El Trabajo de Fin de Grado (TFG) es para muchas enfermeras su primera experiencia en investigación (a veces la única durante años si no hacen el EIR), teniendo en cuenta que su formación y su carrera suele estar muy enfocadas a lo asistencial. Para las estudiantes de Enfermería es un mundo nuevo, diferente a las prácticas o a hincar los codos y estudiar. "Si el TFG es una buena experiencia, sabemos cómo hacerlo y no es muy costoso, vamos a favorecer ese contacto inicial y que la gente esté interesada en la investigación y en participar más después del grado", señala Silvia Fernández, especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria y miembro del Instituto Español de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería (CGE).
Como habitualmente el TFG es una asignatura de segundo cuatrimestre y el último año de Enfermería suele ser intenso, Fernández recomienda a los estudiantes familiarizarse con la metodología científica y los términos del tema de investigación lo antes posible e ir leyendo bibliografía. Precisamente esta enfermera elaboró para el CGE una minipíldora informativa sobre cómo debería ser la estructura y contenidos de un TFG que tuvo mucho éxito en las universidades.
La estructura básica del TFG
Estos son los contenidos que no pueden faltar a la hora realizar y ordenar un TFG.
- Portada con un título claro, breve, sugerente y representativo del trabajo que se presenta.
- Índice de contenidos. Lo recomendable es elaborarlo al final, con el trabajo ya terminado.
- Resumen para explicar de forma breve el contenido del trabajo y su relevancia. Es conveniente escribir también un abstract en inglés para que el trabajo tenga mayor difusión. También que buscar de 4 a 10 palabras clave (y su correspondientes keywords) para categorizar e indexar el TFG para su búsqueda posterior en repositorios y bases de datos. Es recomendable basarse en algún sistema de lenguaje controlado o tesauros.
- Introducción para exponer el problema describiendo los conceptos principales y acotando el campo de la investigación. Se necesita para establecer la relevancia científica del trabajo.
- Objetivos: hay que diferenciar entre los objetivos generales (se pueden resumir con la fórmula verbo+el qué+el cómo) y los objetivos específicos, es decir, los pasos que vamos a dar para conseguir el objetivo general.
- Metodología: hay que definir participantes (a quién se evalúa), diseño (cómo se va a realizar), variables e instrumentos de medida (qué se va a evaluar) y procedimiento (cómo se va a hacer).
- Resultados: son los datos obtenidos en la investigación sin juicios de valor, relacionándolos en función de objetivos e hipótesis. Ideal acompañarlo de gráficos.
- Discusión: la interpretación de los resultados en función de los antecedentes y las hipótesis. Se debaten además las limitaciones teóricas y prácticas y se extraen conclusiones.
- Bibliografía y anexos: se trata de las publicaciones utilizadas como base del trabajo. Se referencian por orden de aparición. Se adjuntan además documentos complementarios: modelo de consentimiento informado, hojas informativas, hoja de recogida de datos.
Cómo empezar: la elección del tema y los objetivos
Según Fernández, la elección del tema del TFG de Enfermería depende de los intereses del estudiante: puede ser un tema del que quiera conocer más allá de lo aprendido en la carrera, algo curiosos que se haya encontrado en las prácticas...
Si la alumna está perdida, "siempre se puede preguntar a los tutores asignados, que ya habrán visto un tema que pueda ser interesante, o que va a ser sencillo de elaborar", matiza esta enfermera. Y es que "muchas veces nos perdemos en que los resultados sean muy llamativos, y lo importante es que el trabajo en sí esté bien redactado y los hechos estén expuestos como deben estar".
Fernández apunta que la mayoría de los TFG en Enfermería normalmente son revisiones bibliográficas, aunque también hay quien lo centra en valorar una intervención, "que tiene que ir fundamentada: por qué es interesante, ver qué se ha hecho y por qué nuestro tema puede ser objeto de investigación. Ver la literatura a día de hoy es la base de inicio".
Claves para la bibliografía
El trabajo, en la medida de lo posible, tiene que tener como base una búsqueda bibliográfica basada en publicaciones científicas de prestigio, con referencias directas a las fuentes originales, a ser posible artículos publicados en los últimos 5 años.
Hay que tener en cuenta que, de cara al trabajo final, es imprescindible referenciar las citas según la normativa que establezca la universidad. Los estándares más habituales en Ciencias de la Salud son Vancouver o APA. En el documento anexo al TFG deben citarse en orden de aparición con su numeración correlativa.
“Una vez tengas la búsqueda, selecciones los artículos más relevantes y los organices, el trabajo ya va solo", asegura Fernández, "porque los objetivos van en lo que quiero buscar y he encontrado. Ya con eso, uno se puede poner a redactar”.
De hecho, por ejemplo, a la hora de seleccionar las palabras clave con las que clasificaremos nuestro trabajo, "las veremos repetidas continuamete en toda la bibliografía que encontremos", apunta Fernández. A la hora de seleccionarlas, esta especialista recuerda que “suelen estar muy relacionadas con el título, que tiene que ser muy concreto".
Cómo establecer los objetivos
Los objetivos del trabajo se refieren a la finalidad que quiere alcanzar el estudiante con el estudio que va a elaborar. Deben ser evaluables, medibles, claros, no reiterativos, consecuentes… “Un objetivo puede ser conocer la cuestión en cierto ámbito durante los últimos años; hay trabajos más orientados a analizar lo que se ha hecho y lo que no se ha hecho...”, comenta Fernández.
Hay que diferenciar entre el objetivo general del trabajo y los objetivos específicos. Este segundo tipo se refiere a los pasos o preguntas que hay que responder como paso previo para conseguir el objetivo general. Por ejemplo: identificar, diagnosticar, especificar, valorar, etc.
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