"La aparición de una nueva especialidad de Urgencias y Emergencias no resolvería ninguno de los problemas actuales de los servicios de urgencias que son de índole organizativa y no competencial". Es uno de los argumentos de las tres sociedades de Medicina de Familia (Semfyc, Semergen y SEMG), la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) frente a los llamamientos de la semana pasada por la especialidad.
Las seis sociedades, que "representan un colectivo de 50.000 especialistas médicos, equivalente a más del 40% de los médicos del SNS" han recordado varios de los argumentos por lo que se oponen a una especialidad propia para Urgencias. Hay que recordar que la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) tiene el apoyo de otras 29 sociedades científicas, además de la Organización Médica Colegial, el sindicato CESM, diversos pronunciamientos de diferentes parlamentos, etc.
"La patología que se atiende en Urgencias, así como toda la patología urgente, es enormemente variada. No sólo es patología aguda sino también crónica. Por ello, los profesionales de los servicios de urgencias deben tener un perfil “generalista” para poder dar respuesta adecuada a los problemas generales de los pacientes".
Resaltan que sólo el 10-12% de los pacientes atendidos en los Servicios de Urgencia precisan de ingreso hospitalario, "siendo el resto derivados a su domicilio, o con recomendación de seguimiento ambulatorio por su médico de familia o por otros especialistas en el ámbito hospitalario", indican.
Por el contrario, "la patología urgente es competencia de todas las especialidades tanto médicas como quirúrgicas, y por tanto no se puede renunciar a ella, siendo además independiente del lugar en el que desarrolle su actividad", por lo que no es posible establecer un límite de competencias.
Una nueva especialidad de Urgencias "reforzará un modelo asistencial fragmentado que es insostenible en el tiempo", mientras que el SNS debería por el contrario, adaptarse las necesidades asistenciales marcadas por la cronicidad, la pluripatología y el envejecimiento.
"La atención de urgencia se entiende como una atención integral y continua que se presta por atención primaria y hospitalaria, y por los servicios y dispositivos específicamente dedicados a la atención urgente" y, por tanto, defienden, forman parte del "ámbito natural de trabajo del médico de Familia".
La Administración es quien contrata profesionales según perfiles y, en este caso, "prácticamente todas las autonomías priorizan los perfiles de las especialidades más generalistas. Es la administración sanitaria quien debe dar el respaldo legal y definir la titulación para desempeñar la actividad en éste ámbito". Por tanto, "no es cierto que existan deficiencias en la calidad de la atención prestada en los servicios de urgencias y que la falta de una especialidad de Urgencias comprometa dicha asistencia".
La dependencia de los MIR no es sólo en Urgencias
También señalan que "el hecho de que los médicos en formación (MIR) deban asumir una parte importante de la carga asistencial no es un escenario particular de los servicios de urgencias, sino que es una situación común en cualquier servicio hospitalario". Consideran que este hecho no es de por sí negativo siempre que los residentes estén supervisados, si bien los recortes de plantilla están dificultando este punto en todos los servicios. "Normalizar esta situación pasa por mantener una adecuada política de contratación de médicos adjuntos, no por crear una nueva especialidad".
Las seis sociedades insisten, por el contrario, que "la propuesta de un área de capacitación especializada (ACE) en Urgencias da una respuesta mucho más coherente a las necesidades sociales actuales, así como a los requerimientos organizativos de los servicios sanitarios, e incluso a las propias necesidades personales de los profesionales". En este sentido, "apoyamos sin reservas la necesidad de reconocimiento a los profesionales que trabajan en los servicios de urgencias y la importancia de estructurar la futura formación de estos profesionales".
Entre otros motivos, argumentan que "el trabajo en Urgencias se desarrolla bajo un elevado nivel de presión que conlleva un notable desgaste profesional. La ACE en Urgencias representa un modelo más flexible que facilita la movilidad de los médicos en diferentes ámbitos asistenciales (urgencias, atención primaria, o servicios hospitalarios como Medicina Interna), con las consiguientes ventajas tanto para los profesionales como para la propia organización sanitaria".
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