Incomunicados: así están los médicos de familia y los farmacéuticos comunitarios ante la mirada del paciente. ¿En qué tejado está la pelota? ¿Falta de implicación de los profesionales? ¿Impasividad de la administración? ¿Barreras tecnológicas? Parece mentira que, a día de hoy, la comunicación interprofesional continúe siendo una asignatura pendiente en el sistema sanitario.
Pese a compartir un mismo objetivo, mejorar la salud y la seguridad del paciente, ambos colectivos continúan trabajando de forma paralela, con escasos espacios de diálogo y coordinación. Pese a ello, lo que está claro es que debe haber un cambio de mentalidad para remar en la misma dirección y que la simple acción de levantar el teléfono cada vez se vea como un evento menos extraordinario en atención primaria.
Con el objetivo de ahondar sobre ello, Diario Médico & Correo Farmacéutico ha contactado con Ana Molinero, vicepresidenta 1ª de la Sociedad Española de Farmacia Clínica Asistencial y Comunitaria (SEFAC); José Polo, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen); Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF).
Comunicación insuficiente y voluntarista
Ana Molinero, vicepresidenta 1ª de SEFAC, incide en que en la actualidad, la comunicación para atender a los pacientes se basa en el "voluntarismo" de ambas partes, algo que cataloga como "insuficiente hoy en día". Motivo de ello, enfatiza que ésta debe ser directa , bidireccional y sin intermediarios que la enlentezcan. Al respecto, Molinero saca a colación que Sefac y Semergen consensuaron y publicaron en 2023 un decálogo de cómo debería ser esta comunicación, incorporado en la firma del Manifiesto de Zaragoza. "A pesar de que estamos convencidos de que todo está preparado para poder ejecutarse, creemos que hay intereses para que no se lleve a cabo", lamenta.
El gran problema radica en que esta incomunicación y falta de coordinación profesional tiene un impacto directo en la salud de los pacientes. Duplicidades, interacciones detectadas que no llegan al prescriptor y baja adherencia terapéutica, que en pacientes crónicos apenas alcanza el 50%. "Esto provoca retrasos en el ajuste de tratamientos y afecta a la continuidad de la atención", alerta Molinero. "Cuando la información no fluye, el paciente puede sufrir consecuencias que serían evitables con una comunicación adecuada", garantiza.
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