Seis sociedades pediátricas relacionadas con el asma (Seicap, SENP, Sepeap, Aepap, SEUP y AEEP) han elaborado un documento de consenso sobre asma infantil, avalado por la Asociación Española de Pediatría, del que se realiza un resumen en el número de agosto de la publicación Anales de Pediatría.
En el documento de consenso se define el asma como "una enfermedad heterogénea caracterizada por una serie de hallazgos clínicos que reflejan la presencia de una obstrucción crónica, difusa y fluctuante o reversible de la vía aérea inferior, generalmente de naturaleza inflamatoria". Y añaden que su diagnóstico es sindrómico por lo que "identifica al paciente con ciertas manifestaciones clínicas cuyas causas no están bien definidas".
Asimismo, hace un repaso de las manifestaciones de esta enfermedad, entre los que mencionan la tos, como un signo "frecuente y precoz, pero inespecífico". "Si la obstrucción aumenta, se apreciará taquipnea y aumento del trabajo respiratorio, con alargamiento de la espiración y empleo de músculos accesorios. La respiración se hace ruidosa, siendo las sibilancias el sonido más característico de la enfermedad". Además, los autores destacan que los niños mayores pueden manifestar sensación de disnea, dolor u opresión torácica.
Respecto al diagnóstico, defienden que el estudio de la función pulmonar "juega un papel muy importante para objetivar la obstrucción al flujo aéreo y su carácter variable, especialmente en los casos atípicos o dudosos". Eso sí, advierten de que la espirometría "tiene una serie de condicionantes que deben tenerse en cuenta, entre ellos, los "requerimientos técnicos, referidos al aparato, los valores de referencia y el profesional responsable de su ejecución; la colaboración del paciente que puede ser difícil y, en niños muy pequeños, imposible; que los valores pueden ser normales en muchos pacientes con asma, fuera de las crisis, y que las alteraciones de la función pulmonar pueden reflejar otros problemas respiratorios distintos del asma.
Además, insisten en que la espirometría "debe interpretarse adecuadamente en el contexto de los otros datos del paciente y no permite, por sí sola, confirmar o descartar la presencia de asma". Por ello, proponen otras técnicas de apoyo al diagnóstico del asma, como la "variabilidad del flujo espiratorio máximo o la fracción exhalada de óxido nítrico". Respecto al estudio alergológico creen que es útil en la valoración global del paciente, pero no es imprescindible para establecer el diagnóstico.
Exacerbación del asma
El documento se centra también en las exacerbaciones del asma, en concreto en su identificación, evaluación y tratamiento. Sobre este último punto, los expertos participantes en el texto señalan que la terapia va a depender de la gravedad.
Y mencionan algunos fármacos, como el salbutamol, que "debe administrarse preferentemente mediante inhalador presurizado y cámara espaciadora (en menores de 4 años con mascarilla buconasal), incluso en crisis graves, y los glucocorticoides sistémicos, generalmente orales, que están indicados en crisis moderadas-graves o con riesgo de agravamiento. Eso sí, dicen que no hay pruebas concluyentes de que el aumento de la dosis de los glucocorticoides inhalados (GCI) durante la crisis de asma mejore su evolución en niños.
Otros medicamentos son el bromuro ipratropio, que "se emplea asociado al salbutamol durante las crisis moderadas-graves, y el sulfato de magnesio intravenoso, "eficaz y seguro en el tratamiento de la crisis asmática grave".
En cuanto al oxígeno, afirman que debe administrarse si es preciso para mantener una saturación arterial de oxígeno superior al 92-94%.
Tratamiento de mantenimiento
Los autores abordan, además, las características del tratamiento de mantenimiento del asma, cuyo objetivo es "mantener al niño asintomático o con el mínimo número de síntomas y exacerbaciones, que le permita llevar una vida sin limitaciones". Según los firmantes, "con un tratamiento adecuado, el asma puede ser controlada total o casi totalmente en la gran mayoría de los casos". Eso sí, abogan por una colaboración entre el paciente y los profesionales sanitarios, y por la individualización y la realización de ajustes de manera continua en función de los factores etiopatogénicos, la gravedad y la respuesta obtenida.
Los responsables de este consenso constatan que los GCI constituyen el "tratamiento de elección para el control del asma, por su eficacia y su favorable índice terapéutico, especialmente en el asma alérgica".
Asimismo, el texto señala que las guías recomiendan el tratamiento según un modelo escalonado, en el que los fármacos empleados y las dosis de los GCI se aumentan o disminuyen en función de la gravedad de la enfermedad y de la respuesta al tratamiento, comprobando en todo momento el correcto cumplimiento. Y añaden que cuando los síntomas del asma estén controlados durante al menos 2-3 meses, se puede bajar de escalón terapéutico con el objetivo de encontrar el tratamiento mínimo efectivo.
Educación terapéutica
Los especialistas no se han olvidado de la educación terapéutica, que la califican como "un pilar básico del tratamiento del asma".
Así, especifican qué contenidos se debe incluir en esta labor, entre ellos, "la comprensión de la enfermedad, sus desencadenantes y su tratamiento [...], conocimientos y habilidades en las técnicas de inhalación indicadas, la evitación de desencadenantes de asma inespecíficos (tabaquismo activo y pasivo, contaminación, aire frío y seco, infecciones víricas) y específicos (alérgenos). También es importante el ejercicio regular y una alimentación adecuada, evitando el sobrepeso y el sedentarismo, que contribuyen a un peor control del asma".
En este consenso se apuesta por la necesidad de formar educadores en asma entre los profesionales sanitarios ya sea de enfermería, medicina y farmacia.
El documento concluye abordando el asma grave en la infancia y la adolescencia y el asma y la covid-19. Sobre esta última cuestión, los especialistas afirman que los niños y los adolescentes "suelen pasar la infección por SARS-CoV-2 de una manera asintomática o padecer síntomas leves. El asma no parece comportarse como un factor de riesgo". No obstante, se detallan las principales recomendaciones para la asistencia y el tratamiento del asma durante la pandemia de covid.
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