En 1912, la esposa de Thomas Mann, Katia, estuvo internada una larga temporada en un lujoso sanatorio antituberculoso de los Alpes suizos: el Waldsanatorium de Davos. En varias cartas personales, hoy desaparecidas, Katia describía a su esposo con detalle los pormenores de su vida cotidiana en el centro, y él mismo pudo conocerlo de primera mano con motivo de una visita que hizo al sanatorio en mayo y junio de ese mismo año. A su regreso, Thomas Mann pensó escribir sobre ese tema una novela corta que fuese la contrapartida humorística de su última novela, La muerte en Venecia. Pronto, sin embargo, fue consciente de que el relato que tenía en mente demandaba mayor extensión.
La redacción de la novela se vio interrumpida por el estallido de la I Guerra Mundial; la retomó en 1920 y publicó finalmente Der Zauberberg en otoño de 1924. Hoy está considerada como la obra maestra de su autor (decisiva para la concesión del Premio Nobel de Literatura en 1929), uno de los clásicos literarios más importantes de la literatura universal del siglo pasado y, sin duda, una de las mejores obras médico-literarias que jamás se han escrito.
Se trata de una extensa novela filosófica de aprendizaje con reflexiones sobre el tiempo, la enfermedad, la muerte, la estética, la política y la decadencia de la burguesía europea en los primeros lustros del siglo XX.
En cuanto a su trama, no puede ser más médica. Hacia 1907, un joven de 23 años, Hans Castorp, viaja a Suiza para hacer una visita de tres semanas a su primo Joachim Ziemssen, internado en el Sanatorio Internacional Berghof, dirigido por el doctor Behrens en el corazón de los Alpes, a más de 1600 metros de altitud. Aunque acude al sanatorio no en calidad de paciente, sino como simple visitante, una vez allí, se siente enfermo e irá prolongando su estancia hasta permanecer en el sanatorio durante siete años, seducido por la magia del lugar, la enfermedad y la muerte. ♦
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