Avanzar hacia una farmacia asistencial es uno de los mantras más repetidos en los últimos años en el sector y, como no podía ser de otra manera, será uno de los temas que se analizarán en Infarma. Para los expertos presentes en la mesa Retos de la farmacia asistencial, para que la farmacia ocupe un puesto preeminente, es necesario profundizar en su integración en el sistema sanitario y en los equipos de salud, así como continuar con el desarrollo de los servicios profesionales farmacéuticos (SPF).
Según Jesús Carlos Gómez Martínez, presidente de la Sociedad Científico Profesional de Farmacia Iberoamericana Comunitaria (Socfic) y uno de los participantes en el citado debate, la labor asistencial "cada vez está siendo más reconocida", a lo que Antoni Torres, presidente de la Federación de Asociaciones de Farmacias de Cataluña (Fefac), añade que ello supone una doble oportunidad, operativa y estratégica, estando la segunda muy ligada a dos de los problemas más importantes de los sistemas de salud: la falta de profesionales y de recursos.
Carlos Treceño, del comité ejecutivo de la Fundación Pharmaceutical Care, coincide en que "la profesión tiene la oportunidad histórica de dar el paso de una farmacia eminentemente dispensadora a una asistencial, coordinando procesos y aprovechando la fuerza de una red de farmacias que puede y debe dar respuesta a las necesidades de la sociedad”. En su opinión, “esas necesidades han cambiado", sobre todo en lo relacionado con la atención sanitaria y la optimización de los recursos que se destinan a la salud (especialmente en lo que se refiere a farmacoterapia). Por ello, insiste en que la farmacia debe adaptarse para saber atender estas nuevas necesidades.
Eduardo Luis Mariño, catedrático de Farmacia Galénica y director de la Unidad de Farmacia Clínica y Atención Farmacéutica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, defiende que, "mientras el farmacéutico no asuma responsabilidades no alcanzará el óptimo reconocimiento social deseable. Si permanece en su zona de confort y no se siente amenazado, otros actores, inicialmente peor posicionados, irán ocupando los nichos ecológicos de aquellas cuestiones que demanda la sociedad".
Más armonización
Gómez Martínez incide en que es fundamental que esa labor asistencial se pueda "desarrollar de forma habitual y sostenible en la farmacia". Para Mariño, sería "muy importante una mayor armonización" propiciada, especialmente, por los máximos representantes unipersonales e institucionales de la profesión, "dejando atrás innecesarios protagonismos". De esta forma, se propiciaría "una reflexión colaborativa, seria, clara y constructiva".
De la misma opinión es Gómez Martínez, quien reconoce que "existen acciones aisladas en diferentes autonomías o a nivel local, pero no hay un plan estratégico general de desarrollo de la farmacia asistencial". Esto contrasta, como apunta Treceño, con la necesidad de "optimizar y trabajar con la red de farmacias nacionales de una manera coordinada".
Más integración
Para Torres, el primer reto es la integración de la farmacia y los profesionales en el sistema sanitario. "Cuantos más servicios integrados aportemos -propone-, más enriquecemos y descongestionamos el trabajo del resto de profesionales y más eficiente será el sistema y más satisfacción de los ciudadanos". Por ello, debe continuar desarrollando un papel activo en la detección de problemas de salud pública, participar en cribados, desarrollar campañas de prevención y promoción de la salud, participar en el seguimiento epidemiológico o colaborar en la mejora de las coberturas de vacunación.
Jesús Gómez: "No hay un plan estratégico general de desarrollo de la farmacia asistencial"
Torres reconoce que "la pandemia ha acelerado procesos que quizá con el tiempo se hubieran dado de manera natural" y "ha hecho tangible la importancia de la red de oficinas de farmacia del territorio nacional".
Otro aspecto clave es la coordinación entre profesionales para mejorar la adherencia a los tratamientos y conseguir mejores resultados en salud, evitar la utilización innecesaria de recursos de urgencia y reducir las visitas a los centros de atención primaria o los ingresos hospitalarios. "Aquí el reto es enorme, pues solo el 50% de los crónicos toma correctamente su medicación al cabo de un año", comenta Torres.
En este punto, viene bien recordar algunos datos que arrojan estudios como el llevado a cabo por el Hospital Clínic, de Barcelona. En este trabajo, los autores concluyen que un 11,9% de los ingresos hospitalarios (no quirúrgicos ni pediátricos) a través del Servicio de Urgencias se debe a "problemas relacionados con la medicación" -efectos adversos de los fármacos y errores en su utilización-. Y aporta otra evidencia: muchos casos se podrían haber evitado; concretamente, un 68,4%.
Para el representante de Fefac, "es necesario alcanzar el máximo nivel de confianza y trabajo colaborativo entre todos los profesionales sanitarios".
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