Cada primer lunes de octubre, uno, dos o tres individuos reciben una llamada que nunca podrán olvidar. El secretario del comité Nobel para el premio en Medicina o Fisiología, Thomas Perlmann, es el encargado de comunicar la buena noticia a los premiados. ¿Sorpresa? Para los elegidos lo es. Ellos nunca saben que están en la lista final: las nominaciones y deliberaciones son secretas durante cinco décadas. Aun así, cada año se intenta predecir cuál será fallo de la academia sueca
Es lo que intenta la empresa Clarivate, que para hacer su famosa predicción se fija en la citas de las publicaciones de los científicos. En sus estimaciones para 2025, apuesta por tres campos de investigación médica: leucemia, regulación del apetito y sistema inmunológico.
Empezando por este último, los candidatos que deberían ser premiados para Clarivate son Andrea Ablasser (Escuela Politécnica Federal de Lausana, EPFL), Glen N. Barber (Centro del Cáncer James de la Universidad Estatal de Ohio), y Zhijian ‘James’ Chen (Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas), “por descifrar la vía cGAS-STING, un mecanismo fundamental de la inmunidad innata”. Este mecanismo que opera en cada célula del organismo, en esencia, permite detectar la presencia de ADN introducido por un agente invasor -virus o bacterias- o de daño celular -estrés-, dando lugar a la activación de ciertas células inmunitarias. Cuando el sistema falla, una respuesta excesiva puede desencadenar enfermedades autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico o la artritis reumatoide; en cambio, su modulación adecuada puede ser útil frente al cáncer.
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