El juzgado de Primera Instancia número 71 de Madrid ha concedido una indemnización de 6,5 millones de euros los padres de un menor que sufre una minusvalía de un 93% por la deficiente atención a un parto. La magistrada reconoce una relación directa entre la situación en la que está el joven, que en estos momentos ya es un adolescente de 17 años, y la mala praxis ginecológica.
Han sido condenados a responder de manera solidaria el hospital privado en el que dio a luz la mujer, la Clínica San Francisco de León (que hoy es HM San Francisco), el Centro Ginecológico de León, propiedad del ginecólogo que dio el servicio a la gestante y que actuaba dentro de la citada clínica y, como tercer responsable, SegurCaixa Adeslas, la aseguradora de la mujer y por la que asistió al centro privado.
Para entender el caso hay que remontarse a 2005, cuando ocurrieron los hechos. En la Clínica San Francisco de León habían seguido todo el embarazo con controles analíticos y ecográficos normales. La demandante tenía 32 años y era primeriza.
Atención clínica
Ingresó en el Centro un día después de salir de cuentas ya con contracciones cada 4-5 minutos. Le rompieron la bolsa, el líquido salió blanco, y empezó a ser monitorizada para controlar el bienestar fetal. Hay registro de monitores desde las 6:00 de la mañana hasta las 13:06, pero desde ese momento y hasta las 14:10, que es cuando nació el niño, no hay registro del monitor.
A la gestante, le fue administrada oxitocina cuando tenía una dilatación de 2 centímetros y le pusieron la epidural. El niño nació con uso de ventosa y en estado deprimido, aunque no se le hizo prueba de PH.
Los abogados de la familia, representada por el despacho de Alfonso Iglesias, experto en Derecho Sanitario, abogado y médico, defendieron en el juicio que la minusvalía que sufre el niño se pudo haber evitado, porque se produjo debido a un sufrimiento fetal que se mantuvo durante 64 minutos. Ese tiempo es el periodo previo a la expulsión del niño, cuando la mujer estuvo sin monitorizar y cuando el registro desde las 12:00 ya daba signos de pérdida de bienestar fetal. En definitiva, consideran que "la patología fue previsible y evitable".
El recién nacido, "envuelto en una manta y en brazos de su padre o de la matrona, fue trasladado al Hospital de León en ambulancia en una situación calamitosa". El daño neurológico ya se había producido y los facultativos del Hospital público de León no pudieron hacer nada.
Con este relato de los hechos, la acusación considera demostrada la relación de causalidad entre la situación del niño (hoy con una minusvalía reconocida del 93%) y la atención al parto. Y la magistrada instancia avala ese razonamiento.
Dice: "A esta juzgadora le parece claro y evidente que si el estado de salud del feto y de la madre había sido bueno durante todo el embarazo y era igualmente bueno en el momento en que entra en el centro sanitario y, tras el parto, el bebé presenta el grave daño neurológico que derivó en las patologías que padece es porque durante la intervención se adoptaron decisiones médico-sanitarias equivocadas o negligentes que derivaron en el resultado dañoso, habiendo sido esta afirmación (de pura lógica) plenamente avalada por la prueba practicada en el juicio".
Testigos
En el juicio declararon el ginecólogo que atendió a la mujer, la matrona y el pediatra. El facultativo explicó que fue avisado de que había una mujer de parto mientras estaba de guardia. Destacó que se trataba de un parto "de bajo riesgo" y que "cuando hubo una dilatación completa la exploró y esperaron hasta las 13.30 horas en que decidieron pasarla al paritorio cuando vieron que se podía hacer vía vaginal".
Ginecólogo
En el periodo expulsivo, el ginecólogo decidió utilizar una ventosa "porque a la paciente le costaba empujar". Y no hizo cesárea porque retrasaba los tiempos. Según el testimonio del médico, "el niño nació con la primera tracción y salió deprimido". Aseguró que desconocía la causa de su estado, pero "que no venía del parto ni del periodo de dilatación". Declaró que "el recién nacido fue trasladado al Hospital de León y allí se hizo una determinación del PH y fue normal. Al niño le quitaron en el hospital la asistencia respiratoria y al cabo de dos horas, convulsionó".
Matrona
En las declaraciones de la matrona en el juicio, ésta afirmó que "el niño nació deprimido y no respiraba correctamente, desconociendo la causa". Así que explicó que "llevó al niño a una mesa de exploración y allí se le hizo la reanimación. Se le intubó y después tuvo respiración normal. Según su versión, "el traslado al hospital lo solicitó el propio pediatra, el ginecólogo finalizó su trabajo. Se efectuó el traslado al Hospital de León en la ambulancia, llevando la declarante al niño en brazos, que respiraba espontáneamente, no observando nada anormal". Cuando llegaron al hospital, le metieron en urgencias y ella asegura que "ya no sabe nada".
Pediatra
Por último, el testimonio del pediatra que atendió al menor insiste en que "el niño presentó el daño desde el primer momento". Estaba también el anestesista, se dieron cuenta de que el niño necesitaba asistencia inmediata y le reanimaron conjuntamente, dijo. Tomaron la decisión de intubar.
Confirma el testimonio de la matrona, en el sentido de que fue el pediatra quien decidió el traslado al Hospital de León del niño. Fueron 10 minutos en ambulancia. El pediatra, que iba en su coche detrás de la ambulancia, asegura que "el niño llegó en buenas condiciones, pero a partir de las dos horas de vida se le complicaron las cosas".
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