Por fin terminó. El examen FIR 2023 ha concluido tras una gélida jornada marcada por los nervios y la emoción de amigos y familiares que esperaban a las puertas de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), donde este año ha tenido lugar la prueba.
Los examinandos iban saliendo a medida que terminaban y eran recibidos con serpentinas, confeti, pancartas, ramos de flores, cánticos y muchos, muchos aplausos. Ahora poco importa el resultado; ahora toca animar y reconocer el esfuerzo de los que hoy se han presentado al FIR y los que lo han sufrido, desconectar.
Sí, decimos sufrido, porque para algunos de los farmacéuticos con los que ha hablado CF ha sido muy difícil. Íñigo Coello (Farmacia por la UCM) es reincidente en estos lares y un asiduo de este periódico. De hecho, tuvimos la oportunidad de hablar con él en la pasada convocatoria, en la que no tuvo suerte. Esta vez sale con buenas vibraciones, pero afirma que el examen FIR le ha parecido muy complicado y más difícil que el del año pasado. Asegura, incluso, que "parecía más un examen MIR que FIR. Había muchas preguntas de diagnóstico, de Anatomía y Fisiología". Reconoce que han preguntado términos que no había oído nunca.
La misma impresión ha tenido Blanca Iturbe Sanz (Farmacia por la UCM), que lleva dos intentos para conseguir una plaza en Análisis Clínicos. En su opinión, la prueba ha tenido un nivel de exigencia muy elevado "y es algo totalmente innecesario", sobre todo porque no se corresponde con el día a día del farmacéutico. "Ha habido preguntas de MIR, muchos casos clínicos que nosotros, como farmacéuticos, no vemos en nuestra práctica profesional ni tampoco durante la carrera", comenta al término del examen. A su juicio, "las preguntas eran muy rebuscadas, muchas de Fisiología y otras relacionadas con valores sanguíneos que no hemos visto o con microrganismos que no son propios de España".
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