Si las violeteras aparecían en las calles de Madrid como aves precursoras de la primavera, el Congreso Aragonés de Atención Primaria estrena cada noviembre como colofón de un año en que los médicos del primer nivel ven, de nuevo, frustradas sus peticiones. Y la cita de este año, la 36ª, no es una excepción.
Enero inauguraba 2023 con un esperanzador acuerdo para la mejora de la primaria aragonesa (firmado con el anterior gobierno socialista), pero, 11 meses después, los sindicatos médicos Fasamet y CESM-Aragón reclaman al nuevo ejecutivo, el de PP y Vox, el cumplimiento íntegro de ese acuerdo, que, entre otras cosas, contiene puntos clave como la creación de una gerencia específica para el primer nivel y la articulación de un presupuesto propio, que pase del actual 13% del PIB sanitario, que Aragón destina a primaria, al 25%. Nada menos que 12 puntos porcentuales de distancia entre lo firmado y la realidad.
Admiten, no obstante, que los últimos 11 meses no han sido estériles, que en el día a día del médico ha habido mejoras, aunque sean puntuales. Entre esas mejoras, Leandro Catalán, presidente de Fasamet, cita la nueva organización de las agendas y la creación de las llamadas consultas de apoyo, para garantizar la atención al paciente en 72 horas. Ambas medidas, asegura el dirigente sindical, han demostrado ser una "herramienta efectiva", y ello pese a los palos en la rueda que -añade Catalán- han puesto algunos responsables administrativos.
"Ha habido bastantes intentos por parte de alguna dirección de atención primaria de no aplicar el acuerdo. Concretamente, los compañeros de Teruel denunciaron que la directora no cumplía lo que decía el acuerdo y tuvimos que hablar con Servicios Centrales para recordarles que el texto del acuerdo firmado no está sujeto a interpretación por parte de las direcciones y centros; sencillamente, está sujeto a cumplimiento", afirma el presidente de Fasamet.
Fasamet denuncia "bastantes intentos" de directores de AP de no cumplir el acuerdo firmado en enero
El meollo del acuerdo, la parte estructural, la que, en gran medida, tiene que ver con ese déficit presupuestario de 12 puntos porcentuales entre lo firmado y la realidad, sigue en el limbo. Y ahí se incluyen aspectos capitales como el déficit de plantillas, las agendas sobrecargadas, la excesiva burocracia, la necesidad de reorganizar el mapa sanitario de la comunidad... Fasamet y CESM Aragón, casi como cada congreso desde hace 35 ediciones, vuelven a pedir al gobierno de turno que articule un plan que incluya todos estos puntos.
Y que no deje caer en el olvido (más, si cabe) a la atención primaria rural, que necesita un "compendio de incentivos" para atraer a los profesionales que siguen faltando en este ámbito. "Instamos a la Administración a que no solo refuerce las plantillas, porque hay un déficit evidente que todos conocemos, sino a que incentive adecuadamente las plazas de difícil cobertura. Yo creo en la medicina rural, que es muy bonita y necesaria, pero necesitamos que estimulen al profesional con algo tangible, y no hablo solo de incentivos económicos, sino de flexibilidad horaria, de respeto a los descansos reglamentarios, de no tener que cubrir las ausencias o huecos en las plantillas...", ha detallado y Laia Homedes, médico de Familia en el Centro de Salud de la localidad de Alagón.
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