Muchas de las personas con LLC no presentan síntomas, y habitualmente se detecta en un análisis de sangre. En el caso de que el paciente tenga síntomas como debilidad, cansancio, pérdida de peso, fiebre o sudores nocturnos, esta patología puede pasar desapercibida, ya que se puede confundir con otras enfermedades.
La prevalencia de esta enfermedad varía en el mundo. En los países occidentales es de 4 a 5 casos por cada 100.000 habitantes (2.000 casos al año). Sin embargo, en otros países de influencia asiática o en zonas de Sudamérica, esta incidencia es menor. Esto puede ser debido a que existe un componente genético.
Francesc Bosch, presidente del Grupo Español para el Estudio de la Leucemia Linfocítica Crónica (GELLC) y jefe del servicio de Hematología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, destaca cómo el tratamiento para este tipo de pacientes ha cambiado notablemente en la última década con la aparición de nuevos medicamentos enfocados a la individualización del paciente. Esta nueva medicina de precisión trata al enfermo en función de sus características clínicas y de la biología de su patología. “Anteriormente usábamos quimioinmunoterapia, lo que significaba un buen control de la enfermedad, pero con duración corta del periodo libre de enfermedad y sin que se pudiera curar. Como el perfil del paciente con LLC es de edad avanzada (mediana de 73 años), estos tratamientos no se podían realizar en muchas de estas personas, ya que toleraban mal los fármacos. Con las nuevas terapias dirigidas se ha podido ampliar la edad del tratamiento y el número de personas que se benefician. Esto también ha permitido controlar mejor la enfermedad e incluso aumentar la supervivencia de este paciente”.
Medicina de precisión
La medicina personalizada ha cambiado de una manera radical el abordaje de los cánceres de sangre. Es una medicina que dirige sus tratamientos a las condiciones personales del individuo y a la biología de la enfermedad. “Décadas atrás tratábamos a todos los pacientes con cáncer con los mismos tratamientos. Hoy en día somos capaces de considerar las características de cada paciente y diseñamos un tratamiento específico que nos asegure la eficacia y minimice los efectos secundarios. La hematología ha sido pionera en este tipo de tratamientos”, asegura el oncólogo.
Hoy en día somos capaces de considerar las características de cada paciente y diseñamos un tratamiento específico que nos asegure la eficacia y minimice los efectos secundarios
Begoña Barragán, presidenta de la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL) y del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) explica la importancia que tienen las asociaciones para apoyar a estos pacientes de edad avanzada. “Nos encontramos con una persona mayor que tiene miedo y desinformación. La palabra leucemia les asusta, y por eso les intentamos ofrecer información y apoyo”. La asociación cuenta con un programa específico para estos pacientes con LCC, llamado ’Conectados’. “Contamos con un equipo de psicooncólogos que guían al paciente en todo lo que va necesitando. De forma telefónica les hacemos un seguimiento proactivo, con una persona de referencia. También ayudamos a la persona no solo a controlar su adherencia al tratamiento sino que les apoyamos con problemas emocionales, económicos o de nutrición que puedan surgir durante la enfermedad”, explica Begoña Barragán.
Sin factores de riesgo
A diferencia de los tumores sólidos, los cánceres de sangre no tienen unos claros factores de riesgo, lo que dificulta la detección temprana. Esto es un hándicap, ya que el mejor tratamiento de las enfermedades es el de la prevención. “Se sabe que las situaciones de bajas defensas de manera crónica favorece el desarrollo de determinados tumores de la sangre, pero en general no se describen factores claramente asociados al desarrollo de la enfermedad. Uno de los campos en los que más se ha avanzado es en el conocimiento de factores de riesgo germinales, es decir, desde el nacimiento. A medida que vamos conociendo la genética, descubrimos una predisposición de algunas personas. En el Vall d’Hebron, tenemos la primera unidad de riesgo de cáncer hematológico en España” explica el doctor Bosch. Lo que sí se conoce es que existe una cierta predisposición familiar. Entre un 3 o 4% de familias presentan varios miembros con esta enfermedad. Aparte de esto, no se conocen más factores. Se había aducido al uso de pesticidas, de personas que vivían en un entorno rural, pero ninguno de estos factores se han podido comprobar”.
Tratamientos orales y menos efectos secundarios
La mayoría de los tratamientos innovadores son orales, son moléculas pequeñas que se pueden administrar en forma de comprimidos. El doctor Bosch comenta la ventajas que suponen estos fármacos, ya que “alejan al paciente del hospital. Únicamente vienen a los centros a recoger la medicación y, al no recibir el tratamiento por vía intravenosa, esto impacta positivamente en la calidad de vida de los pacientes, ya que los hace menos dependientes de su permanencia en el hospital”. Otra de las ventajas con las nuevas terapias es la implementación del concepto de tratamiento finito. Con los tratamientos continuados, el paciente tenía efectos secundarios a medio y largo plazo. También la propia enfermedad desarrollaba resistencias al tratamiento, ya que buscaba mecanismos de evasión al control y se volvía resistente. Otra desventaja era su alto coste. Actualmente se están diseñando tratamientos finitos, es decir que los pacientes reciben durante un tiempo estos fármacos y después lo dejan de tomar pasando a realizar un control periódico del paciente. Suelen ser combinaciones de dos o tres fármacos que permiten una rápida respuesta al control de la enfermedad y permiten interrumpir el tratamiento. Todo esto repercute en una mejora de la calidad de vida del paciente. En cualquier caso, quedará un grupo de pacientes de mayor edad que deberá seguir con un tratamiento continuo para controlar esa enfermedad.
A diferencia de los tumores sólidos, los cánceres de sangre no tienen unos claros factores de riesgo, lo que dificulta la detección temprana. Esto es un hándicap, ya que el mejor tratamiento de las enfermedades es el de la prevención
La experiencia clínica con la familia terapéutica de los inhibidores de la tirosina quinasa de Bruton (iBTKs) ha supuesto un cambio de paradigma en el tratamiento de las enfermedades hematológicas malignas. Con estos nuevos tratamientos se percibe un perfil importante de seguridad, de eficacia y de escasos efectos secundarios. La buena tolerabilidad ha mejorado la calidad de vida de las personas que se someten a estos tratamientos.
Los pacientes reciben estos nuevos fármacos con mucha esperanza. Están bien informados y son conscientes de los avances que se están dando para la LLC. Begoña Barragán subraya las trabas que se ponen en España a la hora de aprobar nuevos fármacos innovadores, ya que la regulación es muy rígida, con una media de 600 días en la aprobación de los tratamientos. En otros casos, se aprueba pero no se financia, con lo cual existe un coste económico importante para ponerlo en marcha. Lo que es evidente es que el paciente puede estar tranquilo con el perfil de seguridad de cualquiera de estos tratamientos.
Actualmente se están diseñando tratamientos finitos, es decir que los pacientes reciben durante un tiempo estos fármacos y después lo dejan de tomar pasando a realizar un control periódico del paciente.
La presidenta de AEAL también señala el importante papel que tienen los equipos multidisciplinares para tratar a estos enfermos. “El hematólogo debe de estar apoyado por un equipo de especialistas para que el paciente sea atendido de forma integral. Esto es lo ideal, pero no siempre ocurre, sino que depende de cómo está organizado el servicio de cada hospital. No está reglado”.
El papel de la hematología en España ha ocupado un papel fundamental en el desarrollo de estos fármacos. Existe un grupo referente español de la LLC muy activo y los centros españoles son muy disciplinados y reclutan pacientes en ensayos clínicos de manera sistemática y con gran calidad. “Somos uno de los países referentes en el desarrollo y la innovación en estas enfermedades. Somos líderes en la investigación en oncología en general, y en hematología en particular. Desafortunadamente, el grado de inversión en investigación no es el adecuado y corremos el riesgo de perder el talento que tenemos, ya que una parte de estos científicos están buscando financiación en otros países”.
La leucemia linfocítica crónica (LLC) es un cáncer de la sangre crónico que afecta a los glóbulos blancos y se origina en la médula ósea. Es el tipo de leucemia más frecuente en los adultos y representa el 30% de los casos diagnosticados cada año. Off Ofrecido por Janssen Onvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/PqU2ECx
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