Una encuesta puede ser una herramienta muy útil para obtener información de cara a una investigación, y gracias a las nuevas tecnologías es más fácil elaborarlas y difundirlas a bajo coste. Sin embargo, es fundamental saber cómo elaborar un buen cuestionario, esto es, el formulario de preguntas que deben responder los sujetos objeto de estudio. Tamara Domingo, enfermera pediátrica del Instituto Español de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería (CGE), explica a DM algunas claves para elaborarlo y evitar los errores más comunes en las encuestas, como incluir preguntas ambiguas, que tocan varios temas, que introducen sesgos...
El objetivo del cuestionario es transformar variables sobre las que se desea información en preguntas concretas que den lugar a respuestas fiables, válidas y susceptibles de ser cuantificadas. Por tanto, si nuestra investigación tiene como objetivo conocer la magnitud de un fenómeno social, su relación con otro fenómeno o cómo o por qué ocurre, y si además es necesario conocer la opinión de una gran cantidad de personas, es recomendable recurrir al cuestionario.
Domingo elaboró para el instituto una minipíldora explicativa sobre los pasos para elaborar cuestionarios enfocados a trabajos de investigación, si bien señala que hay bases de datos de preguntas científicas ya validadas traducidas, como BiblioPRO, especializada en cuestionarios relacionados con resultados percibidos por los pacientes.
Entre otros aspectos, es importante cuidar la redacción de las preguntas, ya que una pregunta mal planteada "puede afectar a calidad de respuestas y utilidad de la información recopilada", señala esta enfermera. Pero muchos de los errores más comunes "pueden ser evitados con la planificación y revisión".
De hecho, apunta, es recomendable realizar una prueba piloto pasando el cuestionario a un grupo de personas de características similares a los individuos de la muestra para así identificar carencias, confusiones, rechazo a ciertas preguntas, etc. "Así se puede comprobar su fiabilidad, si los participantes entienden los ítems planteados, si se puede resolver en un tiempo razonable, si se trata de un cuestionario de interés para la población diana, si se puede cerrar alguna pregunta abierta...".
La elaboración de una encuesta tiene las siguientes fases:
¿Qué información necesitamos?
Para empezar, tenemos que pensar en qué tipo de información necesitamos para nuestro estudio (la magnitud de un fenómeno, cómo se produce, las causas) y de quién nos interesa conocer su opinión.
En ese sentido, antes de redactar las preguntas, hay que pensar en las características de la población diana (nivel cultural, edad, estado de salud) y el sistema empleado (si será en persona, telefónica, online). Estos aspectos determinan cuestiones como el número de preguntas, el lenguaje, el formato de respuesta, etc. "Hay que adaptar la herramienta a la población de estudio. Por ejemplo, si quieres que pacientes de edad avanzada que no utilizan herramientas online participen en un sondeo por internet, esto va a dificultar la cumplimentación del cuestionario", recuerda Domingo.
Si no se tiene un buen conocimiento de la población objeto de estudio, puede ser de gran utilidad el uso de técnicas cualitativas, como el grupo de discusión o las entrevistas con informadores clave.
Cómo redactar las preguntas
Si conseguimos preguntas claras y muy enfocadas al objetivo (es decir, la información que queremos obtener, independientemente de la respuesta), es más probable que consigamos las respuestas que necesitamos. Es mejor usar un lenguaje común para facilitar que los participantes las comprendan, cuidar la ortografía y evitar sesgos a la hora de redactarlas.
Además, hay que determinar el tipo de preguntas, dependiendo del tipo de investigación y de la información que queramos recopilar:
Por ejemplo, según el tipo de respuesta, pueden ser preguntas abiertas, cerradas, de elección múltiple o de estimación. Las de respuesta cerrada son fáciles de codificar pero limitan las opciones de los encuestados. Las de respuesta abierta son más convenientes en investigaciones de carácter exploratorio y si no se tiene muy claro el nivel de información de quien contesta.
Según la función, se puede diferenciar además entre preguntas filtro, de consistencia y control y preguntas de acceso. Las preguntas filtro permiten seleccionar solo a una parte de los usuarios para luego hacerles preguntas específicas a ellos. Las de control se utilizan para comprobar la congruencia del encuestado. Las de acceso, aflojamiento o introducción sirven para que quien esté respondiendo se sienta en disposición de contestar, o bien no se sienta incómodo si el tema es comprometido.
La encuesta puede incluir preguntas tipo sociodemográfico (sexo, edad, estado civil, ocupación, profesión, nivel de ingresos, nivel educativo, religión, etc.) y de identificación, siempre que garanticen el anonimato del encuestado. Suelen ir al principio, aunque se pueden incluir al final si pueden comprometer al participante.
Errores comunes en los cuestionarios
¿Cuáles son los errores más comunes a la hora de elaborar un cuestionario? Domingo señala que, por ejemplo, hay que evitar las preguntas ambiguas, pues "pueden generar confusión en los participantes, llevar a respuestas inexactas o inconsistentes. Es importante ser claros y específicos a la hora de formular las preguntas para obtener respuestas precisas". Esto incluye, por ejemplo, las preguntas con doble negación, que pueden dar lugar a confusiones y respuestas incorrectas.
También hay que evitar las preguntas que involucren muchas ideas y conceptos. "Preguntas complejas nos darán respuestas complejas, por eso queremos preguntas sencillas, para que las respuestas sean sencillas y directas".
Por otra parte, también es común la llamada falta de opciones de respuesta exhaustiva, es decir, que no se recogen todas las posibles perspectivas del paciente, así que "no puede dar lugar a una respuesta inapropiada o que se sientan limitados en la elección de la respuesta".
Otro de los problemas habituales es utilizar un lenguaje sesgado que pueda influir en los participantes y en la objetividad de los resultados. "Hay que intentar hacer las preguntas de forma lo más neutral posible, sin incluir palabras o preguntas que induzcan a una respuestas específicas".
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