El Ministerio de Sanidad actualizó ayer su documento sobre el impacto de las variantes, que no revisaba desde junio, para constatar que la variante delta, responsable de al menos un 86% de los casos en España, ha dado un vuelco a la situación. La anterior versión del virus ya ha desaparecido prácticamente, ¿a qué nos enfrentamos con esta nueva mutación? La ciencia ha comenzado a dar algunas respuestas.
Los primeros estudios de campo realizados en personas vacunadas han traído dos buenas noticias: además de eficaces en la prevención de la enfermedad, las vacunas han mostrado excelentes resultados frenando la transmisión del SARS-CoV-2.
El problema es que esos primeros trabajos se realizaron antes de la llegada de la variante Delta, cuya expansión vuelve a arrojar dudas respecto al futuro de la pandemia. Si bien los datos aún no son definitivos, muchos científicos creen que el conjunto de mutaciones de la Delta, además de hacerla más transmisible, permiten que se propague más fácilmente entre las personas inmunizadas. Dicho de otra forma; aunque las personas vacunadas están protegidas contra la enfermedad, podrían participar en la circulación del virus.
Nuevos enfoques
Una incertidumbre que los investigadores tratan de resolver siguiendo de cerca la evolución de la situación epidémica entre los vacunados que se someten a test, ya sea por tener síntomas o por ser casos de contacto. Este enfoque se ha utilizado en los últimos meses en trabajos en Israel y Reino Unido, los países más rápidos en desplegar sus campañas de vacunación.
Así, acaban de aparecer de manera preliminar -aún deben ser revisados antes de aparecer en una revista científica- dos artículos que analizan la eficacia de las vacunas en personas expuestas a la enfermedad dentro del hogar. Y ambos estudios coinciden en que dos dosis de la vacuna fabricada por Pfizer-BioNTech proporcionan una alta eficacia (un 81%) en la prevención de las infecciones por el SARS-CoV-2 entre convivientes.
Los resultados corresponden a un periodo en el que la campaña de vacunación competía con un aumento de casos impulsado por otra variante, la Alfa (anteriormente llamada británica). Coinciden con otros trabajos preliminares al subrayar que las personas vacunadas que se infectan tienen menos probabilidades de contagiar.
Sin embargo el valor real de esa reducción no está tan claro: en el primer estudio se observó un descenso del 78%, en el segundo de un 41%. Según los expertos, esta gran diferencia en las cifras puede explicarse por el hecho de que las estimaciones se basan en un número muy pequeño de personas vacunadas que se infectaron y luego pudieron contagiar a otras. En cualquier caso, “dentro de los hogares, la vacunación reduce tanto el riesgo de infección como el de transmisión en caso de infección”, concluyen ambos estudios.
Vacunas eficaces en todos los escenarios
El primer estudio, fruto de una colaboración entre investigadores israelíes y modelizadores del Instituto Pasteur de París, analizó la transmisión en 210 hogares con personas infectadas que trabajaban en el Centro Médico Sheba, cerca de Tel Aviv, el mayor hospital de Israel. Se basó en datos recogidos entre diciembre de 2020 y abril de 2021.
El segundo, en el que participan investigadores de Yale en Estados Unidos, ha realizado un análisis retrospectivo de los datos de unos 66.000 hogares multipersonales con al menos un miembro infectado, recogidos por los Servicios de Salud Maccabi de Tel Aviv, entre junio de 2020 y marzo de 2021. Los autores subrayan que, aunque los estudios proporcionan una visión de la transmisión en el hogar, la protección es aún más significativa fuera, donde las personas podrían estar recibir una carga viral menor por estar expuestos menos tiempo.
Los resultados se añaden a la información proporcionada por otros estudios complementarios realizados en otros países. Un análisis de unos 365.000 hogares del Reino Unido, publicado el 23 de junio, estimó que las personas infectadas por el SARS-CoV-2 tenían entre un 40 y un 50% menos de probabilidades de propagar la infección si habían recibido al menos una dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech o AstraZeneca al menos tres semanas antes.
Otro estudio en Finlandia, también publicado como preimpresión en julio, descubrió que los cónyuges de los trabajadores sanitarios infectados que habían recibido una sola dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech o Moderna tenían un 43% menos de probabilidades de infectarse que los cónyuges de los trabajadores sanitarios no vacunados.
La incertidumbre de Delta
Sin embargo, la infecciosidad de la Delta crea dudas sobre estos datos, además de aumentar el umbral población necesaria que debe ser vacunada para controlar la pandemia.
La semana pasada, las autoridades estadounidenses revisaron su posición sobre las restricciones a los vacunados. “En las zonas en las que la transmisión es importante, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan que las personas totalmente vacunadas lleven mascarillas en los lugares públicos cerrados”, explicó Rochelle Walensky, directora de los CDC. Aunque la vacunación sigue siendo eficaz contra la variante Delta, los nuevos datos “indican que, en raras ocasiones, los individuos vacunados pueden ser contagiosos y transmitir el virus a otros”.
Comparar resultados es complejo, dadas las diferencias entre vacunas (algunas son más efectivas que otras) y el peso de las variantes en cada región.
En Reino Unido el Imperial College de Londres publicaba otro trabajo que mostraría una eficacia de las vacunas administradas en el último mes de un 58% contra las formas sintomáticas de la enfermedad, aunque este estudio analiza el riesgo de infección, no el riesgo de hospitalización o muerte, que es mucho menor en las personas vacunadas en cualquier circunstancia.
Menor carga viral
Pero otro de los datos más relevantes de este estudio es que apunta que las personas vacunadas tendrían una carga viral menor. “Estos resultados confirman datos anteriores que muestran que dos dosis de una vacuna ofrecen una buena protección contra la infección”, ha explicado el investigador Paul Elliott, director del programa React-1, en cuyo marco se realizó el estudio.
“Sin embargo, también podemos ver que sigue existiendo un riesgo de infección, ya que ninguna vacuna es 100% efectiva, tenemos que actuar con precaución para protegernos y reducir la tasa
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