La ciencia cambia nuestra manera de entender el mundo. Pensad, por ejemplo, en cómo el libro On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life o el artículo «Molecular structure of nucleic acids: A structure for deoxyribose nucleic acid» nos proporcionaron una perspectiva diferente de cómo los seres vivos hemos evolucionado durante millones de años. La sabiduría, la imaginación y la técnica de Darwin, Watson y Crick fueron, por supuesto, importantes. Lo que nos transformó, sin embargo, fueron sus palabras. Su maestría no fue otra que transmitir lo abrumadoramente complejo con un mensaje sencillo y claro. De manera similar, el curso «Ciencia elocuente» ha cambiado nuestra manera de entender no solo la comunicación científica, sino también la ciencia.
«Ciencia elocuente: curso práctico de escritura científica» comenzaba su segunda edición el 25 de julio en el Campus de Las Llamas (Santander) de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), con la intención de superar el éxito del año pasado.
El profesorado repetía con Enrique Saldaña a la cabeza, catedrático de Histología de la Universidad de Salamanca (USAL) e investigador del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCyL), sin cuya labor el curso no habría sido posible. Enrique nos enseñó que siempre debemos llevar encima unas buenas tijeras de podar, algo que todos hemos interiorizado y comenzado a aplicar en nuestro día a día profesional y personal.
Le seguía Bertha Gutiérrez Rodilla, catedrática de Historia de la Ciencia en la USAL, experta en comunicación científica y presidenta de la Sociedad Española de Historia de la Medicina. Bertha nos ayudó a despojarnos de extranjerismos innecesarios y nos recordó que, si bien tropezar no es malo, encariñarse con la piedra sí lo es.
Desde Barcelona, se unió John Giba, un estadounidense de Ohio experto en comunicación y traducción inglesa de textos biomédicos y autor de numerosos libros de escritura científica. John se preocupó de que supiésemos defendernos en la lengua franca de la ciencia, haciendo justicia al título del curso y ofreciéndonos multitud de ejemplos prácticos de los que aprender.
Por último, pero no por ello menos importante, cierra la plantilla José Ramón Alonso, catedrático de Biología Celular en la USAL, investigador del INCyL y divulgador científico con más de cincuenta libros publicados. JR nos mostró otro lado de la escritura científica a través de su experiencia y nos animó a seguir contando historias en torno al fuego.
Respecto a la enseñanza, el curso fue intensivo, con 30 horas en las que se aprovechó el tiempo al máximo e incluso se sacaron algunos debates del aula. Y fue ahí, fuera del aula, donde destacamos las actividades extracurriculares que nos brindó el profesorado. Estas comenzaron de forma espectacular con los fuegos artificiales de la noche del domingo y continuaron con la visita a la réplica de Altamira y a Santillana del Mar, el paseo hasta el faro del Cabo Mayor y la última cena en el Palacio de la Magdalena, entre otras.
Todo ello ayudó a que los estudiantes nos integrásemos sin problemas, una consecuencia directa de la calidad tanto profesional como personal de los docentes. Queremos resaltar también la gran diversidad del grupo en cuanto a ramas del conocimiento, algo que enriqueció muchísimo el aprendizaje y nos ofreció nuevas perspectivas en proyectos personales. Lo que todos teníamos en común, independientemente del alma mater de cada uno, era el interés por la ciencia en todas sus formas.
Aunque solo sea la segunda edición de «Ciencia elocuente», el curso está ya consolidado. Es más, todos los alumnos coincidimos en que volveríamos para una versión avanzada. Sin duda, nos han quedado ganas de mejorar como científicos o, mejor dicho, como los escritores profesionales que deberíamos ser. La ciencia no existe ni se desarrolla sin comunicación, especialmente, la escrita. En cierta manera, la ciencia es un cuento que cambia a sus protagonistas y a la mente del lector: «En toda gran historia, el punto de llegada no debe coincidir exactamente con el de partida, ya que al menos uno de los personajes sufre una transformación notable durante el recorrido». Os podemos asegurar que, tras esta semana, ninguno de nosotros es el mismo.
Julia Pérez Botía y Lucas López Manuel
Entre el 25 y el 29 de julio se impartió en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander la segunda edición del curso de verano «Ciencia elocuente: curso práctico de escritura científica». Off Julia Pérez Botía y Lucas López Manuel Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/FrRge5E
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