El punto de partida muestra lo que ocurre en las consultas médicas: "asistimos a un incremento progresivo de menores de edad que afirman experimentar malestar con el género asignado al nacer o identificarse como transgénero". Ante esta realidad, el Consejo de Colegios Oficiales de Médicos de Cataluña ha elaborado un documento de posicionamiento que han llamado La atención a la diversidad de género en personas menores de edad.
En Cataluña, un reciente informe describe el incremento de la demanda de estos servicios de atención a la diversidad sexual, que allí llaman Trànsit. Aumentó de 19 atenciones en 2012 a 1.454 en 2021. En los años 2019 y 2020, los menores de edad han supuesto casi un 40 % de las personas atendidas en este servicio.
Reconocen que la disconformidad de género va asociada a "un incremento de sintomatología ansiosa, depresión, ideación y tentativas de suicidio y puede estar asociada a un mayor riesgo de bullying, de estereotipos y de rechazo escolar". Y advierten de que "es indispensable que los profesionales que atienden a estos menores actúen con unos principios deontológicos claros, pensando siempre en el mayor beneficio del niño".
La atención de la infancia y adolescencia con diversidad de género requiere un abordaje con un modelo biopsicosocial, dicen, porque "las necesidades de estas personas pueden ser muy variadas a lo largo del proceso, lo que hace necesario un acompañamiento desde diferentes ámbitos".
Para ello, hacen falta equipos multidisciplinarios, que permitan una valoración integral teniendo en cuenta "los aspectos psicológicos, médicos, sociales y éticos, según las necesidades de cada persona y familia".
Equipos que atiendan a estas personas y a sus familias, con los que deben tener una actitud respetuosa, inclusiva y prudente.
Informar de manera adecuada
Los profesionales deben proporcionar información clara y de fácil comprensión para el menor y para sus padres o tutores sobre los procedimientos (incluyendo riesgos y beneficios potenciales, expectativas y limitaciones y la posibilidad de reversibilidad de las opciones), así como sobre la necesidad de evaluaciones psicológicas y endocrinológicas, valorando trastornos psiquiátricos o comorbilidades, asociados o no a la condición trans, y priorizar herramientas de abordaje psicológico frente al farmacológico.
La realidad del entorno de cada persona requiere, en algunas ocasiones, el apoyo por parte de trabajo social. Es importante considerar, señalan, "la experiencia de otros países, como el Reino Unido, Suecia, Finlandia, Francia o Australia, donde se está limitando el uso indiscriminado de los tratamientos hormonales, priorizando la atención psicológica y el acompañamiento".
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