La pandemia de la covid-19 ha supuesto y supone un impacto a todos los niveles, incluyendo también la estabilidad física y emocional de los profesionales sanitarios. En este contexto, un estudio nacional realizado por el Grupo de Investigación Implica (La Implicación de la Enfermería en los Cuidados) de la Universitat Jaume I de Castelló entre profesionales de enfermería que trabajan en instituciones cerradas (centros de mayores y penitenciarios), ha revelado que la ansiedad afecta al 60% de las enfermeras y que, además, tienen hasta 3,4 veces más de probabilidad de sufrir estos síntomas que sus compañeros enfermeros.
El equipo investigador, liderado por la profesora María Pilar Molés, e integrado por Aurora Esteve, María Vicenta Lucas, Enrique J. Vera, María Delcampo, Irene Carmona, Martín J. Flores e Inmaculada Fabregat, han contado con la participación de 90 profesionales de diez comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, Baleares, Canarias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, La Rioja, País Vasco y Comunidad Valenciana) -edad media de 45,4 años, el 80% eran mujeres y el 55% trabajaba en centros penitenciarios-.
A través de la plataforma Qualtrics -un software de gestión de la experiencia-, los profesionales han respondido a un listado de preguntas, el cuestionario validado Hamilton para la ansiedad, que incluye 14 ítems que evalúan aspectos físicos, psíquicos y conductuales de la ansiedad referidos a su situación durante los meses de junio y noviembre de 2020. A modo de ejemplo, señala Molés, “se valoró la presencia de sintomatología relacionada con la ansiedad a través de respuestas codificadas en una escala de Likert con cinco categorías de cero a cuatro: nada, poco, a menudo, continuamente y siempre”.
Por sexos
Los resultados mostraron que el 58,8% de la muestra presentaban algún síntoma de ansiedad. Por sexos, ese dato era de un 35,5% en los hombres y en un 65,3% las mujeres (diferencias estadísticamente significativas. p: 0,023), “lo que supone que la ansiedad en mujeres es hasta 3,4 veces más probable de presentarse que entre los hombres”.
Dentro del grupo que experimentaron niveles de ansiedad, lo hicieron de forma leve un 26,5%, moderada en un 11,3% y severa en un 62,2%. Los datos revelan también que aparecen diferencias significativas en síntomas como la aparición de tensión (p.0,018) y síntomas somáticos musculares (p.0,005), con una mayor puntuación en centros de mayores con respecto a los centros penitenciarios.
“Puede tal vez ser justificados por la mayor dependencia de los pacientes en los centros de mayores”, apunta Molés. La edad de la muestra es significativamente mayor entre los profesionales de centros penitenciarios con una diferencia media de 4,6 años más (IC 95%: 0,6 a 8,7; p:0,024) con respecto al personal de los centros de mayores.
Razones y aval
Según recuerda Molés, la asistencia sanitaria en instituciones cerradas puede conllevar una mayor carga de trabajo por las características propias de sus residentes: “Se trata de una población generalmente envejecida, que presenta patologías crónicas en mayor proporción que la población general, en muchas ocasiones situaciones de inmunodepresión en las que cualquier infección como la de la SARS-CoV-2, puede traducirse en un aumento de las tasas de mortalidad. Cualquier brote en una institución cerrada puede generar un problema de salud pública de primer orden, en cuanto que suelen ser brotes explosivos de contagios, que sobrepasan a los servicios de atención sanitaria e incluso puedan necesariamente precisar de la ayuda de los comunitarios en los casos más graves”.
Todo lo comentado, en su opinión, justifica el aumento de la tensión y los niveles de ansiedad entre el personal sanitario, “que más que luchar contra pacientes enfermos, deben luchar con todos sus medios por evitar los contagios en estas minisociedades”.
La especialista destaca que otros estudios realizados en países europeos indican niveles de ansiedad en profesionales de enfermería que oscilan en una horquilla entre 45,1 y 73,3%, “lo cual pone de manifiesto que nuestros resultados no difieren mucho de lo encontrado en otros estudios realizados en otro tipo de instituciones sanitarias”. Asimismo, añade, “hemos encontrado en nuestro estudio una mayor afectación de la ansiedad en mujeres que en hombres y con afectación más severa entre el colectivo de enfermería, hallazgos estos, que coinciden con una revisión sistemática realizada por Pappa et al. (2020)”.
Tener en cuenta los datos
Según los investigadores, “es importante tener en cuenta estos resultados porque nos indican que un elevado porcentaje de estas profesionales presentan una alteración de su salud mental, como consecuencia de la pandemia que nos afecta hace más de un año. Estos datos nos deben alertar sobre la necesidad de cuidar a quienes nos cuidan”.
En palabras de Molés, sería importante “poder ampliar las plantillas de enfermería en este tipo de instituciones para poder establecer equipos burbuja rotativos de trabajadores, que permitan poder disfrutar de periodos de descanso, necesarios para poder afrontar esta situación excepcional, no minimizándolas a costa exclusivamente de dividir al personal habitual”.
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