La ansiedad cursa con un amplio abanico de síntomas. Pueden ser cognitivos, como pensamientos recurrentes, catastrofistas y anticipatorios, dificultad para concentrarse y pensamientos muy polarizados; físicos o fisiológicos, como fatiga, tensión muscular, taquicardia, molestias gastrointestinales, dificultad respiratoria, náuseas o vómitos, dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido... Y conductuales, como agitación, inquietud o impaciencia, irritabilidad, hiperactividad, temblores o tartamudeo... Saber identificarlos pronto es el primer paso para asumir la enfermedad, pedir asesoramiento al médico, al psiquiatra o al farmacéutico y recibir el tratamiento adecuado.
De estos aspectos y de cómo se trata la patología se habla en la guía (Con)Vivir con la ansiedad, en la que han participado la Fundación Juan José López-Ibor, la Sociedad Española para el Desarrollo y Estudio de la Psicología (Sedep) y Schwabe Farma Ibérica.
En el texto, que se ha presentado este miércoles, día 26 de mayo, se reconoce que el cuadro sintomatológico de la ansiedad es tan amplio y a menudo tan cercano a otras enfermedades que "es probable que se confunda con otros tipos de patologías".
Por eso hacen hincapié en acudir a un psicólogo colegiado y cualificado para que se pueda aplicar al paciente técnicas avanzadas avaladas científicamente. A la hora de elegir un profesional, desde la farmacia se puede recomendar que consulten el listado de profesionales de los colegios de Psicología, asegurarse de que cuenta con un número de colegiado y que tiene la titulación reglada.
Cuándo deja de ser normal
Como ha explicado Inés López-Ibor, especialista en Psiquiatría y catedrática de la Universidad Complutense de Madrid, en la rueda de prensa, "la ansiedad es un sentimiento normal adaptativo que nos va a acompañar durante toda la vida, que surge ante una amenaza y nos prepara para reaccionar ante ella". Pero también puede ser "un síntoma que acompaña a otras enfermedades, como las del corazón o el hipertiroidismo", e incluso un trastorno en sí mismo. A su juicio, cuando esa respuesta normal se convierte en síntoma, hay que consultar con un médico, un psicólogo o un farmacéutico para recibir atención y consejo.
Sara Laguna, coordinadora de áreas de la Sedep, reconoce que desde que el paciente nota los primeros síntomas hasta que pide ayuda y recibe tratamiento puede pasar un periodo muy largo", que va en contra de la evolución del trastorno, ya que puede agravarse.
Las señales de alarma que debe tener en cuenta al farmacéutico para derivar al médico a un paciente que refiere alguno de los síntomas descritos, es cuando "alguno de esos síntomas son muy intensos, no los puede controlar y son limitantes, tanto que le impiden realizar actividades cotidianas", ha remarcado la psiquiatra.
En la presentación también se ha puesto el foco en los jóvenes, quienes han sufrido especialmente el impacto psicológico de la pandemia. Sobre este colectivo, López-Ibor ha mencionado estar atentos a ciertos comportamientos que podrían hacer sospechar que hay un cuadro de ansiedad, entre ellos, cambios en el alimentación y en el peso; consumo de alcoholo y drogas; comportamientos más irascibles, o abuso de tablets y móviles. "Hay que hablar con ellos y preguntarles qué les ocurre y cómo se sienten", ha añadido.
Asimismo, la experta recomienda remitir al médico cuando hay otras patologías y está tomando otros medicamentos, para evitar interacciones, y cuando puede sospechar que son síntomas de otra enfermedad.
Como ha explicado Sonia Ayo, directora de Marketing de Schwabe Farma Ibérica, la guía está estructurada en tres patas: "Una centrada en conocer la enfermedad, otra en conocer los casos de quienes la sufren y otra cómo convivir con la ansiedad". La última parte tiene especial relevancia a su juicio porque muchas veces el entorno del enfermo no sabe cómo comportarse ni cómo ayudarle.
Sobre este último punto, la guía recomienda los siguientes consejo, que también puede transmitir el farmacéutico comunitario:
- Ponerse en lugar de la persona: "No se sufre ansiedad porque el paciente lo desee. Cuando se vuelve excesiva, desadaptativa e interfiere en la vida diaria se necesita ayuda", reza el texto.
- Mantener la comunicación, "con el fin de conocer cuáles son sus preocupaciones y sentimientos respecto a la situación". Así, hay que ayudarle a "verbalizar lo que siente y evitar que pueda caer en la frustración. Se puede establecer horarios para hablar, responder a sus preguntas, aclarar la situación y compartir sus avances".
- Compartir momentos tranquilos. La guía recomienda realizar alguna actividad conjunta que pueda romper el círculo de apatía en el que, a veces, se ven atrapadas las personas con ansiedad. En este sentido menciona hacer yoga, meditar o salir a pasear.
- Dejar que tenga su espacio personal. El objetivo es que pueda estar solo un rato durante el día para que tenga su privacidad. No hay que presionar.
- Tener paciencia. "Es fácil perder la paciencia", dicen los autores del documento. Sobre esto, insisten en valorar los progresos que presente por muy pequeños que sean, felicitarle y ayudarle a que él mismo los reconozca.
- Recomendar ayuda profesional. Se puede sugerir buscar ayuda de expertos, explicando de forma cercana y empática los beneficios que tiene y cómo le pueden ayudar a tratar esta situación. Ayuda decir que igual que se trabaja la sald física hay que tratar la mental.
Un apartado importante de la guía por su contenido práctico es el que recoge las frases que se deben evitar y las que sí se pueden usar cuando se está tratando con una persona con ansiedad.
Así, hay que evitar decir: deja de preocuparte, cálmate; debes intentar superarlo y espabilar; ignóralo y piensa en otra cosa; no te enfades; debes intentar superarlo; tu problema es que piensas demasiado; no le des más vueltas a las cosas; todo está en tu cabeza, no es real; eres muy negativo, tienes que ver el lado positivo, y no tienes problemas graves, hay gente que está mucho peor en este mundo.
Lo que sí conviene decir: lo que estás sintiendo es más común de lo que crees; aquí estoy para lo que necesiten; te apoyo; es normal lo que sientes; podemos hablar de lo que quieras; cuando te sientas preparado, podemos buscar ayuda profesional, y es un síntoma, no es que seas así.
Tratamiento
En la guía se detalla que el tratamiento de la ansiedad se basa en una terapia psicológica, en la que se aplican técnicas de relajación, como la respiración diafragmática, el entrenamiento autógeno de Shultz, la relajación muscular progresiva y/o meditación; tratamiento farmacológico con benzodiazepinas o inhibidores de recaptación de serotonina (ISRS), productos de origen natural o complementos alilmenticios, "con un mecanismo de acción más lento y que requiere de algún tiempo para que sus efectos sean evidentes", y medicamentos ansiolíticos de origen natural.
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