Clara Caballero Valls e Isabel Valls Ferrán pasean del brazo, muy abrigadas, las cabezas juntas y aire de confidencias, por la explanada de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). La primera, madrileña, graduada en Medicina, se presenta al examen MIR por primera vez, y está "atacada". La segunda, oftalmóloga infantil en el Hospital Niño Jesús, tiene más de 23 años de experiencia asistencial, pero hoy ejerce una especialidad si cabe más complicada: "orgullosísima y, también, nerviosísima" madre de una aspirante a especialista en formación.
Han llegado a la sede del examen MIR en Madrid, una de las 28 habilitadas por el Ministerio de Sanidad, con más de dos horas de antelación con respecto a la hora fijada para empezar el llamamiento, uno por uno, de los candidatos a las 1.790 plazas docentes convocadas en Madrid para cursar una especialidad médica. Clara aspira a una de ellas y su carta de presentación son "las más de 10 horas de estudio" que ha cumplimentado, día tras día (salvo la jornada de descanso) en los últimos meses.
Clara asegura que las semanas, los días e incluso las horas previas al día fijado para la prueba estaba "extrañamente tranquila", pero la adrenalina ha subido muchos enteros cuando han llegado a la sede del examen, ha seguido in crescendo cuando funcionarios del Ministerio de Sanidad han colocado los paneles con las listas de las aulas asignadas a los candidatos, y se ha disparado "hasta límites insospechados" cuando ha visto llegar el furgón blindado con las hojas del examen, amontonadas en apretados fajos e introducidas en carretillas en la facultad por personal de seguridad.
Cuando le pedimos que nos cuente todo eso a cámara, duda un instante, "porque me va a temblar la voz", pero su madre intercede, tira de su experiencia en consulta y le dice: "Lo vas a hacer muy bien, nena, y te va a venir fenomenal para pensar en otra cosa y templar los nervios". Además, "es Diario Médico", sentencia Isabel, con la, para ella, incuestionable autoridad de una lectora habitual de nuestro periódico.
Clara asegura que, al menos de momento, no tiene una especialidad favorita. "Me muevo entre unas cuantas, pero, si te digo la verdad, no hay una que ocupe mi mente sí o sí. De momento, voy a intentar que el examen me salga lo mejor posible y luego ya veremos por cuál me decanto". Cuando le decimos que eso, el no estar obsesionada por una especialidad en concreto, puede ser un factor de distensión, dice: "Pues mira, no lo había pensado, pero sí, quizás ha contribuido a esa relativa tranquilidad que tenía los días previos". Ahora no, insiste, ahora no hay factores de relajación que valgan. La mano de su madre se apoya en su antebrazo y juraríamos que algo ayuda.
A cámara, Isabel reconoce que le encantaría que su hija se decantase por Oftalmología, "porque es la mía, me apasiona y, además, podría ayudarla en todo lo que necesitara", pero matiza que su prioridad es clara: "Ante todo quiero que sea feliz, elija la que elija". En un aparte nos confiesa que ella no es la única médico de la familia, y que "es casi inevitable que Clara haya estado rodeada de los comentarios y consejos de unos y otros. Ante todo, quiero que no tenga presión, que se centre en el examen y que luego sea ella la que decida por sí misma. Haga lo que haga, estará bien".
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