La piel es el órgano más grande del cuerpo y desempeña un papel esencial en la protección contra las infecciones. Las células de andamiaje, conocidas como fibroblastos, se encuentran en la piel y en todos los demás órganos del cuerpo. Participan en la cicatrización de heridas, la cicatrización, la reparación de tejidos, el desarrollo del tejido conectivo y el mantenimiento de la piel.
Hasta ahora, los fibroblastos cutáneos han pasado desapercibidos, en parte debido a la dificultad de estudiar su diversidad. Si bien se sabe que los fibroblastos aumentan su producción de colágeno y desarrollan fibras musculares para contraerse tras una herida, no se ha aclarado cómo cambian los estados de los fibroblastos en las numerosas enfermedades que se observan en la piel, desde el cáncer hasta el acné.
Comprender la verdadera diversidad de fibroblastos y dónde se ubican en los tejidos, tanto en estados de salud como de enfermedad, presenta enormes oportunidades clínicas debido a sus funciones en la cicatrización y la inflamación.
Ahora, un grupo de científicos, del Instituto Wellcome Sanger y de las Universidades de Cambridge y Newcastle, en Reino Unido, ha mapeado estas células de andamiaje poco conocidas en la piel mostrando por primera vez cómo estos fibroblastos se vuelven incontrolables en diversas enfermedades que afectan a múltiples órganos, desde el acné y la psoriasis hasta la artritis reumatoide y la enfermedad inflamatoria intestinal, según los datos publicados en Nature Immunology.
Los investigadores combinaron conjuntos de datos de secuenciación unicelular y genómica espacial con aprendizaje automático para identificar ocho tipos diferentes de fibroblastos. Demuestran cómo los fibroblastos forman 'barrios tisulares' diferenciados en la piel y revelan sus funciones compartidas en diversas enfermedades en diversos tejidos.
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