El acuerdo comercial alcanzado hace dos semanas entre Estados Unidos y la Unión Europea fijó unos aranceles generales del 15% a las importaciones de productos europeos, pero hace dos días el presidente Donald Trump declaró durante una entrevista con la CNBC que anunciaría aranceles a las importaciones de semiconductores y productos farmacéuticos "en la próxima semana aproximadamente", por lo que se prepara para añadir más aranceles sectoriales a los generales. "Impondremos un arancel inicialmente bajo a los productos farmacéuticos, pero en un año y medio como máximo subirá al 150%, y luego al 250%, porque queremos que los productos farmacéuticos se fabriquen en nuestro país". También amenazó a la Unión Europea con aumentar los aranceles generales hasta el 35% si no cumplía su promesa de invertir unos 600.000 millones de dólares en Estados Unidos.
Parece claro que esa tasa general del 15% para los productos de la UE puede que no sea la última palabra en cuanto a las tarifas que se pueden llegar a aplicar a los productos farmacéuticos. En realidad, ese arancel base del 15% sería independiente de los aranceles sectoriales que Trump ha propuesto en repetidas ocasiones este año, entre otras industrias, para la de los medicamentos. Tampoco está del todo claro si estos aranceles sectoriales, y los resultados de una investigación específica sobre las implicaciones para la seguridad nacional de las importaciones farmacéuticas estadounidenses -bajo el paraguas de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962-, complementarán o reemplazarán el porcentaje del 15% acordado con la UE.
Y aunque la primera reacción de la industria farmacéutica europea a través de su patronal Efpia alertaba de los riesgos que los aranceles del 15% pueden entrañar para el acceso a los medicamentos de los pacientes tanto europeos como estadounidenses, y a pesar también de que la propia presidenta de la UE, Ursula von der Leyen, ha sugerido que Europa quedaría excluida de un inminente anuncio estadounidense sobre aranceles específicos para la industria farmacéutica, dando a entender que cualquier sanción comercial adicional a la tasa del 15% podría hacer fracasar el acuerdo inicial entre EEUU y la UE, parte del sector parece respirar aliviado porque la tasa general podría haber sido más elevada, y otra parte asegura que la anunciada tasa no impactará en sus previsiones financieras para el año y que ya dispone de planes para mitigarla.
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