Detrás de cada farmacia hay una historia. Algunas de superación, otras de tesón, otras hablan de sagas de farmacéuticos...
La historia que hay detrás de la Farmacia Llabrés, ubicada en Menorca, habla de los comienzos del siglo XX, de boticarios entregados a sus pacientes y que abrieron caminos, pero también habla de la Casa Real y cómo, gracias a ella, esta farmacia, que estuvo durante años en desuso y totalmente abandonada, hoy vuelve a la vida convertida en un lugar para visitar y que alberga auténticos tesoros.
Los amantes del salseo se preguntarán cómo acaban sus Majestades los Reyes de España, Don Felipe VI y Doña Leticia, entre albarelos. Todo se remonta a Joan Ignasi Balada, el hijo de la farmacéutica Catalina Seguí Llabrés, quien regentó la farmacia desde 1926 hasta su muerte en 1981. La señora Nina, como así la llamaban, fue la primera mujer farmacéutica de las Islas Baleares, pero eso no impidió que su hijo la cerrara cuando cayó en sus manos.
La Farmacia Llabrés permaneció cerrada y enterrada en el olvido durante años, provocando su deterioro y lo que parecía su fin. Como cuenta a CF la Fundación para Personas con Discapacidad de Menorca, entidad a la que se le ha cedido el uso del inmueble donde se ubica la botica, "durante las décadas de 1990 y 2000, el local de la planta baja y el resto del edificio quedaron en desuso". Por eso, "dado el estado de abandono en el que se encontraba la farmacia y las noticias que circularon sobre el desmantelamiento y la salida de Ciutadella de su mobiliario y de los elementos decorativos, en 2007, la Sociedad Histórica Arqueológica Martí Bella inició las gestiones para solicitar a las administraciones la protección de la emblemática botica".
Pero volvamos al hijo de la señora Nina y a la Casa Real. Cuando este hombre murió el 18 de noviembre de 2009, nombró herederos de la mitad de su patrimonio, a partes iguales, a los que entonces eran Príncipes de Asturias, hoy sus Majestades los Reyes, y a los ocho nietos de los reyes eméritos, dando encargo a los príncipes de crear, con el otro cincuenta por ciento, una fundación de interés general. Además, en el testamento había una cláusula que decía que, en caso de renuncia, la fortuna pasaría al estado de Israel.
Como informa Casa Real, "sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias, cumpliendo la voluntad de don Juan Ignacio Balada Llabrés expresada en su testamento, constituyeron la Fundación Hesperia el día 23 de abril de 2010 [...]", que tenía como objeto "el estudio y el apoyo de la institución monárquica tanto en España como en el extranjero, así como su fomento a través de las ciencias y las artes". Y fue esta fundación, propietaria del inmueble, la que en 2014 cede el uso de las dependencias a la Fundación para Personas con Discapacidad de Menorca.
Estos serían los primeros pasos para que la Farmacia Llabrés volviera a la vida. De hecho, entre 2016 y 2020 la Fundación Hesperia llevó a cabo un largo proceso de rehabilitación del inmueble y la Fundación para Personas con Discapacidad de Menorca asumió la restauración del mobiliario y de otros elementos. Incluso el Consell Insular hizo una aportación de 80.000 euros, que se sumó a los 30.000 de la Fundación Hesperia.
Ejemplo del Modernismo isleño
No ha sido hasta este año, cuando todos los trabajos han sido finalizados y ya se puede visitar la farmacia, que está totalmente rehabilitada; de hecho, se ha recreado tal y como estaba entonces. Barbará Torrent, vicepresidenta de la Fundación para Personas con Discapacidad de Menorca, cuenta a este medio que el hecho de que el establecimiento no hubiera sufrido rehabilitaciones durante el tiempo que estuvo en uso, les ha permitido ser fieles a la farmacia de hace cien años. "Todo se encuentra en su estado original: desde las cristaleras hasta las paredes de tela pintada y el mobiliario que, aunque restaurado, es también el original. Además, se puede ver la orla universitaria de cuando se graduó la doctora Llabrés. También se conserva la báscula donde se pesaban todas las personas del pueblo, desde los bebés hasta los adultos, y la caja registradora original, que es uno de los elementos más emblemáticos".
Al final, se ha logrado "devolver a la farmacia su esplendor de antaño, a la vez que abrir el espacio a la ciudadanía. Hay que tener en cuenta que las farmacias han formado parte de nuestra sociedad desde tiempos antiguos y el objetivo es seguir manteniendo su esencia más pura", ensalzan desde la fundación.
Torrent subraya que "la Farmacia Llabrés es el principal referente y uno de los pocos testigos que quedan del Modernismo en Menorca" y destaca, además, porque ahora "es accesible cien por cien para todas las personas con algún tipo de discapacidad ya sea física, cognitiva o sensorial (auditiva y visual), por lo que cuenta con braille, sistemas de comunicación en lengua de signos, etc., El fin es promover desde la fundación que espacios culturales, patrimoniales y artísticos de este tipo sean accesibles también para este colectivo".
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