"Yo soy un caso raro. Estuve 10 años trabajando en farmacias grandes de Monzón (19.000 habitantes) y Barbastro (17.000 habitantes), y ahora decidí venir al pueblo con mi madre. Aquí eres un eje. El día que faltemos el farmacéutico, el médico y el panadero, mal vamos".
Ella es Covadonga Suárez Aldecoa, de 37 años, farmacéutica adjunta en Pomar de Cinca (Huesca), con unos 400 habitantes. Es un municipio perteneciente al Ayuntamiento de San Miguel de Cinca y allí trabaja (vive en Monzón, a unos 12 kilómetros), en la farmacia de su madre, Ana Aldecoa. Ella es la titular, de 67 años.
Covadonga Suárez tiene que lidiar con la falta de cobertura. Su farmacia recibe 800 euros por la despoblación
"Es una situación excepcional que una farmacia como esta tenga dos farmacéuticos, pero, como he sido madre, he venido para que me ayude con la cría; ella está ya de salida", explica.
Su madre lleva trabajando en esta farmacia desde hace 22 años: "También hay una auxiliar, Sonia Herbera, que lleva aquí desde hace 20 años. Empezó gracias a los botiquines porque, a los dos años de tener la farmacia, nos concedieron dos de forma oficial".
Uno está en Conchel (pedanía de Monzón) y el otro en Estiche, que pertenece al Ayuntamiento de San Miguel de Cinca: "Hace unos cinco años se cerró una farmacia muy cercana a nosotros, porque no hubo continuidad, y nos adjudicaron también uno de sus botiquines. Este está en Selgua, municipio de Monzón".
"La incongruencia de la Administración es que el farmacéutico tiene que estar en la farmacia e ir al botiquín. El beneficio no da como para tener 50 farmacéuticos" (Covadonga Suárez)
Asegura que los tres botiquines y la farmacia están en un radio que no supera los 20 kilómetros. Eso sí, admite que se hace 400 kilómetros a la semana, con varios viajes diarios de ida y vuelta (mañanas y tardes), más las urgencias que puedan presentarse.
Aparte, en su farmacia hace guardias localizadas de lunes a viernes.
¿Cómo se organizan? Suárez Aldecoa no es el inspector Gadget y, por tanto, no tiene gadgeto-brazo para llegar a los tres botiquines y estar, al mismo tiempo, atendiendo en su farmacia: "La incongruencia de la Administración es que el farmacéutico tiene que estar en la farmacia e ir al botiquín. Por ahora no me sé dividir, y el beneficio no da como para tener 50 farmacéuticos".
Sin cobertura
El lugar tampoco da para tener ni un gadget: "Por falta de cobertura en la zona, yo no tengo ningún sistema informático que me pueda poner en el botiquín", detalla con humor en esta entrevista telefónica: "Estoy ahora mismo casi despeñándome por una ladera para tener cobertura".
"El Gobierno de Aragón nos autorizó a tener los AR para la gestión de los botiquines" (Covadonga Suárez)
Añade que esta es una realidad conocida por el Gobierno de Aragón: "Por eso nos autorizó a tener los AR para la gestión de los botiquines". Por AR se refiere al identificador que aparece impreso en la tarjeta sanitaria, que comienza por las letras AR y que el Gobierno de Aragón denomina número CIA (Código de Identificación Autonómico).
"Los pacientes firman el consentimiento (los tengo todos firmados), y lo gestionamos así: el día de antes reviso todas las recetas electrónicas que me salen para esa fecha y que ya tengo miradas, saco de cada uno la medicación que necesitan, la preparo en bolsas individuales y me la llevo al botiquín. Y a las 10 de la mañana ves gente que acude ya a buscar su medicación". Las idas a los botiquines las hacen coincidir siempre con el horario que tiene el médico.
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