Encontrar un equilibrio entre los artículos demandados por los clientes y no llenar el almacén de productos con poca rotación o sin salida es esencial. La buena gestión del stock ya no es una opción, es una necesidad para la farmacia. Solo de esta forma se logrará un nivel de inventario que satisfaga la demanda sin suponer costes añadidos ni desabastecimientos. Para lograrlo hay que poner el foco en la realidad de cada farmacia, identificando productos "estrella" y estableciendo un cálculo de las cantidades idóneas.
Paralelamente, se debe realizar un balance de los productos que se compran y los que se venden. Una de las estratégicas más conocidas para realizarlo es a través del conocido método ABCD, es decir:
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Categoría A: productos con volumen de ventas y rotación muy altas. Se vende al menos una unidad al día.
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Categoría B: productos con porcentajes de venta y rotación media. Suponen, junto con los artículos A, el 65% de las ventas. Se vende al menos uno cada 15 días.
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Categoría C: productos con pocas ventas y rotación baja. Se venden entre 15 y una unidad al año (o cada 6 meses) y suponen el 30% de las ventas.
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Categoría D: productos con apenas ventas y sin rotación. Se venden menos de una unidad al año.
José Luis de Andrés, asesor de consultoría fiscal de COFM Servicios 31, explica a Correo Farmacéutico la importancia de hacer una buena gestión del stock para no poner en peligro la economía de la farmacia. "Es importante que se controle lo que entra y lo que sale ya sea porque ha caducado y lo has devuelto, porque no lo has vendido, porque te lo has llevado a casa a precio de coste o porque se ha vendido", asegura.
Muchas veces si no se lleva un buen control del stock, que se puede hacer una vez al año o una vez al trimestre, sino que todo lo que entre de producto a través de albaranes esté reflejado correctamente en el programa informático.
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