¿Se han fijado en la cantidad de veces que, en el lenguaje coloquial, usamos diagnósticos clínicos de manera impropia, en sentido aproximado, metafórico o figurado? Con un doble riesgo: por un lado, ofender o molestar a quienes sí presentan ese cuadro clínico real y se esfuerzan por lograr que su etiqueta clínica se use con la precisión debida; por otro, que, a fuerza de usarlo en un sentido impropio, el término clínico acabe por resultar inservible (¿recuerdan que hubo un tiempo en el que ‘imbecilidad’, ‘idiotez’ y ‘mongolismo’ se consideraban tecnicismos médicos?).
Decimos de alguien que tiene alergia al trabajo, por ejemplo, cuando en realidad los esfuerzos no le desencadenan ninguna reacción anafiláctica ni de hipersensibilidad; y se oye por ahí que el narcisismo es un cáncer de la sociedad actual, o que la obesidad infantil se ha convertido en una epidemia. Llamamos autista a la persona que vive en su propio mundo, como ensimismada, pero que no padecen en realidad ningún trastorno del espectro autista. O bipolar a quien tiene cambios drásticos de humor; o sea, que es simplemente temperamental. Usamos esquizofrenia para una simple incoherencia o contradicción: «Grupos ecologistas denuncian la esquizofrenia del Gobierno en cuestiones de política medioambiental». Llamamos fobia (miedo patológico, irracional, injustificado y recurrente ante determinadas situaciones, personas, animales u objetos) a cualquier sentimiento de temor, evitación o incluso de odio, como ocurre con ‘xenofobia’ y ‘homofobia’, que no son fobias en absoluto. Decimos que alguien tiene una actitud o una mentalidad miopes aunque sus globos oculares no tengan ningún defecto de refracción. ¿A cuántos políticos no hemos oído llamar psicópatas en ausencia de diagnóstico psiquiátrico? De personas sin discapacidad intelectual ni retraso mental ninguno oigo decir que parece retrasada o parece Down solo porque fue incapaz de resolver tal o cual problema, o porque cometió algún error o desliz insignificante.
Estaría bien, me parece, si, por lo menos los médicos, empezamos a usar con precisión, también por la calle, los términos clínicos de nuestro lenguaje especializado. ♦
Off Fernando A. Navarro Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/ienlAr9
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