Un 93% de los españoles cree que comer sano previene enfermedades (un 58% lo ve clave y un 35% matiza que no es el único factor). En Europa, el dato baja al 87% (vital para un 47% e importante, con otras variables, para un 40%). Así lo refleja el Stada Health Report 2025, publicado el pasado mes de mayo, pero la realidad es que el verano interrumpe los buenos hábitos alimenticios. Así lo constatan diferentes expertos consultados por este medio. Todos ellos coinciden en la necesidad de que los profesionales sanitarios trabajen en sintonía.
Rebeca Cuenca, vocal de Alimentación del COF de Zamora, detalla que "por experiencia propia, casi el 80% de las personas que se cuidan y siguen unos buenos hábitos alimenticios a lo largo del año los descuidan durante el verano en mayor o menor medida, según la vida social que tengan".
"Las mujeres adultas y las personas mayores suelen ser más fieles a sus hábitos" (Rebeca Cuenca)
Asimismo, Irene Bretón, coordinadora del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), constata que "las consultas relacionadas con el exceso de peso, con la obesidad y sus complicaciones aumentan en relación con el verano, antes y después; y quizás más en las mujeres, por la presión social que sufren con mayor frecuencia. En cualquier caso, hay que recordar que todos tenemos razones más que suficientes para cuidar nuestra alimentación y nuestro estilo de vida. La obesidad no es un problema estético".
Por su parte, Elena Haro, vicetesorera del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad Valenciana (CODiNuCoVa), indica que "hay varias épocas al año donde se nota un repunte en las consultas de nutrición. Así, buscar el cambio de hábitos después de las vacaciones estivales suele ser bastante habitual. También solemos tener más problemas digestivos cuando hemos cambiado de alimentación, horarios, sitios, etc. Y esto afecta a nuestra digestión y a nuestra composición corporal".
"Las consultas sobre exceso de peso y obesidad aumentan en relación con el verano, antes y después; y quizás más en las mujeres" (Irene Bretón)
Dicho esto, matiza que "el verano es una época difícil para crear un hábito o incluso mantenerlo. Desde las vacaciones escolares (aproximadamente finales de junio) hasta la vuelta a la rutina (alrededor de septiembre) las consultas de nutrición disminuyen".
Eso sí, puntualiza que "existe un volumen de pacientes que vienen en cualquier época del año, ya sea verano o vacaciones. Por ejemplo, aquellos con patologías que necesitan de nuestras recomendaciones concretas. Habitualmente otro caso similar es en la alimentación infantil, donde el calendario de introducción de alimentos es el que es y siguen pidiendo cita en las consultas de los nutricionistas".
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