El 28 de marzo el Grupo Genesis de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) publicó un decálogo en relación sobre el proceso de evaluación, selección y posicionamiento de los medicamentos, tras el cual se han sucedido varias declaraciones que entiendo necesario resumir. Genesis destacaba que los farmacéuticos de hospital deben liderar este proceso. Argumentando que estos profesionales son “los que mejor encajan” en el perfil de líderes del proceso de evaluación, selección y posicionamiento de los medicamentos y que estos procesos de evaluación deben basarse en la evidencia, y como consecuencia ellos deben liderar esta iniciativa a través de un “pensamiento crítico generalizado y libre de conflictos de intereses”.
Respuesta de Facme
Inevitablemente, el 6 de abril, la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme) emitía un comunicado en respuesta a este decálogo del Grupo Genesis, donde calificaban sus posicionamientos como “desafortunados e incorrectos”. Facme defendía el valor de la colaboración multidisciplinar para afrontar el uso correcto de los medicamentos.
En esencia, sus principales argumentos presentaban a los médicos como los responsables de la selección de medicamentos, su prescripción, así como de la evaluación y seguimiento de la respuesta obtenida. Por lo tanto, dada su “formación y entrenamiento” para la investigación sobre medicamentos, son los médicos quienes deben liderar los procesos de evaluación, por conocimiento completo del proceso asistencial y por tener la responsabilidad de la prescripción y sus consecuencias. Está “fuera de lugar” defender la formación de farmacéuticos en evaluación de medicamentos como garante de la calidad del proceso de uso de medicamentos. La evaluación y selección de medicamentos es una tarea en la que los profesionales sanitarios deben colaborar, sin auto atribuirse liderazgos.
Oncología
Finalmente, el 20 de abril, la Fundación ECO (Excelencia y Calidad de la Oncología) destacaba, el carácter “desafortunado” de los postulados del Grupo Genesis. La Fundación defendía el carácter imprescindible de todos los profesionales sanitarios en la evaluación de medicamentos.
Entre los motivos que exponía, cabe destacar su apuesta por que el proceso de discusión y de análisis del valor y del coste de los fármacos requiere de la colaboración y participación de profesionales de diferentes ramas sanitarias. En la evaluación y selección de medicamentos no hay ningún profesional sanitario prescindible ni que aporte más valor que los demás. “Todos somos necesarios, pues la ausencia de uno ya invalida el análisis juicioso del medicamento”. Asimismo, para la fundación el posicionamiento de aquellos que pretenden protagonizar y liderar el proceso es equivocado, puntualizando que este trabajo debe realizarse de forma multidisciplinar y en equipo.
"Es ilógico que una especialidad se arrogue el papel de líder en un tema tan importante"
En mi opinión este tipo de argumentaciones sobre supuestos liderazgos no tiene sentido y está condenado al fracaso, ya que responde a “corporativismos poco propios de nuestros homólogos europeos, donde no se cuestiona un modelo de trabajo en equipo multidisciplinar”. En una disciplina como el cáncer, donde la interdisciplinariedad ha reportado tantos beneficios, parece ilógico que una especialidad se arrogue el papel de líder en un tema tan importante como la evaluación, selección y posicionamiento de los medicamentos. Solo desde la suma del expertise y de las diferentes visiones del tema se podrá llegar a un consenso que redunde en beneficio de los pacientes y garantice, al mismo tiempo, la sostenibilidad del sistema.
Sin entrar en análisis históricos académicos del desarrollo y de los contenidos de las diferentes disciplinas que intervienen en el cáncer, una somera mirada a lo que sucede en el mundo de las sociedades más avanzadas y de la lectura del reciente análisis del Parlamento Europeo sobre las iniciativas a plantear en la lucha contra el cáncer en los próximos años, queda fuera de lugar ninguna iniciativa que intente colocar a ninguna disciplina sanitaria por encima de las otras a la hora de planificar ninguna actuación con respecto al cáncer, porque lo que prima es el trabajo y el esfuerzo conjunto multidisciplinar.
Informe de la Epfia
Recientemente un informe de la London School of Economics in Health encargado por la Efpia, destaca la necesidad de mejorar las vías reguladoras y de reembolso en la oncología, subrayando que el riesgo compartido entre pagadores y fabricantes pueden ayudar a proporcionar un acceso más rápido y equitativo a los fármacos innovadores, lo que exige una mejor coordinación entre reguladores y autoridades competentes. Las preguntas que se derivan de estas recomendaciones son múltiples, por ejemplo, cómo hacer este proceso sin obtener datos de resultados en la vida real, y cómo entonces no contar con los clínicos, con los médicos, responsables de la prescripción y de la evaluación de estos resultados (tanto de beneficio como de toxicidades y calidad de vida).
Los sistemas de precios y reembolsos deben adaptarse a los medicamentos personalizados a medida que avanzamos hacia una nueva era de fármacos con múltiples indicaciones, apoyándonos en diversas tecnologías donde en la bioinformática y los macrodatos y su intercambiabilidad, serán actores también imprescindibles, alejándonos pues de los silos, de las áreas de predominancia y de los individualismos corporativistas, caminando siempre hacia la transversalidad y el intercambio de la comunicación entre las distintas áreas de conocimiento.
"Esta es una polémica artificial y los más afectados pueden ser los enfermos de cáncer"
Este informe subraya y remarca la necesidad de cambios radicales en el proceso de toma de decisiones, pero en ningún caso propugna que un determinado sector profesional sea el que ocupe una posición de privilegio con respecto a otros, sino todo lo contrario.
Hay que acentuar que la innovación terapéutica en cáncer está íntimamente unida la innovación en el diagnóstico.
¿Cómo dejar fuera de los circuitos de decisión a los responsables de la prescripción y de los cuidados de los enfermos? Y también, ¿cómo dejar también fuera a los responsables de los servicios de farmacia? ¿Cómo es posible que nadie en Europa se plantee primacías absurdas? Es esta una polémica un tanto artificial, que ninguna sociedad democrática puede aceptar y en donde los más afectados pueden ser finalmente los enfermos de cáncer.
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