Tras dos años de trabajo, la Mesa de la Profesión Farmacéutica, constituida en diciembre de 2020, se ha reunido por cuarta vez en sesión plenaria para presentar, en la sede del Consejo General de COF, los documentos de los cuatro grupos de trabajo constituidos en su seno: Formación Continuada y Recertificación Profesional, Nuevas Especialidades Farmacéuticas, Plan de Atención Integral al Paciente por el Farmacéutico y Seguridad Clínica.
En 2023 continuarán trabajando a partir de las conclusiones presentadas este martes, ya que esta Mesa nació con "vocación de continuidad", según ha explicado el coordinador de los grupos de trabajo de la Mesa de la Profesión Farmacéutica, José Martínez Olmos, actualmente profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y ex secretario General del Ministerio de Sanidad, entre otros cargos. Ha asegurado también que "supondrá una de las propuestas más innovadoras que puede tener el sistema sanitario para conseguir resolver desafíos de la población española, como la gestión de la cronicidad [...]. Esto implica la colaboración de muchas profesiones sanitarias y la gestión del medicamento. Y aquí hay una propuesta de la profesión farmacéutica con criterios técnicos, científicos y protocolos", aparte de una necesaria adaptación de los modelos curriculares del farmacéutico, en la formación del grado y en la formación continuada, ha detallado.
"Las diferentes modalidades de ejercicio de esta profesión y los diferentes niveles asistenciales tenemos que trabajar unidos" (Jesús Aguilar)
Ha sido un acto multitudinario, encabezado por el presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, Jesús Aguilar, que ha subrayado el carácter colectivo de estos documentos con una frase que le inspira en todas sus actuaciones: "Solo se avanza más rápido, pero juntos se llega más lejos". En ese sentido, ha destacado que "las diferentes modalidades de ejercicio de esta profesión y los diferentes niveles asistenciales tenemos que trabajar unidos para el avance de la profesión farmacéutica y el desarrollo de la farmacia clínica y asistencial". Y ha mostrado su satisfacción por haber creado "espacios de entendimiento y de consenso, con estrategias comunes"; a su vez, ha agradecido a todos los asistentes su trabajo por el presente y futuro de la profesión, "con el objetivo de dejar una profesión mejor de la que nos encontramos".
Acto seguido, Martínez Olmos ha resumido los cuatro documentos y ha puesto el acento en que la meta es "conseguir una mejor calidad en la atención a los pacientes", desde un punto de vista colaborativo con el sistema sanitario. Ha elogiado también la "gran riqueza de esta profesión en cuanto a desempeño profesional".
"Son propuestas de la profesión farmacéutica en colaboración con el sistema sanitario y otras profesiones" (José Martínez Olmos)
Respecto a la formación continuada y la recertificación, considera que es un área necesaria para que la profesión esté lo más capacitada ante las necesidades de la población; sobre nuevas especialidades farmacéuticas, ha especificado que se trata de "responder a nuevos desafíos del sistema sanitario, tambien fruto del avance científico"; respecto al plan de Atención Integral al Paciente por el Farmacéutico, considera que "quizás se trate del más importante" y aborda cómo trabajar desde los distintos ámbitos farmacéuticos y con otras profesiones, como médicos y enfermeras. En cuanto a seguridad clínica, ve vital "trabajar con criterios de seguridad para la calidad, efectividad y eficiencia del sistema". En definitiva, se trata de "una hoja de ruta que tiene que seguir la profesión farmacéutica para los desafíos que tiene la población española en relación con la gestión del medicamento y la colaboración con el sistema sanitario y otras profesiones".
Nuevas especialidades, algunas vía FIR
El documento, de 90 páginas, apuesta por la creación de nuevas especialidades farmacéuicas o la incorporación del farmacéutico en especialidades ya existentes, demandadas como especialidad pluridisciplinar.
Así, consideran necesaria una nueva especialidad de farmacétuico especialista de atención primaria vía FIR, ya que "en estos momentos el farmacéutico de atención primaria despliega una amplísima cartera de servicios basada en unos conocimientos que no se obtienen ahora mismo en ninguna especialidad en toda su amplitud".
También piden que Farmacia Clínica Familiar y Comunitaria sea una especialidad vía FIR "con un periodo de residencia que se determinará en el futuro".
Una especialidad nueva sería la de farmacéutico especialista en Salud Pública, "abordada hace más de 10 años a través de la disposición adicional primera de la Ley General de Salud Pública (2011) y que, a día de hoy, es un asunto todavía sin resolver", y cuya importancia, según consta en el documento, es indiscutible a raíz de la pandemia.
En este punto, Martínez Olmos subraya que "es uno de los espacios donde la discusión entre profesiones no debe darse, porque en esta situaciónde pandemia hemos comprobado que es una respuesta asistencial, organizativa y de planteamientos de políticas públicas que requiere la aportación de diferentes disciplinas. Y tenemos especialistas en Salud Pública que son médicos, también en el ámbito de la Enfermería y es un espacio de trabajo para el farmacéutico, que ya lo está haciendo con muchos servicios de salud de diferentes autonomías. En la farmacia comunitaria, mediante acuerdos autonómicos, también los está haciendo". Dicho esto, ha admitido que requiere de un "esfuerzo institucional y de diálogo con otras profesiones, pero en este asunto seguiremos trabajando este eño, con medidas concretas".
También proponen la incoporación del farmacéutico a una especialidad ya existente y a la que solo tienen acceso a los médicos: Farmacología Clínica.
En el ámbito de la industria, proponen Farmacia Industria y Galénica, así como Análisis y Control de Fármacos y Medicamentos, vía FIR no hospitalario.
Seguridad clínica, con necesidad normativa
En el apartado de seguridad clínica, surgen retos como la necesidad de una comunicación adecuada entre el farmacéutico y el médico prescriptor, formalizando herramientas e infraestructuras de comunicación existentes.
También se menciona la necesidad de que la historia clínica sea conocida por el farmacéutico y sea un "instrumento de trabajo", "asegurando que se cuenta al menos en la dispensación con alertas (interacciones, alergias, duplicidades...)", así como el "acceso a información de analíticas recientes, para permitir valorar la eficacia y seguridad de los tratamientos".
En esta cuestión, en una respuesta a este medio, Aguilar ha dejado claro que debe irse paso a paso y lo primero que reivindican es el acceso a la historia farmacológica: "Hoy por hoy identificamos la enfermedad del paciente por los medicamentos que se les han prescrito, que no parece que tenga mucha lógica. Pero son actuaciones que se tienen que hacer en el ámbito de cada comunidad autónoma. Sí es verdad que ni entre los hospitales se comparte el historial clínico".
El documento señala que en las cuestiones relacionadas con la seguridad clínica de los pacientes y las actuaciones profesionales de los farmacéuticos sería necesario reflejarlas, con estas aportaciones, en la reforma de la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios que se prevé para 2023; aunque también hay normas en las que tendrían cabida, como la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente o la Ley de Equidad, Universalidad y Cohesión del SNS, anunciada por el Gobierno, así como a través del marco normativo que se genere con la puesta en marcha de la Agencia Estatal de Salud Pública.
Sin embargo, Martínez Olmos ha dejado claro que "las posibles modificaciones normativas serían una consecuencia de haber reforzado estas líneas: aplicar conocimiento científico para dar seguridad clínicia a las actuaciones, y ahí los farmacéuticos tienen un papel relevante".
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