La noticia de que el rey de Inglaterra padece un cáncer saltó a principios de febrero a las portadas de todos los periódicos. Muchos titulares, prácticamente idénticos, usaban el verbo ‘diagnosticar’, como los siguientes:
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El País: «El rey Carlos III ha sido diagnosticado con “una forma de cáncer”»;
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El Mundo: «El rey Carlos III ha sido diagnosticado con un cáncer»;
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Público: «El rey Carlos III de Inglaterra, diagnosticado con cáncer».
Sin embargo, la construcción formada con ‘diagnosticar’ en estas frases debería resultarnos extraña. En las tres, el verbo rige un complemento introducido con la preposición con, ajeno a nuestra morfosintaxis tradicional. Normalmente, el complemento preposicional del verbo es transcategorial; esto significa que, si cambiamos la categoría gramatical de la palabra rectora, la preposición debe ser la misma. Decimos, por ejemplo, que alguien está obsesionado con algo o que tiene una obsesión con algo (verbo y sustantivo, ambos con la misma preposición). No siempre se cumple esta norma, porque la lengua no es matemática, pero nos sirve para desenmascarar la anomalía, porque no podemos decir que hay un ‘diagnóstico con cáncer’; la expresión sería agramatical y, además, carece de sentido.
En español, el verbo ‘diagnosticar’ es un transitivo cuyo objeto directo es la enfermedad y el indirecto, el paciente. Funciona igual que ‘recetar’ y ‘prescribir’. O sea, en español se diagnostica algo a alguien, igual que se receta o se prescribe, pongamos por ejemplo, un hipotensor a un hipertenso. Diríamos entonces, en propiedad, que al rey Carlos le han diagnosticado un cáncer o que le ha sido diagnosticado un cáncer, en voz pasiva. Si queda feo empezar un titular con un complemento indirecto, se puede usar otro verbo, como hizo La Vanguardia: «Carlos III tiene cáncer», así de sencillo.
¿Qué le ha pasado al verbo ‘diagnosticar’? Pues que se está calcando desvergonzadamente la estructura sintáctica del inglés, con preposición y todo. En efecto, la portada del británico The Guardian decía en esas mismas horas: «King Charles diagnosed with cancer».
En general, lo que se entiende por anglicismo es un vocablo procedente de esa lengua, pero a la vista está que los anglicismos también pueden ser morfosintácticos. De hecho, quizá sea éste el tipo de anglicismo más antipático, por ser más insidioso y el que más desfigura los mimbres de nuestro idioma. ♦
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Lorenzo Gallego Borghini es traductor médico y máster en bioética.
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