Trabajan de forma callada, despacio, sin prisa, con calma. El programa de atención farmacéutica domiciliaria que ahora les cuento no ha tenido una fastuosa puesta de largo; de hecho, lo conocen quienes lo han hecho posible y quienes se benefician de él, que son las personas frágiles, y pocos más. Sin embargo, merece ser contado, porque, como ahora está tan de moda decir, es un caso de éxito.
Para conocer esta experiencia hay que irse a Guipúzcoa, donde el COF y la Fundación Hurkoa deciden colaborar para ayudar a las personas frágiles, vulnerables para gestionar su medicación a través de la atención farmacéutica domiciliaria, "esa necesidad social no cubierta", como define Miguel Ángel Gastelurrutia, presidente del COF de Guipúzcoa.
Pero, ¿cómo se cruzan en el camino ambas instituciones y cómo empiezan a trabajar juntos en beneficio del paciente frágil? Para contextualizar, es necesario conocer qué es la Fundación Hurkoa. Se trata de una institución privada de interés público, que tiene su origen en Cáritas, y que defiende los derechos y la calidad de vida de las personas mayores o con enfermedad mental que se encuentren en situación de fragilidad, sobre todo social, dependencia o desprotección. Entre uno de sus objetivos está ofrecer apoyo y asesoramiento a familiares y profesionales del ámbito social y sanitario. Y es aquí donde confluyen ambas organizaciones. Conscientes de esta labor y su compromiso con las personas frágiles y vulnerables, el COF de Guipúzcoa se puso en contacto con ellos en 2015 para ver de qué forma podían colaborar. La fundación recogió el guante y en 2018 plantearon al colegio que participaran en su programa Hauskor de atención a personas mayores en situación de fragilidad desplegado en los municipios de Arrasate, Azkoitia y Pasaia, a través de las farmacias comunitarias, ofreciendo atención farmacéutica.
José Ignacio del Pozo, director gerente de la fundación, subraya a CF que este programa lo llevan a cabo en colaboración con los servicios sociales de base del ayuntamiento y los objetivos que tenían al adherir a las farmacias eran claros, como desgrana Gastelurrutia: "Colaborar desde la farmacia comunitaria con la Fundación Hurkoa, participando en el equipo multidisciplinar de atención a los pacientes frágiles; contribuir a la detección de pacientes frágiles, y optimizar el uso de la medicación a través del servicio de atención farmacéutica domiciliaria".
El protocolo de actuación comienza con la selección de pacientes que pueden beneficiarse de este programa y que tienen que reunir una serie de criterios, como ser "mayor de 65 años, vivir solas en sus domicilios y no tener nada o poco apoyo familiar o por parte de la red social", aclara Del Pozo.
El presidente del COF de Guipúzcoa afirma que, aunque la identificación de los beneficiarios siempre la hacen los técnicos de Hurkoa, "que valoran las necesidades de los pacientes frágiles de forma individualizada", los farmacéuticos también pueden hacer su contribución. "Si vemos que una persona puede ser un candidato -prosigue- nos ponemos en contacto la fundación y sus técnicos son los que deciden si puede ir a atención domiciliaria o no".
Cuando los técnicos perciben que alguno tiene problemas con la gestión de la medicación se ponen en contacto con el COF para que intervenga una farmacia; el paciente elige la que le va a prestar el servicio, y el colegio habla con esa farmacia para hacerle la propuesta. Según Gastelurrutia, algunas aceptan sin problemas, pero a otras "hay que convencerlas".
Visita al domicilio del paciente
Una vez incluido al usuario en el programa y una vez la farmacia acepta participar, el siguiente paso es acudir al domicilio del paciente. ¿Y quién va? Un técnico de la fundación y el farmacéutico que hará esa atención farmacéutica domiciliaria. "Allí, se entrevista al paciente o al responsable de la medicación, ya sea un cuidador, familiar o un auxiliar domiciliario, y buscamos saber qué conocimientos tienen de los medicamentos que toma (posología, pautas de dosificación, etc.). Con toda la información nos planteamos qué servicios le vamos a ofrecer, como revisión del botiquín, revisión del uso de la medicación y, en algunos casos, determinamos parámetros, como presión arterial o glucosa en general".
"Aunque no es un programa específico para preparar y ofrecer sistemas personalizados de dosificación (SPD)", matiza Gastelurrutia, para los que lo necesiten, especifica Del Pozo, "el farmacéutico prepara semanalmente un blíster con la medicación ordenada que el paciente recogerá en la farmacia".
El representante del COF comenta que en el protocolo también está incluida la oferta de seguimiento farmacoterapéutico, "pero, realmente, como tal, de forma protocolizada, no lo hemos prestado en ningún caso", reconoce.
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