La prevención y la detección precoz son claves a la hora de hacer frente al melanoma, uno de los cánceres de piel menos frecuente, pero el que provoca más fallecimientos por su agresividad. Esto se traduce en autoexploraciones de lunares, evitar la sobreexposición solar y utilizar protección solar adecuada a cada tipo de piel y gafas de sol, pues también existe el melanoma ocular.
Así lo explica Antonio Tejera, dermatólogo del Hospital San Juan de Dios de Córdoba y responsable de la unidad de cáncer de piel del centro, quien recuerda que, los últimos datos de incidencia publicados por la Academia Española de Dermatología y Venereología la sitúan en unos 10 casos por cada 100.000 habitantes.
Por su parte, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) indica que en España se diagnostican unos 6.179 nuevos casos de melanoma al año. Es uno de los tumores cuya incidencia más está aumentando en Occidente, lo que está muy relacionado con los hábitos de exposición solar. El aumento anual de la tasa de incidencia se sitúa entre un 3% y un 7% en los países de población de piel caucásica (sobre todo las de pelo rubio y pelirrojo). También se ha relacionado el desarrollo de este tipo de cáncer de piel con factores genéticos (en un 7% de los casos).
“Tomar el sol y el haberse quemado, sobre todo en edades tempranas de la vida, multiplica el riesgo de padecer esta enfermedad, al igual que las radiaciones emitidas por las lámparas de bronceado”, añade este especialista.
De hecho, Aurora Garre, medical marketing manager de ISDIN cuantifica ese riesgo con un dato fácil de recordar: sufrir 5 quemaduras antes de los 20 años aumenta el riesgo de melanoma en un 80%. Por ello, Garre hace hincapié en la prevención ya desde la infancia y recuerda que “el 39% de los niños se queman frecuentemente cada verano”.
Junto a la prevención, acudir al especialista ante la sospecha es esencial para alcanzar un buen pronóstico. La dermatóloga Victoria Amorrich, también Hospital San Juan de Dios de Córdoba, recomienda consultar “cuando tengamos una mancha o lunar nuevo que no teníamos o cuando veamos progresión o cambio en alguno que ya estaba, pero que ha aumentado de tamaño, cambiado su color o los bordes, entre otras cosas”.
En ello abunda también Pilar López Criado, responsable de la Unidad Multidisciplinar de Piel y Melanoma de MD Anderson Cancer Center Madrid: “Hay que transmitir la importancia de acudir al dermatólogo, sobre todo a aquellos pacientes de edad avanzada que suelen presentar un peor pronóstico por los cambios de piel que sufren asociados a la edad”, advierte.
Retrasos diagnósticos
Por desgracia, en los últimos meses, la pandemia ha provocado el retraso diagnóstico hasta el punto de que desde el comienzo de esta emergencia sanitaria se han “triplicado los tumores de piel avanzados atendidos, lo que ha supuesto una mayor utilización de terapias sistémicas, como la inmunoterapia (en Merkel o escamosos) y terapias dirigidas (basocelulares)”, destaca López Criado.
Además, ese retraso diagnóstico también está afectando al melanoma. “Tenemos mayor incidencia y diagnósticos más tardíos”, añade.
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