la facultad se reservara para los talleres, las simulaciones, las prácticas docentes... El tema de la insuficiencia cardiaca me lo puedes dar en una clase por zoom y, cuando vaya a la facultad, a lo mejor me ayuda mucho más tener un paciente tipo y que me enseñes in situ cómo puedo explorarle, cómo hacer su historia... Es obvio que la pandemia ha ayudado, porque había profesores muy reticentes a dar ni siquiera ese paso y se han visto obligados a hacerlo, pero en muchos casos ha sido sólo eso, un primer paso, y aún faltan muchos.

P. ¿Es evidente que este año ha sido muy anómalo, pero no sé si, pese a ello, tiene algún consejo a su sucesor en la Presidencia del CEEM, que asumirá el cargo en apenas dos meses?
R.
Mire, yo conocí el CEEM en su formato presencial y me enamoré casi de inmediato del Consejo y de la labor que hacía. Desafortunadamente, me ha tocado una Presidencia muy atípica, marcada por una forma de hacer no presencial, pero, además, me ha tocado el retorno de lo virtual a lo presencial de nuevo, que cuesta un poquito más que a la inversa. El consejo que yo le daría es que siga siendo inconformista, que siga luchando por todo aquello que el Consejo Estatal estime que vaya en beneficio de la formación médica y, por ende, de todos los que seguimos estudiando, y que no se olvide de que representa a casi 48.000 personas, y eso le obliga a intentar unificar criterios.

P. Sea sincero, ¿está deseando que llegue octubre, verdad? En su caso, seguro que a la fatiga pandémica se une la fatiga presidencial.
R.
Existe fatiga, no se lo voy a negar, y es particularmente acusada en épocas concretas, como las de los exámenes. Yo, por ejemplo, empecé los exámenes el 21 de mayo y tres o cuatro días antes fue cuando explotó toda la polémica sobre la adjudicación de plazas MIR. Obviamente, como presidente no puedo desvincularme de la actualidad y eso te obliga a hacer un ejercicio de adaptación que, en ocasiones, es difícil. En cualquier caso, es una fatiga reconfortante y aunque a veces llegues a plantearte si merece la pena, tengo claro que si volviese atrás me volvería a presentar.

P. ¿En cualquier caso, un año de Presidencia parece un tiempo idóneo, no: le da tiempo a iniciar proyectos y terminar otros, pero no es tanto tiempo como para acabar agotado?
R.
Efectivamente, no llegas a estar quemado. Además, creo que el planteamiento del CEEM permite que tú seas un eslabón más del principio de continuidad que rige la actuación del Consejo: terminas algunas iniciativas que empezaron tus predecesores y puedes ver cómo tu sucesor o sucesores culminan proyectos que tú pusiste en marcha con mucha ilusión, y eso es muy gratificante.

Tras un año al frente del CEEM, Ángel Benegas se despide del cargo en octubre. En su adiós, analiza los detalles de la Presidencia más atípica del Consejo. Off Francisco Goiri. Madrid MIR Profesión Profesión Grado Grado Off

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