Pese a que desde hace ocho años hay disponibles tratamientos antivirales capaces de curar a prácticamente todos los pacientes con hepatitis C, en España todavía hay 76.500 personas con infección activa de los que 22.500 no han sido diagnosticados.
La Organización Mundial de la Salud se ha fijado como objetivo eliminar las hepatitis víricas como amenaza para la salud pública para 2030. Expertos de la Asociación Española para el Estudio del Hígado reunidos este martes en un encuentro organizado por Gilead en Madrid ven factible que, antes de ese año, España se convierta en el segundo país del mundo en eliminar la hepatitis C, solo después de Islandia. Tratar a estos pacientes con infección activa es la única vía para conseguirlo.
Desde la puesta en marcha en España en 2015 del Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C, más de 161.000 pacientes han sido tratados con la última generación de antivirales, que alcanzan tasas de curación del 95% con muchas menos toxicidades de que los tratamientos anteriores. Gracias a estos medicamentos, la hepatitis C ha dejado de ser una causa principal de cirrosis, trasplante y cáncer hepático y ahora su impacto es "residual", según el presidente de la AEEH, José Luis Calleja.
En el caso del trasplante hepático, el porcentaje candidatos que tienen la hepatitis C como primer o segundo diagnóstico ha pasado del 40% en 2015 al 13% en 2022. "Esto tiene un beneficio no solo para estos pacientes, sino que deja hueco para otros que necesitan un trasplante por otro tipo de enfermedad hepática", resaltó Calleja.
Diagnosticados pero no tratados
La mayoría de los pacientes con infección viral activa en España, unas 54.000 personas, están diagnosticadas pero no han recibido los últimos antivirales.
Manuel Romero, jefe de la Sección de Aparato Digestivo del Hospital Virgen del Rocío, comprende que el perfil habitual es el de un paciente que fue diagnosticado hace quince o veinte años, tuvo una mala experiencia con los tratamientos anteriores o él mismo o sus médicos minusvaloraron la infección porque en ese momento no presentaba enfermedad. "Estos pacientes han seguido haciendo vida normal, pero cuando los rescatamos, hasta un tercio presentan fibrosis", señaló el especialista
Además de recuperar a estos pacientes "perdidos en el sistema", es necesario aumentar los diagnósticos. En España existen proyectos locales además de seis planes regionales de eliminación de la hepatitis C. Estas estrategias autonómicas buscan diagnosticar nuevos casos aprovechando las oportunidades de contacto de los pacientes con el sistema nacional de salud (SNS). Sin embargo, solo dos, Cantabria y Galicia, tienen la edad como criterio para cribar a los pacientes.
Cribado por edad
Los expertos de la AEEH entienden que en España, como en Francia, el cribado de la hepatitis C debe ser por edad: "Los factores de riesgo de esta enfermedad son, en muchos casos, o no declarables, o desconocidos. Y, por lo tanto, cuando vemos nuestro universo de pacientes, en más de un 50% no somos capaces de identificar ningún factor de riesgo", afirmó el presidente de la asociación.
Defendió que cribar por edad es una forma de evitar el estigma y que además se sabe que "más de dos terceras partes de los pacientes tienen entre 50 y 70 años".
Además, agregó, para la detección del virus solo es necesaria una muestra de sangre capilar para un test, que es muy preciso y cuesta menos de un euro, resalta. "Al ser un tratamiento tan eficaz, que cura casi al 100% de los pacientes, previene y evita un daño hepático en forma de cirrosis o cáncer, cuya atención sanitaria es extremadamente cara, cualquier estudio coste efectividad es muy positivo con respecto a diagnosticar a estos pacientes".
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