Incluso de las conductoras menos ejemplares, pueden salir, a veces, lecturas positivas. Incluso del caso Koldo, con las innumerables tachaduras que deja en los ámbitos político y sanitario, puede salir una frase sin tacha que ponga en valor el peso de la evidencia científica, el mejor antídoto contra cualquier tentación de arribismo. "Cuando oigo hablar de casos como el de Koldo y otros similares, lo primero que pienso es cuántas decisiones erróneas se hubieran evitado y cuánto dinero se hubieran ahorrado algunas administraciones y empresas si hubieran escuhado a los médicos del Trabajo".
Lo dice Juan Carlos Rueda, uno de esos especialistas en Medicina del Trabajo a quienes la pandemia de la covid-19 les dejó un cierto regusto de ambivalencia. Admite que la covid puso en valor a una especialidad "muy desconocida entre la ciudadanía, pero también entre nuestros propios colegas de otras especialidades", y eso, claro, siempre es positivo; la parte mala es que quienes tenían que tomar las decisiones no escucharon lo suficiente a los depositarios de esa evidencia científica, la que abriga ante la incertidumbre y el oportunismo. Lo cuenta hoy, recién estrenado su cargo como presidente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (Aeemt).
"Es verdad que tuvimos buena relación con el Ministerio de Sanidad y un contacto relativamente periódico, pero no se nos escuchaba; se tomaron decisiones y se adoptaron protocolos de actuación que, probablemente, no se hubieran tomado con más tranquilidad y analizando la evidencia con rigor científico", afirma.
"Se gastaron ingentes cantidades de dinero en compras que no tenían sentido desde la evidencia científica"
El nuevo presidente de la Aeemt recuerda especialmente "la desaforada carrera que se desató en algunas administraciones y empresas para comprar test de anticuerpos que no servían para nada. Se gastaron ingentes cantidades de dinero, cuando lo más sensato era esperar a los test de antígenos, y comprarlos, además, de forma paulatina, como aconsejamos en nuestra empresa". La experiencia y formación de los especialistas en Trabajo eran, según él, "el mejor asesoramiento que podían tener en esos momentos de incertidumbre los responsables políticos, las direcciones de las empresas y sus respectivos departamentos de compras", pero no todos supieron aprovechar ese bagaje, insiste.
Aun así, reconoce que la pandemia puso en el mapa a una especialidad que, por su indiosincrasia y la naturaleza de su actividad profesional, "puede resultar un tanto atípica. No trabajamos codo con codo con otros especialistas hospitalarios, salvo los compañeros que ejercen expresamente en los servicios de prevención de un hospital". Admite que ese relativo aislamiento y la etiqueta que pesa sobre Medicina del Trabajo de ser una especialidad poco asistencial pueden ser un handicap, sobre todo para que los MIR se decanten por ella, pero Rueda ejerce de embajador de la especialidad y desmonta mitos.
"Los servicios de prevención de las grandes empresas potencian la faceta asistencial, y ahí hay un campo enorme"
"Es verdad que un servicio de prevención se asocia más con labores de vigilancia y seguimiento, pero un médico del Trabajo, por formación y competencias, puede desarrollar también su faceta asistencial. Sin ir más lejos, los servicios de prevención de las grandes empresas, las que forman parte del Ibex 35, pero también muchas otras, tienen muy desarrollada su parte asistencial". Para una mutua -añade el presidente de la Aeemt-, "es un verdadero lujo contar con un médico del Trabajo, porque él conoce a la perfección la patología laboral y la etiología de los problemas".
A la vertiente de desarrollo profesional, el nuevo presidente de la Aeemt suma que "somos una especialidad sin paro, con salarios dignos y muy bien negociados, y en la que, además, no se hacen guardias. Si Derma es atractiva por la calidad de vida que promete, Trabajo no le va a la zaga en ese sentido".
Son pocos y no dan abasto
El pleno empleo a que hace referencia Rueda tiene que ver con las "amplísimas" perspectivas laborales de la especialidad, pero también -y aquí tocamos en hueso- con el hecho de que son pocos -"muy pocos", enfatiza- los médicos del Trabajo que hoy ejercen en España. "Es difícil saber exactamente cuántos hay en activo, porque las estadísticas del Ministerio de Sanidad solo contabilizan a quienes ejercen en el ámbito público y, además, hay médicos que tienen la especialidad, pero ejercen en otras áreas, como Familia. Aun así, el último estudio demográfico que hicimos en la Aeemt decía que éramos algo menos de 4.000 especialistas, y con una media de edad por encima de los 50 años".
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