Un estudio liderado por miembros del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV), del Hospital Universitari Institut Pere Mata y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CiberSAM) contribuirá a mejorar la calidad de vida de las personas con trastorno bipolar ya que ha permitido identificar variantes genéticas del gen del receptor de dominio discoidina 1 (DDR1 por sus siglas en inglés) relacionadas con las capacidades cognitivas y con la función psicosocial de estos pacientes.
Las capacidades cognitivas son los procesos mentales que tienen que ver con la memoria, la concentración y el procesamiento de la información. Un deterioro de estas implica a su vez que se vea afectada la función psicosocial de los pacientes, entendida como el conjunto de habilidades de la persona para llevar a cabo tareas rutinarias y relacionarse a nivel social.
La importancia de la detección temprana
Los resultados de este estudio, publicado en Molecular Psychiatry, podrían contribuir a la detección de pacientes con más probabilidades de sufrir deterioro cognitivo y psicosocial. Ello ayudaría a intervenir desde el inicio, evitaría complicaciones severas, permitiría administrar tratamientos más personalizados y efectivos -hecho que también reduciría los costes que este tipo de enfermedades acarrean al sistema sanitario público-, y mejoraría, en definitiva, la calidad de vida de los pacientes. Para ello es necesario que en el entorno de la salud mental se utilice el diagnóstico genético como herramienta de apoyo, hecho que actualmente se realiza muy raramente.
Antes de implementarse este tipo de pruebas clínicas en los centros de salud, sin embargo, los resultados de este estudio deben seguir contrastándose en futuras investigaciones que impliquen a más pacientes y de perfiles más variados. Para llevar a cabo este estudio se han analizado 3.035 muestras, facilitadas por el CiberSAM. "El objetivo del equipo es que las variantes genéticas identificadas del gen DDR1, junto con variantes genéticas identificadas en otros estudios, se utilicen como herramienta de detección temprana en nuestros sistemas de salud para que las personas con un trastorno bipolar tengan una mejor calidad de vida", explica Selena Aranda Castel, investigadora del Grupo en Genética y Ambiente en Psiquiatría (GAP) del IISPV perteneciente al CIberSAM, que ha llevado a cabo la investigación, coordinada por Elisabet Vilella.
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