España es una potencia en ensayos clínicos de medicamentos: líder en Europa en número de estudios, así como en investigación en fármacos oncológicos y en medicamentos de terapias avanzadas, a nivel mundial es también uno de los referentes en esta materia. ¿Por qué no sucede lo mismo con la investigación en atención primaria (AP)? ¿Por qué no se beneficia la AP de esa misma cultura investigadora?
Como en otros temas, ni somos los mejores, ni somos los peores. Es innegable que ha habido una gran evolución y cada vez va adquiriendo más fuerza, pero es en la comparación con la investigación en hospitalaria donde sale perdiendo enormemente y resulta más llamativo que no haya despegado de igual forma. Nunca hay una sola causa, pero antes de analizarlas reflexionemos en qué pensamos cuando hablamos de investigación y qué tipos de estudios se nos vienen a la cabeza. Para la sociedad en general seguro que se trata de estudios sobre cáncer o enfermedades raras, por ejemplo. Y usted que está leyendo estas líneas, muy probablemente médico o facultativo, ¿es posible que también tenga un sesgo y piense en ensayos para la enfermedad y no para el paciente, que es, al fin y al cabo, el enfoque mismo de la especialidad de Medicina de Familia?
"La situación hospitalaria de las personas no es una situación real, son situaciones puntuales. La investigación en atención primaria es sobre lo que ocurre en la comunidad y en la realidad", opina Ignacio Párraga Martínez, médico de Familia y responsable de Investigación de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc).
¿Y qué ocurre en la realidad? Pues que las personas conviven con enfermedades crónicas a lo largo de su vida que condicionan su calidad de vida, que no siempre se tiene la adherencia a los medicamentos requerida para tener buenos resultados y que muchas de esas enfermedades se podrían evitar con prevención, todos ámbitos donde la investigación podría aportar información muy valiosa y ese es el campo para que la atención primaria investigue. Hay buenos ejemplos, algunos incluso han copado grandes titulares (aunque no es lo habitual en estudios de AP).
Es el caso del estudio de Hogne Sandvik, publicado en el British Journal of General Practice y realizado con la práctica totalidad de la población de Noruega. Demostraba que tener el mismo médico de Familia durante más de 15 años se asociaba a una disminución del uso de Urgencias, de hospitalizaciones y de mortalidad, de entre un 25 y un 30% (y de forma dosis dependiente: cuantos más años de relación médico-paciente, más reducción de mortalidad). Este trabajo pone en valor la propia especialidad.
Otro ejemplo paradigmático es el estudio de Framingham, probablemente el estudio epidemiológico más importante de la historia. Comenzó en 1948 en esa ciudad, en el estado de Massachusetts (EEUU) para investigar las enfermedades cardiovasculares y sus factores de riesgo. A los más de 5.000 participantes iniciales se han ido añadiendo sus hijos y sus nietos, hasta tres generaciones, y sigue en marcha siete décadas después agregando biomarcadores y tecnologías de imagen, y aportando valiosa información que sigue usándose hoy en día.
No todos los estudios en AP tienen estas dimensiones, pero no hay que despreciar su importancia ya que sirven para innovar y generar conocimiento. "Permite responder a preguntas reales de nuestros pacientes y mejorar la calidad de la asistencia que reciben", indica Mariam de la Poza, médica de Familia, presidenta de SEMG (Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia) Cataluña y vocal de Investigación de Fifsemg (Fundación para la Investigación y la Formación de la SEMG). Párraga incide en que esas preguntas que surgen en las consultas por parte de pacientes y de los propios profesionales deben ser respondidas por estos mismos profesionales de primaria. "Tenemos que ser nosotros los que investiguemos para responder, no pueden ser otros". También es importante "para la propia carrera profesional del especialista de AP porque te ayuda a tener un pensamiento más crítico, a valorar las cosas de otra manera", añade Sergio Cinza, médico de Familia en el centro de salud de Milladoiro (cerca de Santiago de Compostela) y director de la Agencia de Investigación de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Evolución de la investigación en AP
En los años 80 la investigación en AP en España era algo anecdótico. Con la especialidad ya implantada y asentada, se han consolidado grupos, hay sociedades científicas activas y un interés creciente por parte de los residentes en formarse en metodología, explica De la Poza, que compara: "Seguimos lejos de países como Reino Unido y del norte de Europa en general donde la investigación en AP está integrada en el sistema y cuenta con un apoyo estable. En España hemos mejorado pero, en proporción al peso que tiene la AP dentro del sistema sanitario, la producción científica sigue siendo claramente muy mejorable".
Mariam de la Poza: "Seguimos a las personas a lo largo de su vida y conocemos su contexto familiar y social. Eso nos da una perspectiva única para estudiar no solo enfermedades, sino procesos de salud en su complejidad real"
Siguen siendo minoría porcentualmente hablando los que investigan dentro de la especialidad, pero Párraga remarca dos puntos de vista: "Por una parte, lo que se investiga y, por otra parte, la visibilidad de la investigación. En todo momento desde hace años se investiga, entiendo que algo menos que en el resto, pero igual estamos entre los 12-15 primeros a nivel mundial y probablemente entre los 10 primeros a nivel europeo; sin embargo, lo que se visibiliza es la producción científica, no son los proyectos que se realizan, las becas que se conceden… Estamos lógicamente en una posición muy mejorable seguramente, pero no estamos muy lejos del resto. Estamos lejos de EEUU, pero no tan lejos de aquí (Europa)".
Para Párraga, la investigación ha evolucionado desde la primera década de 2000, sobre todo a partir ya de 2010-2011, cuando se empezaron a crear las estructuras de investigación en ciencia de la salud. "Si vemos la evolución de la producción científica española en los últimos 20 años hemos visto que ha ido progresando y ese progreso es el que ha hecho que nos acerquemos al resto. Hablo de producción científica, de publicaciones científicas, que probablemente es la forma más fácil de medir. Al mismo tiempo también en los recursos porque es verdad que hay más inversión en investigación".
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